Panchita, no sé porque me imaginé que cumplías 90 años.
Si los cumplí el pasado 22 de agosto. Después te cuento lo de la edad.
Cuéntame ahora.
Yo no nací en Cuba, nací en Honduras en un pueblecito pequeño llamado Muchilena. Cuando mi abuela Dominga Maceo terminó un recorrido por Costa Rica y otros lugares, vino a vivir a Santiago de Cuba procedente de Honduras.
Mi mamá ya estaba casada con mi papá que era hondureño y no pudo venir. Mi abuela Dominga siempre estaba con el anhelo de traer a mi mamá. Después de la muerte de mi padre mi abuela hizo gestiones con el Estado y vinimos repatriadas. Aquí le dijeron a mi mamá que tenía que inscribirnos en Cuba, porque si no, no podríamos tener trabajo ni nada, algo falso pues aquí había extranjeros que trabajaban, de todos los países, entonces nos inscribieron. Tú sabes como eran las cosas antes; las mujeres que eran menores de edad se iban con el novio y entonces los obligaban a casarse. Ahora no es así. Entonces a mi mamá le dijeron que nos quitaran dos años y entonces así lo hizo por si acaso nos íbamos con el novio.
Cuando mi marido se enfermó yo tenía un médico que era especialista en vía digestiva, el Dr Madariaga. Él tenía en su consulta una plaquita que decía: “al médico y al confesor hay que decirles la verdad” y a mí me molestaba estar diciendo que tenía dos años menos. Yo nací el 22 de agosto del año 1919.
¿Entonces cuando Dominga regresa a Cuba ustedes continuaron en Honduras?
Sí.
¿Cómo se llamaba tu madre?
Edelmira Romero Maceo. Éramos diez hermanos, ocho hembras y dos varones.
¿Llegaste a conocer a tu abuela Dominga?
Sí, sí, vivíamos con ella. Ella murió el 3 de septiembre de 1940 y mi mamá el 12 de julio de 1941.
¿Dominga murió en Santiago de Cuba?
No, aquí en La Habana. Mi abuela, todos los 7 de diciembre venía a La Habana con algunas de mis hermanas mayores a las actividades porque era la única hermana de Maceo que quedaba viva. En uno de esos viajes vino con mi hermano mayor y este le dijo: “Maminga: vamos a quedarnos aquí en La Habana porque aquí es más fácil porque desde Santiago hay que estar haciendo gestiones por telegramas por y cartas y todo es más difícil”. Ella dijo “bueno yo me quedo en La Habana pero con la condición de que cuando yo me muera me entierren en Santiago con mi mamá y mi hermana Bardomera” y así se hizo.
Al morir mi abuela, a mi mamá no le correspondía ninguna pensión a pesar de que mi abuelo Manuel Romero era Teniente Coronel de la guerra, pero por un papelito que no apareció, nunca pudo cobrar la pensión de su abuelo. Entonces a Dominga le asignaron una pensión de 200 pesos por ser la hermana de Maceo. Esa pensión no la heredaba mi mamá. Batista le dijo: “usted no se preocupe, porque esa pensión va a ser para usted”, pero él en lugar de hacer un decreto no lo hizo y entonces a los 15 días de morir mi abuela la pensión estaba aprobada por la cámara de representantes, pero mi mamá murió a los 10 meses de fallecida mi abuela y el senado no se había reunido y se volvió a perder la pensión.
Ahora Panchita, cuando tú vienes de Honduras ¿vas a vivir con tu abuela?
Sí, con mi abuela. Esa fue la única abuela que conocí; infelizmente.
¿Qué edad tú tenías?
Como unos veinte años, cuando murió mi abuela yo era jovencita.
¿Tú la conociste a ella?
Claro, si nosotros vivíamos con ella hasta que se murió.
¿Ella te decía algo de su mamá, de Mariana?
Hablaba muy poco, mi abuela tenía un poco de mutismo; yo creo que debido a lo que sufrió por la guerra. Fíjate que mi abuelo tenía en una repisa guardada las cartas que le mandaban y un día mi abuela las descubre y ya le habían matado como a seis hermanos. Cuando le habían matado como seis hermanos fue cuando ella se enteró.
¿Por las cartas?
Por las cartas que le mandaban a mi abuelo, a su esposo, y él no le decía nada a ella hasta que un día descubrió las cartas.
¿Ya habían matado a seis?
Sí.
Tú dices que ella hablaba poco, Dominga.
Ella tuvo años en que se quejaba de dolores en la espalda, de picazón. Dicen que era de tantos años vestida de negro cargando luto de todos los hermanos.
Sí, a mi abuela yo la conocí pero ella no era de muchas palabras, ella hablaba poco y estaba muy rígida también. Tenía mucha rigidez para caminar hasta que quedó inválida.
¿En qué fecha murió ella?
El 3 de septiembre del 1940, aquí en La Habana.
De manera que tuvo años vistiendo de luto.
¡Uf! Imagínate cómo era antes. Cargando luto de seis hermanos.
¿Dominga tuvo a tu mamá solamente?
No, mi mamá tenía un montón de hermanos. Yo conocí solamente a uno, porque ese vino para La Habana y murió aquí; el hermano de mi mamá.
¿Dominga era la menor de las hijas de Mariana?
Sí, Baldomera era mayor.
De Baldomera conocí a sus hijos Lucila Rizo, a Pedro Rizo, Luis, Anita, Mariana y Rosa.
A mi abuela cuando venía a La Habana le rendían muchos honores solo el 7 de diciembre, por lo de su hermano Antonio.
¿Ese día nada más?
Si esos días, hasta que se quedó aquí en La Habana. Cuando murió, allá en Santiago le hicieron todos los honores por parte del gobierno provincial, en todos los pueblos la estaban esperando. Todos nosotros fuimos.
Panchita, tú sabes que Mariana cada vez que le mataban un hijo y le iban a tocar a la puerta para informarle la noticia, ella se lamentaba de no tener más hijos para dárselos a la patria. ¿Qué tú crees de eso?
Es increíble, yo creo es que como Mariana, nadie se puede comparar, nadie. Yo que soy su biznieta, no hubiera hecho lo que ella hizo. Por lo menos al más chiquito, a ese que tenía catorce años yo no le digo empínate y anda. Yo, a ese más chiquito, lo dejo para que me consuele y consolarnos los dos. Yo no lo hubiera hecho. Te soy sincera, yo no lo hubiera hecho. Por eso te digo que para que surja una Mariana Grajales ¡qué va! Ocurre Igual que con Fidel. Yo no he tenido la dicha de ver a Fidel personalmente, a Raúl sí. Vi, a Raúl en Santiago de Cuba, cuando el centenario de Maceo y me abrazó. Me invitaron y yo fui. Cuando a Raúl le dijeron que yo era familia de Maceo, él dijo: “las Marianas tienen que resistir, resistir, resistir y resistir”, fueron las palabras de Raúl. Sin embargo a Fidel no he podido verlo personalmente.
Cuando yo trabajaba en la Escuela de Ballet, donde era secretaria una vez dijeron: Fidel va a pasar por aquí, va a pasar por la calle paralela a M y 19. Fuimos todos para allá pero no lo pude ver, imagínate yo soy bajita lo tenía delante y no lo pude ver. Y otro quien tengo ganas de ver, que me voy a morir sin verlo, es a Eusebio Leal. He tratado, pero nunca lo he podido ver.
Yo tuve una vida muy agitada, yo me quedé con mis dos hijas y quería que las dos estudiaran y lo logré felizmente. Una es arquitecta y se hizo Master en inversiones porque le gusta estudiar. La otra es Licenciada en Historia del Arte, pero no le gustaba estudiar mucho. Cuando le dije que tenía que ir para el Pre no quería y le dije pide a Dios que yo me muera para que tú no vayas al Pre. Ahora dice soy Licenciada, y yo le digo gracias a mí.
Ahora que dijiste bajita, ¿Dominga era bajita?
No, no era alta tampoco, más o menos. Un poquito más alta que yo aunque yo me he encogido.
¿Cuando murió Mariana Dominga, dónde estabas?
No me acuerdo, yo sé que mi mamá fue a buscar los restos a Jamaica.
Te lo digo con sinceridad, yo nunca dije que era familia de Maceo ni hice alarde de eso ni nunca viví de eso. Una sola vez lo dije, cuando yo cocía en la calle Corte y Costura. Mi mamá me puso a coser con una viejita que era muy buena para que yo aprendiera los detallitos de probar y esas cosas. Lo aprendí bien.
Yo me acostaba todos los días a las tres y media de la mañana después de haber estado ocho horas o más mecanografiando en la Escuela de Ballet porque yo allí era la secretaria para cultura y para el MINED, y me pagaban solo por cultura porque allí se daba primaria y secundaria y entonces yo trabajaba para los dos organismos y cobraba por uno. Pero modestia aparte, yo en la maquina era un lince. Ya no, mira los dedos de las manos y de los pies como los tengo de la artrosis. Yo leo, pero con alguna dificultad. Yo tengo un sobrino que me dijo que para no perder facultades debía leer mucho y oír mucha música. Yo leo y oigo música todos los días en un radiecito que me regaló el marido de una de mis hijas. Lo pongo por las noches antes de acostarme para oír Nocturno.
Me estabas diciendo que solamente una vez dijiste que eras biznieta de Mariana. ¿Cuándo fue eso?
Sí. Una vez en la Escuela de Ballet una profesora se enteró que yo era familia de Mariana, me preguntó y yo le dije que sí y ella lo dijo en el Matutino
Yo empecé a trabajar en la Escuela de Ballet con los Alonso.
¿Con Fernando?
Si, con Fernando. Déjame hacerte la historia. Cuando me nombraron era Nicolás Castellano el Alcalde. Con la señora con la que yo cosía, porque mi hermano me quería buscar trabajo y yo le decía que no porque tenía pena por la mujer con la que yo trabajaba. Yo era muy ligera y ella muy lenta y cogía trabajos contando conmigo, con la ligereza mía, porque hay quien cose muy bien pero es muy lento yo era muy rápida. Un día ella me dice “Panchita me voy a ir para Miami a un curso”. Se fue y vino. Cuando regresó yo seguí cosiendo con ella. Al año siguiente me dice que iba otra vez. Mi hermano insistía en que yo hiciera otro trabajo, pero a mí me daba pena con ella. El caso es que un día una amiga me dice “Panchita búscate otro trabajo porque fulana no viene más”. Fue entonces que le dije a mi hermano hiciera las gestiones. Yo había estudiado taquigrafía y mecanografía. Fui a ver a Nicolás Castellano, para mi ese hombre fue maravilloso y para el pueblo porque el pueblo lo quería. Le mandé a decir con mi hermano mayor que yo lo quería ver. Me recibió y le dije que había estudiado secretariado y necesitaba trabajar, fue la única vez que he pedido algo y era trabajo. Me dijo “en estos momentos no se están haciendo nombramientos”.
Viendo que pasaban los días volví y dice el Jefe de personal: el nombramiento de esta muchacha ya debía estar, venga el lunes a trabajar. Fue así que empecé a trabajar allí en el departamento de Bellas Artes.
Panchita: a Mariana Grajales hay quienes la califican como la Madre de los Maceos, o sencillamente Mariana; otros como la Madre de los héroes; la Madre de todos los cubanos; la Madre de la Nación y la Madre de la Patria. ¿Cómo tú calificarías a Mariana?
Como la llama todo el mundo, como la Madre de la Patria. ¿No?
¿Qué piensas de los homenajes que se están haciendo en toda Cuba con motivo del bicentenario?
Bueno chico, es un homenaje merecidísimo porque ella lo dio todo por la Patria no creo que exista otra más grande, digo yo.
Su ejemplo ha influido mucho en todos nosotros. Somos muy amantes de la familia. Mi mamá decía que la familia es lo primero, aunque un hijo fuese un delincuente. En la familia toda estamos integrados, todos somos maceistas.
La Revolución avanza y tiene que seguir avanzando para los que vienen. Yo no creo en eso de generación pérdida, todas las juventudes no son iguales, los tiempos no son iguales. La Revolución es una obra grande, muy grande.
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