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Presentado en FIL Lo que dice mi cantar de Ediciones La Memoria


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Lo que dice mi cantar, recopilación de crónicas del musicógrafo y periodista Lino Betancourt Molina publicadas en el periódico digital Cubarte fue presentada en la sala Nicolás Guillén de la Fortaleza de San Carlos de La Cabaña durante la Feria Internacional del Libro, La Habana, 2017.



 

Ediciones La Memoria del Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau publicó este volumen que muestra un interesante trabajo de estructuración ya que se han reunido por capítulos las temáticas: Autores e intérpretes; agrupaciones; canciones y bailes, ritmos y géneros.



 

Este título fue presentado por el importante musicólogo Joaquín Borges Triana, un acucioso investigador de la historia de la música cubana pero también un agudo crítico de lo que se mueve en el pentagrama melódico actual.

 

Borges Triana inició su intervención recordando una estrofa de una canción de la cual Lino Betancourt toma el título del libro, tema que es de la autoría de Pedro Ibáñez, quien fuera director del Septeto Habanero:  «Escuchen con atención/ lo que dice mi cantar/ que surjan más trovadores/ que la trova es inmortal».

 

Seguidamente al referirse a Betancourt, Premio Nacional de Radio por la obra de toda la vida, comentó que este ha sido un fervoroso promotor de la trova cubana y de esa zona tan importante de nuestra cultura que es la música popular; añadió que la trova es uno de los componentes esenciales de la nación “por más que tenga etapas en las cuales los medios lamentablemente no le presten la atención debida”.

 

Luego señaló que este libro “tiene el mérito de dar al traste con la idea de aquellos que piensan que siempre las voces del periodismo son perecederas, fruto de la fugaz actualidad y por ende, con ella agonizan pues basta un día para convertirlas en ceniza irremediable, dado que donde muere la novedad se agota el valor del mensaje periodístico”.

 

Borges Triana subrayó más adelante la importancia de la publicación de libros como Lo que dice mi cantar “porque dentro del mundo de la prensa, de las revistas, hay numerosos testimonios sobre el hecho musical que, desdichadamente por razones que no vienen al caso, en los estudios musicológicos no se tienen en cuenta”.

 

Llamó la atención entonces acerca de los diferentes sitios digitales, periódicos y revistas   como   Salsa Cubana, Tropicana Internacional y otras que “están esperando porque compiladores o editores organicen su información y la publiquen en forma de libros”.

 

Explicó también que en la compilación no aparecen solo textos relacionados con la trova sino que se abre a otros asuntos de la música, como los trabajos dedicados al violinista  Brindis de Salas yal importante compositor Armando Oréfiche; a los orígenes de una canción inmortal como “Quiéreme mucho”, de Gonzalo Roig y  de “La Bayamesa” en 1851, como una serenata; al breve diferendo que hubo entre Sindo Garay y Manuel Corona; a la historia real de la prohibición en los carnavales de 1970 en La Piragua del tema “El perico está llorando” o a la evocación del Café Vista Alegre “y que le hace añorar a uno la posibilidad de que algún día no demasiado lejano vuelva a existir entre nosotros un lugar semejante, subrayó”.

 

Borges Triana finalizó su presentación con estas palabras: “Yo quiero agradecer a Rafael de la Osa, a Víctor Casaus y a todo el colectivo del Centro Pablo por haber propiciado un libro que demuestra que la vitalidad de un texto no depende del medio donde aparece sino de la sensibilidad de quien lo recoge y para ofrecer sus encantos, tanto valen el libro como el periódico, la revista o el más moderno sitio digital”.

 

Lino Betancourt, al intervenir agradeció al Centro Pablo, a Víctor Casaus y todas las personas que allí tuvieron que ver con la publicación del libro, en especial a su editora Isamary Aldama, así como al periódico digital Cubarte.

Luego expresó que este libro comenzó a escribirse a principios del 50, cuando era locutor en una emisora de Santiago de Cuba y a las 12 de la noche al concluir su labor iba para la plaza del mercado a comer algo, y allí se encontraba con algunos trovadores que afinaban sus guitarras y luego subían las lomas de Santiago  para cantar:” yo casi sin proponérmelo los seguía pero no me acercaba mucho para no interrumpirlos pero siempre alguno me veía y me decía: «¡Acérquese, compay, y dese un buche!», y así comencé a formar parte de ese grupo de bohemios trovadores”

Mencionó asimismo a algunos de los cantores que conoció en esa época: Pucho el Pollero, Miguel Ángel Jústiz, Manolo Castillo, Ángel Almenares y Ramón Márquez, “a esa pléyade de grandes de la trova santiaguera casi desconocidos pero que están en este libro”, afirmó.

Narró entonces su descubrimiento en La Habana de la Peña de Sirique (Alfredo González Suazo) y su encuentro primero con los trovadores habaneros: Bienvenido Julián Gutiérrez, Graciano Gómez, Manuel Poveda, los hermanos Mario y Oscar Hernández, Tirso Díaz, Luisito Plá y Sindo Garay, el Faraón de Cuba, como lo bautizó Federico García Lorca.

 

Enfatizó en que “siempre es necesario decir quiénes sentaron los pilares para que otros siguieran por el mismo camino; la novísima trova que le llaman pero que no es tal es una misma trova, desde Pepe Sánchez hasta los muchachos que ahora se reúnen en el Centro Pablo son los mismo trovadores, lo que cambia es la época”.

 

Finalmente Lino Betancourt anunció que se encuentra escribiendo una novela biográfica sobre la vida de Manuel Corona, su gran ídolo trovadoresco, pues aunque no lo conoció, ya que el admirado artista murió en el año 1950,sí tuvo amistad con María Teresa Vera, Tata Villegas, Félix Cobo, y otros trovadores amigos de Corona y le trasladaron mucha información acerca del mismo. 


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