Oshún nació en Oshogbo


oshun-nacio-en-oshogbo

Fue durante una de las frecuentes visitas que le hacía al Ooni, en Ilé Ifé, ciudad sagrada de los Yoruba, cuando decidí ir a visitar y conocer a Twin Seven and Seven, artista nigeriano, músico popular y pintor. En el Aafín (Palacio) me informaron que para ello tendría que trasladarme hasta Oshogbo, situado en el Estado de Osún del suroeste nigeriano.

A Twin Seven and  Seven le llamaban así por ser el séptimo gemelo de una familia. Luego supe que, de los grupos étnicos africanos los más propensos a engendran mellizos eran los Yoruba.

Al llegar a su casa de dos plantas, construida con troncos y maderas quedé  completamente alucinado con lo que veía. El artista, envuelto en su indumentaria tradicional nos presentaba a una de sus hijas y a cuatro esposas. Nunca habíamos visto algo semejante. ¡Cuatro esposas y, compartiendo la misma vivienda!

Después de las presentaciones de rigor y de una instructiva y amena conversación Twin nos invitó a visitar el río Osún (Oshún) lugar de nacimiento de la Reina de las aguas dulces, la Oore Yeyé “La madre benevolente. Osún la primera Iya-mi (sacerdotisa) encargada de ser “Olutojuawonomo”, aquella que vela por todos los hijos, la líder de los cultos conocidos como Iyami Oshoroga.

Oshún la diosa del amor la diosa de la miel, de la belleza, de la dulzura, del encanto, de la sensualidad. La dueña de la cascarilla, la secretaria de Olofi.

Oshún es la belleza y la vida, la alegría y la tristeza. Su risa y su llanto encierran sentimientos distintos. A veces cuando ríe sufre y a veces cuando llora vive.

Íbamos caminando por un sendero desolado. Éramos cinco, como si el número quisiera reafirmar su credencial de identidad. Cinco habían sido las mujeres que acabábamos de conocer, cinco es el número de la deidad en Cuba.

Entre la amalgama de arquitecturas típicas de la región, típica de los pobres, típica del mundo de los negros en este país, el mayor de los pueblos negros del mundo, de repente nos encontramos en el Templo de Oshún construido desde el siglo XVIII al lado de un rio manso, quieto, con sus aguas dulces, tranquilas, como dicen fue su reina en su pasión y amor por Shangó.

Mientras avanzábamos Twin Seven and Seven nos fue relatando uno de los mitos que narra el origen del rio Oshún relacionado con la oreja que un día se cortó Oba, una de las mujeres de Shangó. Nos mostró unos árboles donde según él viven las aves que cuidan el lugar, las que van y vuelven, pero nunca abandonan su tronco.

Se observaban también distintas figuras de cemento que representan a Orishas o deidades yoruba, erigidas para satisfacer las súplicas y deseos de los seguidores del gran dios Olodumare.

No sé si fue el azar, el destino o tal vez la propia Oshún quien justamente quince años después de aquella visita, me llevó de nuevo a la cuna de los Orishas. Nunca habría imaginado la posibilidad de este regreso a Nigeria. No obstante los obstáculos surgidos me impuse el propósito de visitar Oshogbo, no podía ser de otra forma.

Oshogbo es un pueblo donde se encuentra el más importante santuario construido a esta deidad, La tradición local relata que por mucho tiempo la gente tuvo grandes problemas para encontrar agua potable, hasta que la diosa Osún les enseño el lugar actual. Naro, el rey de Oshogbo, hizo entonces un pacto con Osún, él llevó sacrificios al río del que salió un gran pez (el mensajero de Osún) y él puso agua en sus manos. Se decía que esta agua sagrada tenía el poder de hacer fértiles a las mujeres estériles. A Naro se le dio entonces el título de Ataoja, contracción de Atewogba-Eja (el que recibe el pez al estirar la mano). El rey entonces llamó a su pueblo Oshogbo, contracción de Osun-Gbo (Osún es madura). Se considera que este pueblo es siempre rico en agua y bendición.

Pero sigamos el relato del viaje. Acompañado por un sacerdote cristiano viajé de Abuja a Lagos, la antigua capital nigeriana. Los recuerdos me acechaban. Visitamos un centro de recreo Yoruba donde varios miembros del Club compartían alrededor de una mesa. Mi acompañante me presentó como ex embajador y el saludo fue cortés, pero cuando agregó que el visitante ostentaba el título de Chief, la reacción fue distinta, de extrañeza.  ¿Chief? —Sí,  Osi Olokun Ijio de Ifé (1)— les dije, entonces la recepción se hizo más acogedora.

Al día siguiente emprendimos el viaje por carretera directo a Oshogbo. Al pasar por Ilé Ifé un tumulto de ideas vinieron a mi mente. Volver a Nigeria cinco lustros después, constituía un acontecimiento imperecedero en el compromiso y en el  bregar por los caminos de mis raíces, y las raíces de mis raíces, de contribuir, a través de la investigación y la escritura, con el rescate y conservación de la memoria histórica y de esa forma acercarnos más a lo que somos, de donde vinimos y adónde vamos.

Por fin llegamos al Museo de Oshogbo, Allí estaba la Ermita con su ancho portón y su arboleda figurando imágenes, el Templo, el río. Penetré en sus aguas y me senté en la piedra, la misma piedra donde sentada un día mi esposa, a través de un pez recibió el saludo de Oshún, la diosa de los cubanos. Fue un reencuentro feliz con la historia, la misma de la que aún queda mucho por indagar y por escribir.

NOTA:

(1) Máximo título tradicional otorgado por el rey de los yoruba.


0 comentarios

Deje un comentario



v5.1 ©2019
Desarrollado por Cubarte