“Nosotros somos dos pintores. Estamos asumiendo la pintura desde dos puntos de vista que, al final, es uno solo: la pintura”, me dice Alejandro García (La Habana, 1974), artista invitado por Rigoberto Mena (Artemisa, 1961) a compartir el espacio de Galería Habana en la exposición Al dente, que estará abierta desde la tarde de este viernes 20 de octubre, hasta el 24 de noviembre venidero.
Se refiere él a la manera en que exhiben allí sus obras estos dos exponentes de la abstracción, unidos también por un ansia insaciable de hurgar en las posibilidades expresivas del oficio, de renovarse. Pero sobre todo, hermanados en una sólida amistad que burla las fronteras generacionales.
Mena, ocupando gran parte de las paredes de la Galería con sus nueve recientes lienzos y obras sobre papel pertenecientes a la serie Calles de Nueva York (2017), basada en fotografías que tomó durante su último viaje a la imponente urbe.
“Es una continuidad de lo que he venido haciendo con las paredes. Pero ahora estoy interesado por las calles, pues cada ciudad tiene sus calles y cada calle tiene sus particularidades. Como cada ciudad posee su lenguaje, y Nueva York tiene mucha energía”, explica al Periódico Cubarte.
Denominadores comunes a su trabajo anterior lo son también, en esta muestra curada por Isabel María Pérez Pérez y Rubén del Valle Lantarón, un empleo discreto del color —ahora con predominio de sepias y negros— así como el uso de grafismos y la existencia de una composición balanceada en toda el área de sus piezas de gran formato.
Por su parte Alejandro García trata, según sus propias palabras, de llevar la pintura a la tridimensionalidad en la instalación Pintura sólida, “especie de Frankenstein” conformado por más de un centenar de obras suyas realizadas en los últimos veinticinco años, las cuales no han sido colocadas sobre las paredes, sino apoyadas en ellas; superpuestas unas a otras y, a veces, literalmente comprimidas.
En el conjunto utilizado hay desde lienzos vírgenes hasta “obras terminadas”, concepto que en el diálogo con el Periódico Cubarte el artista niega, al argumentar que en esta oportunidad recibieron nueva vida. Fueron recuperadas para integrar una propuesta con un concepto diferente al que ellas tuvieron en su origen.
“Es una especie de arte total, aunque conservan la categoría de pinturas. Son pinturas recompuestas, teniendo en cuenta, además, el diseño de la Galería. Es una acumulación. Ahí está representada toda mi carrera, por lo que es también un acto de fe”, nos confiesa el artista para quien el título de la exposición, Al dente, está referido al arte que ambos cultivan. Tal vez no tan suave al paladar, más sí preferido por quienes gustan de lo auténtico.
Publicado: 20 de octubre de 2017.
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