Primeros pasos del itinerario comunicativo de la Revolución


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El período gubernamental revolucionario inicia en enero de 1959, tras la huida del tirano Fulgencio Batista y muy pronto demuestra que es mucho más que un cambio de hombres.

Las nuevas legislaciones y normativas del Gobierno Revolucionario, generan transformaciones raigales en los niveles estructurales y en los imaginarios colectivos de nuestra sociedad y surgen nuevos paradigmas comunicativos, sociales, ideológicos y políticos.

Aunque lo que conocemos como Revolución, constituye en sí misma, uno de los más trascendentes fenómenos culturales nacionales; hoy quiero recordar algunos sucesos vinculados a los ámbitos simbólicos que tuvieron lugar entre 1959 y 1961:

Desde el 8 de enero de 1959, el sistema electrónico privado radicado en La Habana (1) forjó una alianza sin precedentes – entre empresas rivales que competían por el mercado publicitario-mediático – para informar sobre el mare magnum de noticias vinculadas a la toma del poder de los rebeldes y los sucesivos acontecimientos.

Su primera expresión fue la cobertura al arribo de La caravana de la libertad a la capital, encabezada por Fidel Castro Ruz (2); generadora de una difusión televisiva directa al aire – ininterrumpida –, superior a las sesenta horas, donde se ofrecieron:

- Reportajes sobre la trayectoria de la Caravana y la apoteosis popular desencadenada por la misma.

- Entrevistas en los foros o en la calle a combatientes del Ejército Rebelde, sus máximos líderes y múltiples personalidades del Gobierno derrocado por Batista en 1952. (3)

- Documentales, reportajes e imágenes censuradas por la tiranía.

- Llamamientos al orden público.

- Cubanos comunes que desde los foros mediáticos intentaban localizar a familiares desaparecidos.

Cuando el propio 8 de enero, Fidel comparece por vez primera ante el pueblo de Cuba (programa televisivo ANTE LA PRENSA, de la cadena nacional Canal 6, CMQ TV), inicia una intensa estrategia comunicativa para difundir el programa político e instaura la práctica mediática de superar todos los registros conocidos de permanencia ante las cámaras televisivas y de sus consecuentes índices de audiencias.

Desde 1959, el suceso que significa la Revolución, impacta en los contenidos de los más diversos géneros y formatos de la programación de las radioemisoras-televisoras comerciales pertenecientes al capital privado. 

Antes de escapar de la justicia, Fulgencio Batista vació las arcas de la nación. Al comprobarse paulatinamente que su participación accionaria – y la de sus familiares y numerosos allegados –  se extendía a decenas de empresas; se crea el Ministerio de Recuperación de bienes malversados. (4)  

La transferencia al Estado del sector mediático no fue una acción única, homogénea y compacta. Aún de existir la decisión gubernamental de estatalizar el universo mediático, este proceso lo desencadenaron ciertos hechos históricos y los imprevistos propios de los dinámicos y   convulsos cambios que tenían lugar en una sociedad revolucionada hasta su médula.

Las primeras emisoras radiales y televisivas se intervinieron cuando se comprobó la participación en ellas de familiares o personeros del régimen. Luego, abarcó todo el sector y su propiedad privada devino estatal y el modelo de radiodifusión con fines mercantiles, servicio público.  

La estatalización de los negocios del sector privado y, sobre todo, la nacionalización de las empresas extranjeras radicadas en el país, impactaron descomunalmente a nuestros medios de comunicación. (5)

La Industria Cultural cubana no giraba alrededor del cine, las editoriales de literatura y el teatro, sino de la radio, la televisión, la investigación de comunicación o mercado y la publicidad. (6)

Nuestra radiodifusión sustentaba su gestión cotidiana en diversas alianzas financieras, laborales y simbólicas con los productores de bienes de consumo o servicios y las agencias de comunicación integral cubanas o foráneas.

Aunque muchos de sus aliados eran importantes productoras y agencias cubanas, nuestra singularidad geográfica y política determinó que unas pocas filiales nacionales de consorcios norteños, concentraran la mayoría de la gestión económica, el patrocinio radial-televisivo y la creatividad de sus programas. Ejemplos: Crusellas, Sabates (7), RCA Victor (8) y General Electric (9). 

A fines de febrero de 1961, la suspensión definitiva de la emisión de mensajes comerciales en la programación radial-televisiva, anuló este sistema comunicativo-financiero-simbólico.  

La instauración de la radiodifusión de servicio público generó una raigal revolución ideológica-cultural en los ámbitos mediáticos, simbólicos, comunicativos y comerciales de toda la nación; de la cual falta mucho por investigar.

 

 

 

Notas:

(1) Incluso, los de cobertura nacional.

(2) Líder del Movimiento 26 de julio, organización que jugó un rol decisivo en el derrocamiento de Fulgencio Batista.

(3) El 19 de marzo de 1952 se produjo el golpe de estado militar de Fulgencio Batista, que anula la Constitución y las garantías ciudadanas. 

(4) Accionista directo o indirecto en más de setenta empresas, entre ellas, algunas de la prensa plana, la radio y la televisión.

(5) En la Cuba de 1959, muchos creían que la Revolución no duraría mucho tiempo. Por ello, muchos propietarios salieron del país sin proponerse una emigración definitiva. De golpe y porrazo, el Estado enfrentó el pago de nóminas con salarios gigantescos a artistas exclusivos, contratados por estas entidades.

(6) Disciplinas y actividades que Cuba lideraba fuera de EE.UU.

(7) Crusellas – subsidiaria de Colgate-Palmolive Peet – y Sabates – de Procter and Gamble –. 

(8) La importadora cubana Humara y Lastra – accionista en numerosas televisoras cubanas – la representaba en Cuba.

(9) Compartiendo con numerosos anunciantes de ambas naciones. 


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