Para Risquet


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Jorge Risquet

“La muerte/ con su impecable función/ de artesana del sol…” (1), ha dado viso de universalidad a una vida guiada por una rebelde fidelidad por las causas justas que lo mantuvo en pie hasta el último instante de su vida, y que ahora cubrirá con su alma buena todos los confines de la tierra.

Nacido el 6 de mayo de 1930, desde muy temprana edad tuvo que trabajar duro para ayudar al sustento familiar. Todavía hoy la barriada del Cerro conserva la impronta de su paso de niño sin juguetes por varios de sus paupérrimos solares, y cómo, valiéndose de un pedazo de nylon negro, optó por poner una escuelita para enseñar a leer y escribir a otros niños de su edad.

Consecuente con su origen, y sintiendo la necesidad de luchar por la justicia social, desde aquel barrio se vinculó, muy joven, a la Juventud Socialista, y poco después al Partido Socialista Popular. Desde ellos cumplió innumerables misiones internas e internacionales hasta que, por designación del Partido, se incorporó a la guerrilla de la Sierra Maestra en julio de 1958, donde dedicó buena parte de su tiempo a las tareas de la educación, especialmente en el Segundo Frente Oriental Frank País.

Tras el triunfo del 1º de Enero de 1959, por la infinita confianza que la dirección de la Revolución tuvo en él, se le asignaron disímiles e importantes misiones y funciones, que Risquet cumplió con sus proverbiales entrega y disciplina. Destácanse entre ellas, las de comisario político y jefe de operaciones del Ejército de Oriente; constructor del Partido en esa provincia; Ministro del Trabajo; jefe de una misión militar solidaria en el Congo Brazzaville, y con posterioridad, como Jefe de la  Misión Civil cubana en Angola, desde 1965. Por su participación activa en la epopeya cubana en África, se hizo acreedor del mérito histórico de presidir la Delegación cubana en las negociaciones cuatripartitas (Cuba-Angola-EEUU-Sudáfrica) en 1988.

Miembro del Comité Central del PCC desde su fundación en 1965, e indistintamente revolucionario que también cumplió períodos de trabajo en el Secretariado y el Buró Político del Partido, y como Diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular, es ejemplo coherente de comunista fiel y hombre entero, que entregó lo mejor de sí a la causa que hizo suya, puede decirse que desde su infancia.

Cuando estuve ante las cenizas de Jorge Risquet, ante esa imagen bondadosa, inteligente y humilde que siempre le acompañó, rodeado, ante todo, por octogenarios camaradas de siempre, por sus compañeros de ahora, por numerosos trabajadores sencillos, por su familia, por los combatientes internacionalistas que acudieron al recinto y por los caídos muy jóvenes, que estaban como escoltándolo en aquel panteón, mi primer pensamiento fue que, en 1934, llegaron a ese Cementerio Cristóbal Colón los restos de Rubén Martínez Villena, quizás el primero de los dirigentes del primer Partido Comunista de Cuba (PCC) que encontró allí su descanso, y que este 28 de septiembre, 81 años después, ese recinto acogía, aunque transitoriamente, al último de los dirigentes de aquel primer PCC, quienes, con un sentido patriótico y unitario ejemplarizante, entregaron lo que fue quedando de sus vidas a la construcción de la obra revolucionaria guiada por Fidel Castro, en la cual vieron materializados todos sus ideales de verdad, patriotismo, independencia y justicia.

Nota

(1)Fragmento de la canción A los héroes, de Sara González.

 


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