De las muchas veces que he sido jurado en algún concurso, el haber participado durante la Feria del Libro en La Habana en el de ensayo nombrado Pensar a Contracorriente ha sido uno de los más satisfactorios. En primer lugar, porque me permitió leer un grupo de textos significativos por sus temas, además de proporcionarme un fructífero y  amigable intercambio con los otros dos miembros del jurado: la arquitecta chilena Ximena de la Barra y con un compañero desde hace buen tiempo, el periodista cubano residente en México, Ángel Guerra Cabrera.

Pero lo más importante fue que me permitió  conocer las características del premio, del que tenía una idea tan vaga que no conocía a derechas cuáles eran sus propósitos.

Convocado por el Ministerio de Cultura, el Instituto Cubano del Libro y  la editorial Nuevo Milenio, el certamen se plantea reconocer y difundir el pensamiento crítico sobre los problemas y desafíos más acuciantes del mundo contemporáneo, desde perspectivas de amplio sentido anticolonial y antimperialista, para contribuir así a articular una teoría emancipadora, comprometida con los asuntos cruciales del medio ambiente y contra los efectos devastadores del modelo capitalista hegemónico en el orden material y espiritual.

A esos efectos se otorgan dos premios: el titulado Pensar a Contracorriente y el especial “Una especie en peligro”, acerca de los inmensos peligros que se levantan ante la humanidad como consecuencia de la erosión despiadada del entorno.

Con la premiación del 2016 ya son trece las ediciones del Pensar a Contracorriente y cuatro del premio especial, y en esta ocasión se contó con 88 textos de autores de 17 países, cuyos resultados siempre se dan a  conocer durante las Ferias del Libro.

Los miembros del jurado decidieron por unanimidad otorgar el Premio Pensar a Contracorriente al ensayo Juan Rulfo in Northeastern Thailand: Traslation and Solidarity, en consideración “a la calidad literaria de un texto que promueve los valores de la solidaridad, demuestra el carácter universal de culturas dispares y el valor de la interculturalidad al señalar que el bienestar de todos”. El autor es el joven escritor y traductor de Tailandia Peera Songkunnatham, quien explica en su escrito cómo supo de El llano en llamas, el afamado libro del mexicano Juan Rulfo durante su convivencia con los zapatistas de Chiapas, en México y cómo allí comprendió las cercanías entre aquellos campesinos mayas y los de su región natal en Tailandia. Peera, al saber del premio, envió las gracias al concurso por inspirarle a pensar con un soplo de aire fresco.

Igualmente por unanimidad entregó mención honrosa a Práctica y poética del arte de la performance como resistencia en Latinoamérica, de Rodrigo Alejandro Arenas Ibacache, y otras menciones a La construcción de la memoria colectiva y la identidad social. El Espacio Memoria, perspectiva Simmeliana de las argentinas Andrea Melo, Las relaciones Cuba-Estados Unidos: En el camino hacia la normalización, de Faustino Cobarrubia Gómez, Mediaciones religiosidad liberadora, religiosidad autoritaria, ethos moderno: su proyección en el pensamiento religioso de José Martí de Ariel Zaldívar Batista y Marx y Martí en cuerpo y alma: cultura contra economística de Rolando Bellido Aguilera.

El premio especial “Una especie en peligro”, en su cuarta convocatoria, fue concedido por decisión unánime del jurado al ensayo titulado Koyaanisqatsi, de la autoría de la abogada cubana Lillian Álvarez Navarrete, “por el rigor, brillantez y fuerza argumentativa de sus análisis en torno a la Conferencia de las Partes, París 2015, acerca de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático y su destaque del pensamiento precursor de Fidel Castro al respecto”.

Koyaanisqatsi en una frase de la lengua de los hopi que significa “vida fuera de balance”. La autora demuestra, justamente, cómo la humanidad actual  se acerca a una vida fuera de balance ante el ambo climático. Este ensayo sólidamente argumentado demuestra el fracaso de la publicitada Conferencia de Partes de París, efectuada a finales del pasado año, para implementar medidas que detengan o al menos aminoren el rápido cambio climático  que ya pone en peligro la supervivencia humana y del propio planeta.

En este premio especial fueron conferidas cuatro menciones: Políticas de gestão e educação ambiental para resíduos solidos na economia de mercado, a obsolescência planejada e os limites da sustentabilidade no capitalismo de Philippe Pomier Layrargues; ALBA: Cambio climático y extractivismo. Crisis, percepción de riesgo y oportunidades insumos para los decisores de políticas de José Ángel Pérez García; Herencia y fragilidad. Lo sagrado mestizo: La demolición del patriarcado de Carlos Eduardo Satizábal Atehortúa y Estabilidad energética entre fenómenos naturales y sociales: desde el accionar positivo del ser humano de Omar Williams Zulueta.

El jurado también acordó reconocer al compañero Fidel Castro por el carácter precursor de su pensamiento y acción ante los problemas más acuciantes del mundo contemporáneo, ”por sus múltiples y sistemáticas advertencias” y “por haber dedicado su vida, ya próxima a los noventa años de edad, a luchar contra ese modelo hegemónico capitalista y encabezar el pensamiento a contracorriente”.

Este décimo tercer concurso Pensar a Contracorriente insiste en la necesidad de promover la expresión de los análisis acerca de la profunda crisis civilizatoria porque atraviesa la humanidad, y del aumento de la explotación, las guerras, las enfermedades, el exterminio  de pueblos y etnias, la desaparición de culturas y las graves afectaciones al entorno provocadas por las inicuas políticas neoliberales del capitalismo y la concentración cada vez mayor de las riquezas en muy pocas manos.

“Pensar es servir” escribió José Martí hace cien años. Agradezcamos al concurso de ensayo Pensar a Contracorriente su estímulo a un pensamiento solidario, humanista, ambientalista, contrario al depredador capitalismo, y que contribuye a entender  que un  mundo mejor es necesario y también posible.