No resulta necesario tratar de comprobar la historicidad de su origen, la fuerza de la anécdota contada por su autor: Rafael Gómez Mayea, Teofilito, sirvió para legitimar el umbral de la trascendencia.

Pensamiento fue compuesta en un  juego floral de una fiesta campesina, y asumió el nombre de la flor otorgada al trovador en ese instante, y como requiebro a Fragancia, nombre de otra flor encerrada en su altanera forma. Fue la tarde del 19 de junio de 1915, en una finca cercana al barrio de Guasimal en Sancti Spíritus.

Durante un siglo, este tema musical ha recorrido el mundo y en no pocos países otros compositores  aparecen acreditados a su autoría, como sucedió en nuestro país hasta 1962, año en el cual la voluntad de justicia de Odilio Urfé devolvió a Teofilito, la paternidad hasta ese momento certificada a Eduardo Sánchez de Fuentes.

Al margen de no pocas anécdotas, lo principal es que esta canción representa por la fuerza íntima de su lirismo, el referente musical más aceptado por los espirituanos.

Contemporánea de canciones muy conocidas como Rosalba y Mujer perjura, ambas de Miguel Companioni, Pensamiento es de esas expresiones de un autor que consigue la síntesis de una espiritualidad en la que se identifica un carácter. No pocos tratan de acercar cierta lógica a lo que solo responde a los predios de la emoción, más que a los espacios de la razón.

Es canción de cortejo y no de diatriba, tal vez el motivo más poderoso para una aceptación misteriosa por todas las generaciones que han crecido escuchándola en el curso de cien años.

Localizada en todos los formatos musicales desde el trovador en solitario, hasta la múltiple complejidad de la orquesta sinfónica, continúa manifestando su aceptación más allá de los retruécanos que identifican a otras canciones de trovador, porque eso ha sido a lo largo del tiempo Pensamiento, una canción de trovador, figura en la que se identifica el sujeto popular.

A pesar de que algunas denominaciones en su texto inclinan a interpretaciones alejadas del discurso originario, lo principal es la construcción de otra semántica, que como tributo de la independencia de la palabra popular, vierte a la memoria.

Resulta muy difícil que exista en Cuba alguna agrupación de trovadores que no haya acogido y sostenido, con la certeza de futuro a Pensamiento, aún cuando la lejanía de los centros de difusión en otra época marcara la desventaja. Ese es uno de los incontables méritos que prueban su eficacia y  su trascendencia por encima de voluble énfasis.

Por eso desde las calles muchas veces umbría de la serenata, hasta el salón electivo del sinfonismo, emerge el reclamo de esa canción que continúa animando los redaños de una historia con la actualidad y frescor de cien años.