Amparada en el silencio y oscuridad de la noche y en el apoyo del precursor mayor de revoluciones del siglo XX, arribó la embarcación Preciosa a la zona oriental cubana de Pilón (Ensenada de Mora), con su magnífica carga. Parecía que el yate Granma iba a renacer en el tiempo con otra también hermosísima carga. ¿Revelación de la Historia? ¿Anunciación de otro proceso reivindicativo en tierras de Nuestra América? Carga de hombres provenientes de tierras bolivarianas, probados ya en múltiples enfrentamientos por su valentía e irrevocable amor a El Libertador, determinaron alzarlo como bien merecía ante tanta desidia de gobiernos oligárquicos, de “desertores que piden fusil en los ejércitos de la América del Norte”, e “(…) ¡increíbles del honor, que lo arrastran por el suelo extranjero!” (1)
Así y preparados para la lucha contra esa plaga de mentes mezquinas y sietemesinas arribaron a la Patria martiana y fidelista, en 1966, aquellos expedicionarios venezolanos, ardientes defensores de Bolívar, seguidores de su ideario, amigos de la Revolución cubana y de su ya eterno Líder. Revolucionarios quienes, desde mediados del pasado siglo, llevaron a cabo la preparación y ejecución de acciones para el logro de la paz en Venezuela.
Vivencias de El Cabito (2), del autor Julio Chirino, nos traslada a ese momento histórico y, al mismo tiempo, “a algunas acciones llevadas a cabo por hombres de América, con sentimientos independentistas y solidarios, en pos de ver al continente libre de quienes usurpan lo mucho para pocos”.
“(…) En una pequeña casa del litoral guaireño, me encontré con Douglas Bravo –quien ejercía la dirección del Partido de la Revolución Venezolana (PRV) y la Comandancia de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN). Allí estaba acompañado de El Cabito, ya legendario entre los guerrilleros. En esa reunión analizamos la situación y trazamos planes ‘para la recuperación del movimiento popular y revolucionario’ del país que había sido severamente castigado por la alianza criminal de los partidos Acción Democrática-COPEI y que, en esos mismos días, habían asesinado a varios compañeros (…) Desde entonces, surgió una amistad que, más que tal, es una relación de hermanos, compartiendo por décadas las alegrías y también los padecimientos que comporta toda vida dedicada por entero al sueño redentor de la humanidad”.
Así reseña en el prólogo de dicho título Alí Rodríguez Araque, embajador de la República Bolivariana de Venezuela en Cuba, quien realizó la presentación de Vivencias…en la sede de la Casa del Alba Cultural, en el marco de la XXVII Feria Internacional del Libro de La Habana.
(1) José Martí. Ensayo Nuestra América. O.C. T. 6, p. 15-23.
(2) Julio Chirino. Vivencias de El Cabito. Editorial Trinchera C.A. Caracas. Octubre 2017. Cuarta Edición.
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