Como metáfora de la unión, el compartir con los demás y lo cotidiano de la vida, se erige Pan con guayaba, una vida feliz, megaexposición del pintor y escultor cubano Manuel Mendive, inaugurada en la galería del patio central y la sala del tercer piso del Edificio de Arte Cubano del Museo Nacional de Bellas Artes. A la inauguración asistió Alpidio Alonso, ministro de cultura.

La muestra es auspiciada por el Proyecto Mendive Art y el apoyo del Consejo Nacional de las Artes Plásticas, el Ministerio de Cultura, entre otras dependencias. Celebra los 80 años de vida del artista, Premio Nacional de Artes Plásticas 2001 y homenajea también la memoria del artista visual y excelente promotor Juan Delgado, creador del gustado y aplaudido proyecto Detrás del muro y en vida brazo derecho de Mendive.

Si algo debemos tener en cuenta al acercarnos a esta exposición, es la variedad y vastedad de la obra “mendivediana”. Suele verse o asociarse al creador con su muy universal obra de pinturas y esculturas de tema afrocubano religioso y místico, en Pan con… una sui géneris y criollísima nominación, se le salva de esa maldición cuando no del lugar común, viendo a un maestro del pincel y las diversas técnicas pictóricas.   

Agrupa esta muestra cerca de un centenar de obras en los más variados soportes, estilos y lenguajes abordados por el maestro a lo largo de su existencia creativa, entre ellos la pintura y la escultura –dos de sus fuertes y pasiones–, la instalación, el vídeo y la performance, esta última exploración y laboratorio de la cual ha hecho un apéndice en su cotidiana expresión artística a través del body painting.   

Y el público habitual conectado con su obra se siente complacido en ver y sentir en un espacio museístico y expositivo, el in crescendo de su monumental producción visual que aborda desde su etapa académica como estudiante, hasta sus trabajos más recientes donde reflexiona sobre el hombre, la naturaleza y la religión. 

Espectacular la entrada en el acto inaugural de un performance con esas esculturas vivientes y bailarines que acostumbra Mendive a pintar, sobre lo cual Lesbia Vent Dumois, Premio Nacional de Artes Plásticas 2019, declaró en palabras introductorias que pintar el cuerpo de estos “permiten unir el sonido, el símbolo y la memoria”, para luego alegar que sus performances “dignifican al mestizo, a la poesía, a la magia del Caribe”.

Como salón de bienvenida a esta, su casa en Bellas Artes, el artista ubicó un conjunto escultórico compuesto por una mesa y seis sillas en las cuales aparecen impresas sus ya clásicas y alegóricas figuras amorfas con motivaciones religiosas; sobre la mesa el pan con guayaba como cotidiano de la vida y que degustaron los bailarines y estatuas vivientes en representación de ese pueblo, ese mundo que se alimenta del mensaje en representación figurada de Mendive y con el cual  comparte.

Con ese público desea el artista acompañar simbólicamente valores humanos como la humildad y la empatía, tan necesarios hoy en día.  

Varios premios nacionales acompañaron al artista, entre ellos Zaida del Río y Flora Fong.