Nuevamente a la oriental provincia de Santiago de Cuba le corresponde el alto mérito de ser cuna de meritorios músicos de nuestra trova nacional.
Villalón Morales fue otro de esos imprescindibles, al ser el único de los "cuatro grandes" de la trova que provenía –a diferencia de otros--, de una familia acomodada, y de recibir aprendizaje de guitarra por parte de connotados compositores e intérpretes de su época.
Asimismo, tocaba el piano y leía música. Su hermana América lo inició de niño en estudios de solfeo y teoría. Estudió guitarra con José (Pepe) Sánchez, luego conocido como “padre del bolero”, pues su obra Tristezas, editada en 1885, fue la primera pieza impresa del género.
Villalón alcanzó gran dominio de la guitarra, y notoriedad, desde muy joven, en el ámbito musical de Santiago de Cuba, por sus originales acompañamientos. Era reconocido su bordoneo en los bajos, completamente distinto al de otros trovadores.
En el año 1900 decidió residir en La Habana, donde cinco años después compuso La ausencia, que de inmediato integró el repertorio de los dúos y tríos más famosos de la época. Para la escena teatral escribió la música de la revista El triunfo del bolero, estrenada en el teatro Tívoli en 1906, en la cual incluyó Cuando el ocaso, una de sus obras más conocidas.
Algunos críticos y estudiosos han considerado que fue Villalón quien dio a conocer en La Habana el “bolero oriental”. A tal punto que, algunas de sus obras fueron estrenadas con éxito en el reconocido Teatro Alhambra, coliseo en el cual se desarrollaron y dieron a conocer en alguna medida géneros de la música cubana como la guaracha, la clave, la rumba, la rumba y la canción. Compuso importantes canciones como:
- La palma
- Boda negra
- Los muertos de esta tumba no están muertos
- Me da miedo quererte
- A Martí, dedicada al
Apóstol - Yo reiré cuando tú llores.
Según biógrafos, Villalón formó parte de la vida bohemia habanera que desde inicios del siglo XX cantaba y tocaba en cafés de la ciudad, entre ellos el concurrido Vista Alegre, en un céntrico sitio de la capital cubana, frente al Malecón. Allí alternó con muchos cantores y guitarristas (más tarde llamados trovadores) y mostró sus composiciones ante un público ávido de escuchar nuevos boleros, guarachas y canciones.
Según el testimonio del musicógrafo Ezequiel Rodríguez, quien lo conoció, Villalón, justamente considerado trovador, no siguió sin embargo en su modo de vida “el esquema tradicional que identificaba su profesión con un bohemio trashumante”, pues era de presencia distinguida y vida ordenada.
Fuentes fidedignas afirman que realizó sus primeras grabaciones en 1919, para la firma norteamericana Columbia, junto a obras de Jorge Anckermann y Manuel Mauri, sin que se mencionen otros participantes en aquellos discos, hoy desafortunadamente imposibles de hallar.Es posible que los intérpretes fueran los del Cuarteto Villalón, fundado en 1908, e integrado por Adolfo Colombo, tenor; Claudio García, barítono; Emilio Reinoso, ejecutante de mandolina, y Alberto Villalón, guitarrista y director.
En 1911, en Camden (New Jersey, Estados Unidos), su actuación musical fue de grandes quilates al actuar para los tenores Enrico Caruso y Antonio Scoetti.
En 1923 fundó el Trío Villalón –con Juan de la Cruz, tenor, y Bienvenido León, barítono–, que ofreció conciertos de canciones cubanas en el teatro Payret de La Habana, con la guitarra de Villalón. Ese mismo año el trío realizó una serie de grabaciones para la firma Brunswick, en las que se incluyeron algunas de Sindo Garay.
Por esa época otros intérpretes llevaron al citado disco numerosas composiciones de Villalón como Ofelia, Querer y que no te quieran, Volverás, Estás en el ten contén, Me voy para España. Como me matas, mueras y Los muertos de esa tumba no están muertos, todas registradas fonográficamente para la RCA Victor en 1920, con Villalón en la guitarra. También grabaron piezas suyas en esa década los tenores Mariano Meléndez y Adolfo Colombo, a quien Villalón comenzó a acompañar a la guitarra en cilindros Edison en 1906, y en discos desde 1907.
Sus creaciones contaron con frecuencia con letras de poetas, periodistas y escritores de cierto relieve en su época, entre ellos Pedro Mata, Julio Florez, Francisco Vélez Alvarado y Félix Soloni.
Por otra parte, Villalón compuso en homenaje a figuras de la historia cubana y a próceres de la guerra de independencia como José Martí, Máximo Gómez y Antonio Maceo obras que ganaron renombre: Maceo (1900), La palma, Bolero a Martí (1901) y La palma herida (1905).
En 1927, este formidable músico estuvo entre los fundadores del Sexteto Nacional de Ignacio Piñeiro; tomó parte como guitarrista en las primeras grabaciones que el grupo realizó en Estados Unidos para la firma Columbia en el mismo año, cuando llevó al disco tres sones suyos: Cubaneo, ¿Dónde vas con el rabo? y Cayó en la loma.
Radamés Giro, en su Diccionario Enciclopédico de la Música en Cuba, comenta sobre Villalón que, “además de instrumentista y compositor original, fue un notable guitarrista acompañante, que dominaba la guitarra clásica (fue profesor del instrumento), no sólo en cuanto a la técnica, sino en la conjugación de los acordes, de los cuales hacía inversiones que lograban una armonía bella e interesante, como ocurre en su canción Ya estamos lejos”.
Resumiendo: Alberto Villalón compuso Los mambises, su primera canción, a los catorce años de edad. Escribió cientos de boleros, guajiras, rumbas, criollas, guarachas y canciones, la mayor parte de los cuales fueron grabados en cilindro o disco a lo largo de su vida. Algunas de sus obras fueron interpretadas por los también inolvidables Miguelito Valdés y Barbarito Diez.
Anterior a su fallecimiento en La Habana, el 16 de julio de 1955, le fue otorgada la Medalla Conmemorativa del Primer Centenario de la Bandera Cubana, por su destacado trabajo como trovador y por su obra musical.
Entre los más destacados intérpretes de su música se cuentan las Hermanas Martí, Amelia y Berta, quienes dedicaron en 1974 un disco de larga duración (Areíto-Egrem) a sus creaciones.
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