La distinción Pensar es Servir le fue concedida en esta ocasión al doctor Rodolfo Sarracino Magriñat, miembro del equipo de investigadores responsabilizados en la confección y publicación de la Edición Crítica de las Obras Completas de José Martí, del Centro de Estudios Martianos (CEM).
La distinción le fue entregada al prestigioso Investigador Titular y Profesor universitario durante una actividad efectuada en dicha institución presidida por la doctora Ana Sánchez Collazo, directora del CEM y por el doctor en Ciencias Históricas, Pedro Pablo Rodríguez, quien en intervención especial realzó la encomiable labor investigativa del Homenajeado durante años, sus obras publicadas, además de su abnegada dedicación académica como miembro del equipo que elabora la Edición Crítica dedicada al más Universal de los cubanos: nuestro José Martí.
El Historiador cubano destacó para el periódico digital Cubarte:
Fui llamado a incorporarme al Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX) a principios de 1960. Allí laboré durante toda la brillante presencia de nuestro Canciller de la Dignidad Raúl Roa García, hasta el 2002, en que comienzo a trabajar en el Centro de Estudios Martianos (CEM). Durante mi permanencia en el servicio diplomático, acostumbraba a recibir con frecuencia orientaciones del doctor Armando Hart Dávalos, entonces ministro de Cultura, quien animaba una activa política cultural. Así, estuve alrededor de veinte años en el servicio exterior, doce de ellos como jefe de misión en África, hasta hallar mi vocación por la investigación histórica. Durante ese prolongado período me gradué de Licenciado en Historia y llegué a obtener el grado de investigador titular, cuando podía lograrse sin ser doctor en ciencias. De hecho, publiqué cuatro libros de investigaciones —entre ellos, La Guerra Chiquita, una experiencia necesaria, junto al doctor Francisco Pérez Guzmán—, además de numerosos artículos, e impartí muchas conferencias sobre Martí en los países en que estuve, incluido el continente africano.
En estos momentos rememoro mi estancia en Brasil donde trabajé durante tres años como Ministro consejero responsable de la promoción cultural, período que dediqué a relacionarme con los círculos académicos de ese país. De esta forma, fui aceptado como Investigador adjunto del Centro de Estudios Avanzados Multidisciplinarios de la Universidad de Brasilia, donde impartí conferencias y publiqué artículos sobre El Maestro.
Acerca de las relaciones de nuestro Apóstol, en su función de Cónsul, con Brasil debo destacar que aunque sus relaciones eran excelentes —en especial con su contexto académico—, escribió muy poco acerca de él debido en lo fundamental a la existencia de una monarquía en el poder afín a los intereses de Estados Unidos. Por tanto, Martí siempre manejó con bastante cuidado sus relaciones políticas con ese gobierno, como consecuencia de sus actividades independentistas. Fue bastante cuidadoso; nunca le infirió crítica, ni conflicto alguno, a pesar de sus profundas diferencias.
Acerca de ese tema escribí un ensayo titulado “José Martí y Brasil”, el que está publicado en el Anuario de la Cultura hispana en Brasil (1984), al igual que en el Anuario del Centro de Estudios Martianos (CEM- Número 25, 1984-85).
Me gustaría profundizar aún más en la relación de Martí con la República de la Argentina, país que representó como Cónsul en Nueva York (Julio1890-Octubre 1891), y acerca del cual publicó un gran número de artículos, reseñas, crónicas…a la vez que cultivó amistades muy cercanas. En específico me gustaría tratar su acercamiento hacia ese país pero desde el punto de vista estratégico, y siempre evidenciando en la gran mayoría de sus escritos e intervenciones sobre el peligro expansionista de Estados Unidos hacia las naciones del Caribe cuyo preámbulo lo enfocó —muy acertadamente—, en la construcción de un canal interoceánico, como lo fue y ha sido el de Panamá.
Esta situación él la discutió en muchas ocasiones con Roque Sáenz Peña —representó a la Nación sudamericana como Ministro de Relaciones Exteriores durante la Primera Conferencia Internacional Panamericana y quien también llegó a ser posteriormente Presidente de la Argentina (1910)—, quien apoyó en todo momento los planteamientos martianos con vista a frenar el despegue imperial del país norteño, antes de que su fuerza expansionista irrumpiese en el Istmo. Al respecto, Martí también amplió dichos criterios no solo siendo Cónsul de la Argentina, sino también (y con igual cargo), en las Repúblicas del Uruguay y del Paraguay, al concretar la obligación que debía y tenía que tener el gran Estado norteño a discutir y negociar con las naciones ya independientes de nuestra América cualquier acto que tratase de llevar a cabo dentro del contexto geopolítico de aquellas; a no ignorar los principios de respeto a la integridad territorial y a la soberanía e independencia de cada una de las repúblicas latinoamericanas. Tratar, en suma, de frenar la expansión norteamericana. Eran pasos certeros y definitorios, dentro de su función como diplomático y político, consagrados a establecer un equilibrio de respeto, soberanía y equidad en el aspecto de las relaciones internacionales de nuestra región, y llegar así a conformar y robustecer la unidad latinoamericana, el pensamiento unitario latinoamericanista y caribeño.
No olvidemos que no obstante el apoyo financiero brindado por el gobierno mexicano de Porfirio Díaz a la causa independentista de la Isla, nuestro Héroe Nacional ya tenía como experiencia las concesiones realizadas por ese —en especial, de índole territorial—, no solo a Estados Unidos, sino también su acercamiento a países europeos como Francia, Inglaterra y Alemania afines a la política expansionista del vecino del Norte.
En los últimos años este prestigioso Investigador Titular y Profesor ha publicado dos libros. Uno, José Martí y el Caso Cutting (2005) y José Martí en el Club Crepúsculo de Nueva York (2010), además de formar parte del grupo de investigadores —dirigidos por el doctor en Ciencias Históricas Pedro Pablo Rodríguez—, en la redacción de la EdiciónCríticade las Obras Completas de nuestro Héroe Nacional (tomos 22, 23 y 24 y, actualmente, 25 y 26).
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