Hoy 30 de junio se conmemora el aniversario 59 del discurso Palabras a los Intelectuales, pronunciado por el Comandante Fidel Castro Ruz, en el teatro de la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí y que ha constituido la plataforma programática de la política cultural cubana.
Este texto fue la clausura de un encuentro que se realizó los días 16, 23 y 30 de junio del año 1961 entre la máxima dirección de la Revolución y una representación de los más importantes artistas y escritores del país; el acontecimiento estuvo precedido por la victoria de Playa Girón, en el contexto de la más grande obra cultural del nuevo gobierno revolucionario: la Campaña de Alfabetización, y en circunstancias de gran complejidad y enfrentamiento político e ideológico en la sociedad cubana.
Entre los asistentes se encontraban Alfredo Guevara, Pablo Armando Fernández Graziella Pogolotti, Roberto Fernández Retamar, José Lezama Lima, Virgilio Piñera, Miguel Barnet, y Lisandro Otero, entre otros muchos.
Era la primera vez que Fidel se reunía con artistas y escritores cubanos, y en el público de manera generalizada existía mucha incertidumbre, dudas y temor a la desventura del realismo socialista extendido en la entonces URSS.
Pero muchos otros asuntos fueron centrales en este intercambio.
A propósito, la doctora Graziella Pogolotti señaló en una intervención realizada en el acto por el 30 aniversario de este discurso, celebrado el 29 de junio de 1991.
“En aquellos días intensos no sólo se habló de creación artística y literaria, no solo se debatió profundamente sobre el concepto de realismo y sobre los peligros que podían derivarse de la implantación del realismo socialista como norma para la creación artística, sino que también se debatieron aquí temas relacionados con la concepción de nuestra historia, con el punto de vista a asumir en relación con la historia de Cuba en el siglo XIX, puesto que cultura también era eso; cultura era ese espacio de diálogo en el cual se forja el ser de la nación, en el cual se forma la dimensión espiritual de la nación.
Fidel compartió con los participantes su propia visión de lo que debía ser la cultura y el determinante papel que debía desempeñar en la nueva sociedad cubana en construcción”.
De extraordinaria vigencia resultan sus planteamientos y aseveraciones:
“El problema que aquí se ha estado discutiendo y vamos a abordar, es el problema de la libertad de los escritores y artistas para expresarse (…) Se habló aquí de la libertad formal. Todo el mundo estuvo de acuerdo en que se respete la libertad formal. Creo que no hay duda acerca de este problema.
La cuestión se hace más sutil y se convierte verdaderamente en el punto esencial de la discusión cuando se trata de la libertad de contenido. Es el punto más sutil porque es el que está expuesto a las más diversas interpretaciones. El punto más polémico de esta cuestión es si debe haber o no una absoluta libertad de contenido en la expresión artística. (…)
Permítanme decirles en primer lugar que la Revolución defiende la libertad; que la Revolución ha traído al país una suma muy grande de libertades; que la Revolución no puede ser por esencia enemiga de las libertades; que si la preocupación de alguno es que la Revolución vaya a asfixiar su espíritu creador, (…) esa preocupación es innecesaria, (…) esa preocupación no tiene razón de ser”.
En otro momento de su intervención el máximo líder de la Revolución cubana, con su habitual clarividencia expresó:
“Vamos a echar una guerra contra la incultura; vamos a librar una batalla contra la incultura; vamos a despertar una irreconciliable querella contra la incultura, y vamos a batirnos contra ella y vamos a ensayar nuestras armas”.
Una expresión que muy bien vendría hoy cuando entran en reñida contradicción los indudables avances de la isla en materia de educación artística y en la creación de un pueblo culto y poseedor de una capacidad de apreciación artística crítica y fundamentada, con manifestaciones banales, vulgares y anti éticas.
Las últimas frases de Fidel, lúcidas y certeras, también deben llamar hoy a la reflexión en el contexto contemporáneo:
“Y no nos apresuremos en juzgar la obra nuestra, que ya tendremos jueces de sobra. Y a lo que hay que temerle no es a ese supuesto juez autoritario, verdugo de la cultura, imaginario, que hemos elaborado aquí.
Teman a otros jueces mucho más temibles: ¡Teman a los jueces de la posteridad, teman a las generaciones futuras que serán, al fin y al cabo, las encargadas de decir la última palabra!”
El primer resultado de este encuentro de artistas y escritores cubanos con Fidel, y sus palabras de clausura, fue la fundación de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, en agosto del propio año; esta organización de conjunto con el Ministerio de Cultura desplegará a partir de hoy una campaña de homenaje a tan importante suceso cultural que tendrá como espacio fundamental las redes sociales y como protagonistas a las generaciones futuras de las que hablaba Fidel.
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