Otorgan Premios Dador y Pinos Nuevos 2016


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La Habana.- Con el objetivo de estimular la investigación, la producción literaria y de incentivar, además, a nuevos escritores a publicar sus trabajos, es que el Centro Cultural Dulce María Loynaz, en esta capital, convocó una vez más a la entrega de las Becas de Creación Dador 2016  y a la premiación de la Colección Editorial Pinos Nuevos 2016.

El jurado presidido por Ahmel Echevarría Peré, e integrado por Osvaldo Cano, Fernando Rodríguez Sosa, Geovannys Manso Sendan y Antonio Armenteros, en su propósito de estimular la investigación y la creación literarias mediante el otorgamiento de becas que faciliten a los autores premiados la culminación de sus proyectos, y tras analizar 68 Proyectos presentados, decidió otorgar las Becas de Creación Dador al:

proyecto de narrativa, Do not disturb, de Ariel Fonseca Rivero, y mención a Juegos de Imitación, de Yamila Peñalver; al de Poesía, Ojos de Maniconio, de Yansy Sánchez Fernández y destacar el libro Crisantemo, de la autora Soleida Ríos. En  Ensayo a: Hilando y deshilando, (des)centrando el sujeto mujer desde el discurso: crisis y nuevos modos de representación en la lírica cubana, de Yanetsy Pino Reina, y el libro Del bullicio a la sordina. La política de prensa en Cuba y España durante la guerra del 98, de Edel Lima Sarmiento. En la categoría de Literatura para niños y jóvenes “Un mundo allá afuera”, de Yenes de Armas García, y otorgar mención al proyecto “El dinosaurio y yo (leer en compañía de adultos)”, de Alberto Rodríguez Copa. El Jurado declaró desiertos los premios en el género de Teatro.

Asimismo y con el objetivo de estimular a los nuevos escritores a publicar sus manuscritos en coordinación con las editoriales Letras Cubanas, Gente Nueva y Nuevo Milenio, se premió la Colección Editorial Pinos Nuevos 2016.

En esta oportunidad, y luego de analizar las obras presentadas, el jurado de Narrativa, integrado por Anna Lidia Vega Serova, Laidi Fernández de Juan y el presidente del jurado Lázaro Zamora, decidió otorgar el premio a Pájaros azules, de Martha Acosta Álvarez. Y Menciones a: Dados cargados, del autor Yunieski Betancourt Dipotet y Figuras difusas en ambientes bien iluminados, de Yohandry Manzano Castillo.

El jurado de Teatro, integrado por Gerardo Fullera León, en calidad de presidente, Alberto Curbelo y Osvaldo Cano, luego de analizar la única obra presentada, decidió dejar el premio desierto.

Tras analizar las obras presentadas, el jurado de Poesía, conformado por Roberto Mëndez Martínez (presidente); Yanelys Encinosa Cabrera y Julio Mitjans Cabrera, decidió otorgar el premio a: Los hijos de Caín, de Rubiel G. Labarta y Menciones a: Hechizos salvados del fuego y la llovizna, de Ezequiel Rodríguez Crespo, y a Besando los labios de mis primos dormidos, de Yordan Rey Oliva.

El jurado del género Ensayo integrado por Jorge Domingo Cuadriello, Enmanuel de Jesús Tornés Reyes y Rafael Grillo Hernández, luego de analizar las obras presentadas decidió otorgar el premio a: Dante en Borges: testimonio de un diálogo, de Arassay Carralero Mariño.

Por su parte el jurado de Literatura para niños y jóvenes, integrado por Magali Sánchez Ochoa (presidente), Susana Haug Morales y Denise Ocampo Álvarez, otorgó el premio a Josefina, de la autora Diana Castaños González.

Con Rafael Grillo Hernández: Escritor, periodista, editor  y ensayista. Jurado de Ensayo

En breve contacto con el Periódico digital Cubarte, el connotado escritor Rafael Grillo Hernández, criticó una situación que desde hace algún tiempo ocurre en determinadas convocatorias literarias y, en específico, en lo que respecta al género Ensayo:

“En estos certámenes hay que tener muy en cuenta que el Ensayo no nació en las academias universitarias; nació como género literario de expresión individual, singular y muy particular del autor referido a un tema determinado. Muy distinto al texto que se prepara con vista a una tesis de grado, maestría, doctorado… con un basamento en su preparación y redacción eminentemente académico. Al respecto estoy observando algo y esto lo puntualizo una vez más --pues hace dos años atrás lo hice al participar también como jurado de este premio--, y es que muchos concursantes deciden presentar como trabajos de su autoría al género Ensayo aquellas investigaciones académicas (o tesis) a las que se les recorta (quizás) el texto metodológico y luego se envía como ensayo a un concurso literario. Esto es erróneo. Nada de esto se concibe en un Ensayo, pues este es un género que presupone un ejercicio de libertad estilística, de creación, de opinión, sobre un tema de interés. Muy distinto al texto que exige la academia, como documento positivista, comprobatorio, con conceptos, categorías, vocabulario, presentación (entre otras cosas) muy específicos. Reitero: el Ensayo implica libertad de expresión, de creación sobre un tema determinado; todo lo contrario al texto académico. Sí quiero subrayar que si continuamos aceptando en certámenes literarios textos de ese tipo, vamos a dar lugar a la desaparición del género Ensayo en estos espacios. No vamos a tener, entonces, ensayistas. Decididamente, estos conceptos hay que defenderlos en estos espacios y, en especial, a la hora de otorgar premios”. 


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