“La capacidad significante de las imágenes no proviene tanto de su propia naturaleza, como se sabe, sino que es provocada y configurada por la perspectiva del artista. Es en su talento y su información donde se encuentra la riqueza semántica y la habilidad innata para dar voz y sentido trascendente a sus fotografías. Es lo que puede llamarse la subjetividad creadora. Los poetas, por tanto, en el diálogo que aquí se ofrece, intentan ver con otros ojos lo que primero vio Chile, y crear una expresión dialogante a partir de esa traducción”.
Tal afirmación fue hecha por el prestigioso investigador, crítico de arte, y ensayista, Doctor en Ciencias Históricas Rafael Acosta de Arriba, en el prólogo del libro Donde anida la poesía, Fotografías de Roberto Chile–Veinte poetas cubanos, de la Editorial Bachiller, que el venidero viernes 17 de mayo, a las 3:00 p.m., será presentado en la Librería Fayad Jamís (Calle Obispo No. 261, entre Cuba y Aguiar, La Habana Vieja).
En este encuentro, en el que serán sorteados ejemplares del libro, Roberto Chile y Acosta de Arriba dialogarán con el periodista y crítico Fernando Rodríguez Sosa sobre este título que –en palabras de sus editores– es “poesía visual y escrita se funden en este libro en el que Roberto Chile invita a dialogar con su obra a veinte autores cubanos”.
El volumen contiene dos decenas de instantáneas realizadas por Chile, acompañadas por igual cantidad de poemas inspirados en cada una de estas, correspondientes a consagradas figuras de la lírica insular como Miguel Barnet, Nancy Morejón, Waldo Leyva, Víctor Casaus, Alexis Díaz Pimienta, Alex Pausides, Víctor Fowler, Norberto Codina, Marilyn Bobes, Alfredo Zaldívar, Rafael Acosta de Arriba, David López Ximeno, Yanelys Encinosa Cabrera, Basilia Papastamatiú, Soleida Ríos, Ricardo Acostarana, Sender Escobar, Maylan Álvarez y Miguel Alejandro Hayes; además de la joven y destacada poetisa Giselle Lucía Navarro. También aparece en el libro el poema inédito Cauces, de Roberto Chile (escrito en 1991), sin imagen.
El prologuista, también profesor titular de la Universidad de las Artes y de la facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana, subraya en sus palabras que “la tentativa de Chile con este libro es muy similar, viene de esa tradición cultural, la judeo-cristiana. Aquí no hay un sistema semiológico predeterminado, solo la analogía entre sentidos poéticos que dialogan entre sí. Imaginado, deseado y gestado por Chile, este volumen es un lugar de encuentro de la poesía escrita más genuina con la visual, no menos auténtica; es un puente entre ambas poéticas. Se trata de poner a dialogar poemas escritos por bardos reconocidos con algunas de sus fotografías, con la aspiración de que, en cada caso, ese diálogo fructifique en la epifanía: un saber poético nuevo”.
A través de su aguda prosa crítica, en el prólogo del acreditado intelectual cubano que aparece bajo el título de La imagen visual que habla, se comenta que “la selección de imágenes, realizada por el propio Chile, más que una antología de su obra, que no lo es, viene a ser un conjunto diverso, hasta cierto punto azaroso, que se corresponde con algunas de las vertientes de su trabajo fotográfico, que van desde lo conceptual o experimental, hasta lo puramente documental, atendiendo, la mayoría de las veces, a una mirada introspectiva que persigue decodificar el corazón de las imágenes. Este es el punto de partida del diálogo entre poetas y artista, y donde se produce la traducción de sentidos. Precisamente, es ahí, donde anida la poesía.
“Los poetas reunidos en torno a las fotografías de Chile —agrega—son, sin excepción, reconocidos en el universo letrado del país. Algunos más jóvenes y con menos obra publicada, pero excelentes bardos. Todos han entregado apreciables poemas que otorgan una centralidad a las imágenes del libro, lo que mucho se agradece. Estos textos, salvo uno (el de Miguel Barnet), han sido escritos especialmente para la ocasión, es decir, en su inmensa mayoría, son inéditos”.
Los textos e imágenes que conforman este libro integraron la muestra homónima que en julio de 2022 fue instalada en la galería El Reino de este Mundo, de la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí.
La profusa obra Chile, acreedor del Premio Nacional de Periodismo José Martí y la Distinción por la Cultura Nacional, entre otros muchos reconocimientos, comenzó a trascender en los primeros años en la década de los años 80 del pasado siglo, cuando empezó a ejercer como camarógrafo y editor, primero, y realizador y fotógrafo, después, en la Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, con el fin de documentar el ejercer revolucionario del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, equipo que estuvo dirigido durante años por el historiador Pedro Álvarez Tabío, y posteriormente por el propio Chile. Tal suerte le propició acometer su labor más meritoria: “dedicar los mejores años de su vida, a seguir a Fidel a todas partes sin reparos y sin miedos, registrando y reportando su infatigable actividad revolucionaria”.
El gran maestro del lente participó, junto al líder invicto, en más de 60 viajes por decenas de países de todos los continentes; así como por todo el archipiélago nacional, en incontables visitas y recorridos de trabajo, de los cuales dejó constancia. Donde quiera que estaba Fidel, estaban los ojos de Chile: “en las horas más tensas y difíciles, y en los momentos de júbilo y victoria.
En calidad de camarógrafo personal de Fidel, legó a las venideras generaciones excelentes documentales y reportajes de indiscutible valor histórico, periodístico y artístico, que asimismo forman parte de la memoria audiovisual de la nación cubana.
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