Sensible y callada. Siempre aparte del mundanal ruido. Como navegando adentro de una nube, no llena por gotas de H2O sino con historias que están por escribirse o alguna vez fueron escritas pero ya han sido olvidadas por todos. Con seriedad y dominio del oficio, esta joven autora que en sus palabras demuestra ser una profunda conocedora de la infancia, nos va legando su obra que discurre por los más diversos caminos, pero siempre va en busca del ser humano que pueda esconderse adentro de unas páginas y aquel otro (el posible lector) que pueda llegar a identificarse con ellas. Olga Montes Barrios (1) sufre por el desamparo de esa infancia que se trunca por el desarrollo social o la poca atención de un adulto y también, al ver, cuan pocos niños leen hoy día. Quizás su próxima historia nos hable de unos extraterrestres o de una princesa hechizada. Hasta el presente, varios de sus libros han recibido premios que ya legitiman su creación y le dan un lugar en esta literatura que tanto disfruta y con la que nos hace crecer, reflexionar y sentir.
¿Existe para ti una literatura infantil? ¿Una LITERATURA? o simplemente ¿Literatura para personas?
Yo creo que literatura es sola una. Desafortunadamente hay personas que necesitan etiquetarlo todo y se dan a la tarea de encasillar, dividir y se ocupan de decidir cuál libro es para niños y cuál para adultos. Si la literatura es buena, si conmueve, seduce, identifica, aporta un sentimiento valioso y nos ayuda a ser mejores personas, ella sola encuentra sus lectores, el objetivo está logrado, más allá de cánones o clasificaciones. La literatura infantil también es LITERATURA en mayúscula, aunque en muchas ocasiones se subvalore y menosprecie a los escritores de este género. La considero de vitalicia importancia, ya que ayuda a construir un ser humano íntegro, desprejuiciado y capaz. Un buen libro para niños ayuda a crecer. Nos concede la posibilidad de soñar, reír, perdonar, confiar, amar y esto es válido para cualquier lector, independientemente de la edad.
¿Qué piensas de la infancia?
Una etapa a la que se le está robando espacio. Cada día los niños son más adultos. La infancia es el período de la vida donde se define qué tipo de ser humano seremos en el futuro. Es el instante mágico donde aun es posible realizar los sueños. Donde todo está por descubrirse y no cedemos el derecho de actuar de la manera en que pensamos. Puede ser el momento del asombro y las decepciones, de las alegrías y los miedos, de la pureza y los traumas. La infancia puede ser el mundo maravilloso y sublime —que todo adulto idealiza un poco—, o puede ser terriblemente cruel e injusto, que nos marcará por el resto de la vida.
En tu concepto ¿los niñ@s leen hoy día más o menos que antes?
No creo que los niñ@s lean hoy día más o menos que antes. Los niñ@s leen. Siempre hubo niñ@s lectores y otros a los que la lectura no llamaba para nada la atención. Yo recuerdo que en mi infancia, eran muy pocos los amig@s con los que podía compartir un libro o tratar cualquier tema con respecto a la literatura. Es decir que, ya por aquel entonces, leer no era un entretenimiento masivo. Yo me sentía diferente solo por el hecho de apasionarme con los libros. A pesar de las nuevas tecnologías, de las novedosas y sofisticadas formas de entretenimiento, afortunadamente esta afición no se ha perdido del todo y creo que somos nosotros —escritores, adultos, padres, abuelos, maestros—, los máximos responsables de que este fenómeno no desaparezca. ¿Estamos escribiendo realmente lo que los niños y jóvenes desean leer? ¿Estarán nuestros libros, respondiendo a sus necesidades? ¿Se promueven lo suficiente los libros para niñ@s? Si nos dedicamos a intentar un diálogo, si nuestra literatura responde a sus intereses, si incentivamos, con amor y paciencia, el hábito a la lectura, creo que se obtendrían mejores resultados al respecto. En distintas presentaciones de libros, en las que he participado, he advertido que los niños disfrutan cuando escuchan una buena historia, se involucran, se identifican con los personajes y hasta se divierten, pero todo termina cuando concluye el momento. No tienen hábito de lectura. Los niñ@s de hoy no leen porque, sencillamente, los padres no leen, ni los incentivan a hacerlo y en las escuelas no se les estimula, o se les estimula poco. La desmotivación es general. No se puede apreciar lo que no se conoce. No se trata de imponer sino de cultivar. Se lleva una vida tan agitada, que el tiempo no alcanza para sentarse a disfrutar un buen libro, o leerle un cuento a los pequeños antes que se queden dormidos y se priorizan otras actividades. La deficiencia es nuestra, no de lo niñ@s.
¿Qué piensas del tono que deben tener las historias para niñ@s?
Yo creo que el tono lo da la historia y cada autor debe ser lo más fiel posible a sí mismo. Cuando escribo no pienso si la historia que estoy contando debe tener un determinado tono porque lo van a leer los niños o los adultos. Yo intento establecer un diálogo, comunicar, de la manera más sencilla y natural posible, evitando el didactismo, el edulcoramiento y la grandilocuencia. Y si la historia lo admite, considero que es saludable utilizar una pizca de humor.
Se suele decir que en cada libro que se escribe va un gran porcentaje de la personalidad de su autor. ¿Eres tú parecida a alguno de los personajes de tu obra?
Supongo que en cada uno de mis personajes hay un poquito de mí. De la persona que soy, de la que me gustaría ser y de la que, también, por qué no, quisiera poder liberarme. Yo soy mis personajes positivos y también soy mis personajes negativos y ellos hablan por mí. De mis miedos, mis sueños, mi realidad y mi fantasía. Ellos son las personas que conozco por dentro y por fuera, la que proyectan y la que esconden, la que admiran y la que aborrecen.
¿Cómo concibes idealmente a un autor para niñ@s?
Transparente, desprejuiciado, sensible, mágico, honesto, alegre, soñador, inquieto, auténtico, divertido, culto, humilde, responsable, comprometido y sincero.
¿Reconoces en tu estilo alguna influencia de autores clásicos o contemporáneos?
Todos los que he leído, supongo, clásicos y contemporáneos, me han influido de alguna u otra forma, aunque yo no me atrevería a citar nombres. Cuando escribo intento ser yo misma, por mucho que les deba o admire a quienes me preceden.
¿Cuáles fueron tus lecturas de niña?
De niña leía todo lo que se me pusiera delante. Nunca me preocupó conocer autores o títulos, si la historia me atrapaba, ahí estaba yo, sin soltarla hasta el final. Nunca tuve quien me orientara al respecto. Mi mamá me compraba libros y yo los devoraba con pasión, luego, ya de adolescente, yo iba en busca de mis propios libros, pero nunca con una recomendación previa. Sería imposible nombrar a todos los títulos o autores que leí en mi infancia, porque hay muchos que ni siquiera se cómo se llaman, muy buenos y a los que, desafortunadamente, no he vuelto a encontrar en el camino. Recuerdo a Herminio Almendros, Mark Twain, Dora Alonso, Mirta Aguirre, Eliseo Diego, Martí, Salgari, Alki Zei, Horacio Quiroga, Onelio Jorge Cardoso, René Méndez Capote y muchos autores rusos que mi mala memoria no me permite nombrar. Casi terminando la adolescencia, se me descubrió una enfermedad que me afectó la visión y la doctora me recomendó hacer reposo. Es decir, yo tenía que dejar de leer. Eso fue un golpe muy duro para mí, más que un entretenimiento, la lectura era un vicio, una pasión, pero tuve que hacerlo a riesgo de perder la vista. Estuve diez años sin tocar un libro, hasta que no pude aguantar más y comencé a escribir, entonces de adulta empecé a mirar la literatura de otra forma y conocí muy buenos libros y grandes escritores clásicos y contemporáneos.
¿Quién es tu héroe de ficción?
Huckleberry Finn.
¿Quién, tu villano?
Para mí, la Bestia. Por muy príncipe o muy encantado que estuviera, yo lo considero un villano, de hecho mi favorito.
¿Cómo insertas tu obra dentro del panorama actual de la llamada literatura infantil cubana?
Yo estoy dando mis primeros pasos en la literatura infantil, me queda mucho por hacer.
¿Qué es lo que te enciende emocionalmente-creativamente?
La vida.
¿Qué es lo que te desanima?
Ver a una persona golpeando a su propio hijo.
¿Qué atributos morales piensas que debe portar consigo un buen libro infantil?
Me vas a disculpar pero, cuando me hablas de “atributos morales”, me viene a la mente una enorme caja de herramientas, de hierro fundido. ¿Pudiéramos prescindir de esta pregunta?
Aparte de tu profesión actual, ¿qué otra cosa te hubiera gustado ejercer?
Me hubiera encantado se músico, saber tocar el piano o la guitarra y andar por el mundo haciendo conciertos y componiendo canciones. Eso hubiera sido fabuloso.
¿Qué profesión nunca ejercerías?
Médico.
¿Podrías opinar de la relación autor-editor?
Una relación de respeto y de mucha paciencia mutua. Pienso que un detalle, por insignificante que parezca, puede salvar o malograr un libro y ahí puede entrar el papel del editor, contar con los recursos necesarios para identificar y persuadir y del escritor, contar con la virtud de saber escuchar.
¿De los escritos, cuál es tu libro más entrañable?
Para un autor, los libros son como hijos, imperfectos pero muy queridos y uno los ama a todos. Algunos dan más satisfacciones, otros se nos parecen más, en fin, no sabría escoger. Pudiera decir Danza de papalotes, pero se me quedaría Josefina, el hada madrina, dejaría fuera a Permiso para decir y a Chimbe… El color de los sueños y a… No. No podría responder algo tan complicado.
Si tuvieras que salvar solamente diez libros de un naufragio ¿cuáles escogerías? ¿Alguno de los que has escrito?
Existen tantos buenos libros y tantos que me gustaría leer y todavía no conozco que hacer una selección sería sacrificar demasiado. Mis libros pudiera reescribirlos, pero entonces ya no serían los mismos. ¿Cómo aventurarme a hacer una selección y no arrepentirme luego? Pero en fin, si no me quedaran más opciones y solo se me diera la oportunidad de salvar diez, yo salvaría: El guardián en el trigal, Las brujas, Las aventuras de Tom Sawyer y Huckleberry Finn, El principito, Las mil y una noches, Don Quijote, La edad de oro, Un puente hacia Terabithia, Los ojos del perro siberiano, El libro de la selva, Colmillo Blanco, El país de las sombras largas… ¿Ya no se me permite salvar más ninguno?
Nota
(1) Artemisa, 1973. Escritora. Ha publicado: De la vida y de la muerte (cuentos para adultos), Editorial Unicornio, 2003 (Premio Félix Pita Rodríguez 2002); ¿Por qué no nos visitan los extraterrestres? (infantil) Editorial Unicornio 2007; Galería de sombras (cuentos para adultos), Editorial Unicornio, 2012; La mochila de Vicente (infantil) Editorial Unicornio, 2014; Gorila del Angumu (infantil), Editorial El Mar y La Montaña 2014, (Premio Regino Boti 2013) y tiene en proceso editorial: Danza de papalotes (juvenil) (Premio Fundación de la Ciudad de Matanzas 2014) y Chimbe (infantil) (Premio Abril, 2015).
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