Pasajes caribeños en Santiago: teatro, diálogo y fiesta


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El 38 Festival del Caribe, la Fiesta del Fuego, invadió Santiago de Cuba como cada año del 3 al 9 de julio. Tuve el privilegio de ser invitada a tomar parte del 29 Taller de Teatro Popular, Rumbos del teatro caribeño, que acogió el Estudio Teatral Macubá del 4 al 8. Es útil recordar que el Festival nació en abril de 1981 con el título de Primer Festival de las Artes Escénicas de Origen Caribeño, y luego amplió sus horizontes hasta convertirse en el gigantesco y múltiple evento que es hoy —reunión de todas las manifestaciones artísticas y del quehacer cultural, en un sentido amplio, de los pueblos de la región—. Desde hace años Fátima Patterson, líder de Macubá, ha rescatado el Taller como un espacio de encuentro y reflexión sobre las expresiones caribeñas en la escena.

El evento teórico ocupó las mañanas en Sala Maffifa y contó con numerosas intervenciones. El primer día, el dramaturgo Gerardo Fulleda León, a partir de la pregunta ¿Cuán caribeños somos?, intentó romper esquemas y transitar manifestaciones de la dramaturgia y la puesta en escena en Cuba, marcadas por un sello propio, aunque diverso. Similares derroteros guiaron a la Dra. Norah Hamze, actriz y profesora, al examinar los códigos narrativos y de autores, comunes en el teatro caribeño. La actriz Yadira Herrera, egresada de Teatrología en la Universidad de las Artes (ISA), en la “Imagen y tratamiento del negro en el teatro cubano” se enfocó en denunciar miradas estereotípicas concretas.

En la segunda sesión, dedicada a la mujer, la activista e investigadora Norma Rita Guilart recorrió diversas iniciativas destinadas a validar el rol de la mujer negra, y la actriz Fátima Sánchez analizó, desde su propia experiencia en Macubá, el papel de la mujer en relación con la expresión de identidad cultural. Las estadunidenses Janice y Kenati Porter disertaron sobre diversas facetas de expresión de la mujer negra en el teatro de su país y sobre figuras destacadas en diversas profesiones.

El tercer día, luego del recorrido histórico del joven teatrólogo Leonardo Estrada en busca de señales caribeñas en la dramaturgia cubana, me tocó intervenir y compartir estudios sobre dos experiencias de mujeres en la escena puertorriqueña, marcadas por formas diversas de entender la caribeñidad y de rebelarse contra el estatus colonial. Al estar dedicada esta edición del Festival a Puerto Rico, decidí enrumbar mis reflexiones a partir de las experiencias del Manual del Bestiario Doméstico, de Las Nietas de Nonó, y de Hij@s de la Bernarda, de Tojunto. Y a este último proceso está dedicado el audiovisual Hij@s de la Bernarda, el documental, realizado por Miguel Villafañe, que presenté como enlace complementario, y que suscitó animados comentarios, a partir de que Fátima y Macubá preparan una versión santiaguera de La casa de Bernarda Alba, de Lorca.

La cuarta sesión estuvo centrada en el panel “La caribeñidad en el teatro”, que me tocó moderar, con las intervenciones de Patterson, Hamze, Fulleda León, Margarita Borges y del teatrero y antropólogo hondureño Rafael Murillo-Selva, viejo amigo de la escena santiaguera y de la Casa de las Américas, y a quien esta entrega del Festival del Caribe rindió homenaje al entregarle su Premio Especial. Las intervenciones se caracterizaron por su diversidad de alcance. Si para Fátima “lo caribeño es un propósito” y su ideal en la escena es lo que logró con Repique con Mafifa, con la construcción de un universo teatral a las puertas del trance; para Norah se define por un estilo marcado, que procesa la experiencia de la tradición, a la que se han incorporado códigos voluntarios e involuntarios. Fulleda viajó por su biografía personal y artística para concluir, sin enunciarlo, en algo así como que lo caribeño es él mismo. Margarita Borges, asesora de Macubá, validó la cercana 2 Jornada de Teatro Joven, Repique por Mafifa, como otra instancia de crecimiento. Y Murillo se adentró en extenso en el teatro hondureño, en contraposición a los modelos europeos, para resaltar la descolonización de la forma y saludar la resistencia del cuerpo del negro como una de las grandes victorias de América. El centroamericano mostró también un documental sobre los primeros trabajos teatrales emprendidos por él en una comunidad garífuna y en el impacto que produjo en el ámbito sociocultural para sus pobladores.

En la sesión de cierre las puestas en escena Voy por cigarros, con dramaturgia y dirección de Fulleda León, y En privado con la Reina, de Jorge A. Fernández Mallea y bajo la dirección de Jorge Mederos, ambas presentadas en el evento, fueron desmontadas ante el público por sus respectivos equipos creadores. Y puse en circulación números recientes de la revista Conjunto, siempre atenta al Caribe, y obras distinguidas por el Premio Casa de las Américas en el género teatro.

En Voy por cigarros, Norah Hamze y Julio Marín sostienen un duelo por desavenencias maritales y de mutua estima, en plena madurez de la pareja, en la que él habla sin parar, medio borracho y de vuelta de una actuación en el carnaval, tras representar una obra del teatro de relaciones, y ella, cantante de cabaret que ha concluido una actuación, se mantiene en silencio por una supuesta pérdida de voz. Si al inicio me resultó un tanto superada la tensión que centra la trama, que se afirma en la evolución de la mujer hasta decidirse a abandonar a su cónyuge —con portazo incluido—, luego de que aquel le haya confesado su adulterio, consecuencia evidente de la pérdida de afectos, la activa reacción de los espectadores y la calidez de los aplausos me hizo reconocer cómo ese tipo de conflicto, directamente relacionado con cierto tipo de maltrato doméstico, es de gran interés para el público. Y los actores logran un grado de interrelación estimable. Creo que la dirección debe plantearse revisar ciertas ambigüedades, en la perspectiva visual de la escena del cabaret, al fondo, realizada a partir de diseños de Eduardo Arrocha, y en la concreción del lugar de encuentro de la pareja, que suele confundirse entre el camerino de ella y una habitación de la casa que ambos comparten.

En cuanto a En privado con la Reina, Mayra Mazorra en su unipersonal consigue recrear con maestría a la simpar Celeste Mendoza, intérprete de la rumba y singular carácter, del cual nos trasmite su esencia recia y sandunguera a la vez, en derroche de recursos trabajados con precisión, sin que nos escandalice la sarta de obscenidades del discurso, gracias a la organicidad de la actriz. El homenaje a la figura de nuestra música popular pasa por significativos instantes de su vida y la recupera para los más jóvenes espectadores.

Del grupo anfitrión, Caballas, con dramaturgia y dirección de Fátima Patterson —a partir de la serie pictórica Sueños de caballas, de Alberto Lescay—, volvió a brillar con esa extraña energía —líquida y expansiva— que suplanta la acción dramática tradicional por una narrativa que es, a la vez, cotidiana y filosófica, cargada de sensualidad femenina, para defender sin ambages una realización plena.

El 29 Taller de Teatro Popular, que tuvo otras funciones, se complementó con la riqueza imparable del Festival del Caribe, que el calor abrazador no pudo opacar: los dos desfiles, el del Fuego y el de la Serpiente, con cada una de las agrupaciones mostrando su sello, y cerrados por sendas congas —Paso Franco y Los Hoyos, respectivamente— en jolgorio a todo dar; el ascenso al Conjunto Monumentario Loma del Cimarrón, en el Cobre, con el espectáculo en tributo a la Rebeldía Esclava y a cargo de numerosos grupos portadores —además de una función de la Steel Band del Cobre como preámbulo—; el homenaje a Eduardo Roca (Choco) con una muestra personal en la Casa del Caribe, y el concierto del boricua Andy Montañez en el Teatro Heredia, fueron algunas de las experiencias que no podía perderme.

Ya la Casa del Caribe y otras instituciones proyectan el 39 Festival, que estará dedicado al 60 aniversario del Triunfo de la Revolución Cubana y tendrá al Uruguay como invitado de honor. Esperemos entonces que el candombe y la murga, junto con la rica trayectoria del teatro cubano, sean temas de nuestras próximas exploraciones acerca de la caribeñidad.


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