Como parte de la naciente efervescencia por desarrollar en Cuba el entonces novedoso y atrayente proyecto de comunicación a través del éter, el 15 de diciembre de 1929, nació Radio Progreso (RP), La Onda de la Alegría, medio promotor de cultura, divertimentos y educación, amén de su destacada labor en la información oportuna y eficaz sobre disimiles acontecimientos nacionales e internacionales.
Los orígenes
Domingo Fernández, avispado propietario de una tienda de efectos eléctricos denominada El Progreso Cubano, se pertrechó de los recursos necesarios para en ese mismo lugar (Máximo Gómez número 139), fundar su emisora radial —de baja potencia— que identificó con el nombre de su establecimiento. Desde entonces han transcurrido 91 con la satisfacción de haber consolidado —y exhibir— sus estrechos vínculos con la familia cubana.
Su variada programación de dramatizados, música y programas, durante las 24 horas del día, ahora llega a los hogares como parte del Sistema Nacional de la Radio Cubana integrado por 100 emisoras diseminadas a lo largo y ancho de nuestro caribeño archipiélago.
A principio de la década de los años 40 del pasado siglo, ya con un kilo de potencia, la planta fue trasladada para los bajos del Centro Gallego —San José número 104, entre Prado y Consulado—, muy cerca de los límites de los actuales municipios de Centro Habana y La Habana Vieja. Nacía una nueva era de vida radial en este proyecto al que sus dueños decidieron cambiarle, o acortar, su denominación por la de Radio Progreso (RP). Y con esa seña —que aún la reconoce—, continuó ganando preferencia popular.
En esa época contaba con un moderno estudio con capacidad para 50 personas, el cual estaba ubicado en la azotea del mencionado edificio. Allí, engalanadas, concurrían cada día cientos de personas para presenciar, en vivo, las transmisiones de lo mejor de la música española, mexicana y argentina.
Agrupaciones de prestigio como La Sonora Matancera, Antonio María Romeu y Barbarito Diez, entre otros, protagonizaban en el modesto escenario sus respectivos espectáculos musicales. Posteriormente, el interés de la población, aficionada al criollísimo humor insular, encontró en RP otros divertimentos a través de comedias y radio-teatros, en los que participaban renombradas figuras de la escena como los hermanos Martínez Casado, Carlos Badías, Arturo Liendo, Elvira Cervera y Otto Sirgo. En 1941, se incorporan nuevos artistas y agrupaciones, como Orlando Vallejo, la familia Velo, y la orquesta Almendra, de Abelardito Valdés.
Entonces los más connotados patrocinadores de RP eran Sazonador El Potro y Café Pilón. En 1943, Luis Vilardell, representante de los cigarros Partagás, llegó a un acuerdo con los dueños para crear la Discoteca Partagás, en los horarios de la mañana y la tarde, espacio que rápidamente ganó notable audiencia radial, suerte que igualmente corrieron los dramatizados Actualidad Mundial y Drama Real, amén de otros de interés como La entrevista policíaca, Héroes de la Justicia, el Abogado de los Pobres y el dominical El Hombre de la Casa Prado. Se produjo un fenómeno de admiración entre la población que motivó que se añadieran bloques de programas de seis a ocho de la noche, a estudio lleno y con bocinas hacia la calle, lo cual muchas veces provocó interrupciones del tránsito debido a la multitud que acudía al lugar para disfrutar de las presentaciones de algunos de los más brillantes iconos de la música cubana, como La Sonora Matancera, Olga y Tony, la orquesta de Los Hermanos Castro y los célebres cantantes campesinos Celina y Reutilio, Raúl Lima y otros.
Tal nivel de retroalimentación con los radioescuchas y las personas que pugnaban por conseguir una butaca en la sala de trasmisiones, motivaron a los propietarios de RP a instalar un equipo de 50 kilos, en la finca Fuente Blanca, en la antigua carretera de Guanabacoa y varios repetidores por todo el país, tecnología que hizo posible que a punto de concluir los años 40 fuese una emisora nacional.
Fue entonces cuando se decidió construir nuevos y modernos estudios —Infanta 105, esquina a 25—, desde donde se iniciaron las transmisiones el 28 de noviembre de 1953. Músicos y actores deseaban exponer su obra en los confortables locales construidos allí, entre los que sobresalió el Estudio Uno, con capacidad para 300 personas. A partir de 1954 se fortalece la programación dramatizada patrocinada básicamente por Crusellas y Sabatés.
Luego del triunfo de la Revolución, en enero de 1959, la radiodifusora pasó a ser una de las principales vías de información de las concentraciones populares que se realizaban en aquellos primeros años, las que trasmitía en vivo. El 2 de julio fue intervenida, y se le incorporaron nuevos espacios como Música Latinoamericana y La Canción y Tú, con César Portillo de la Luz y las Hermanas Martí.
Amén de sus programas devenidos emblemas entre jóvenes y adultos, como Nocturno, Alegrías de sobremesa, La discoteca popular, La novela de las dos, Juventud 2000, Clave 830, Epigramas, Bolereando, Pensando en ti y Ritmos, RP es hoy uno de los medios de comunicación con una sólida, inmediata y eficaz labor informativa mediante numerosos noticieros, boletines, comentarios periodísticos sobre temas de actualidad y revistas de corte informativo-musical, en las que tuvo una participación activa la desaparecida actriz de la radio y la televisión Aida Isalbe; así como fue escenario de ejercicio de destacadas figuras de la cultura cubana, entre ellas Dora Alonso, Jesús Orta Ruiz (El indio Naborí), Georgina Almanza, Pastor Felipe, Félix Pita Rodríguez, José R. González Ramos y Héctor Fraga.
Muchos otros nombres ganaron el aprecio de los radioescuchas de esta dinámica emisora. Entre ellos, vale recordar a Eduardo Rosillo, insigne locutor de la radio en Cuba y uno de los más fieles defensores de la música popular en programas como Un Domingo con Rosillo y Alegrías de Sobremesa, dos de los espacios más exitosos de toda la radio insular; además de Carlos Más, quien en esta planta hizo historia como director, productor y guionista de musicales variados, especializados, radio-revistas musicales, y dramatizados. Su estilo personal sobresalió en La discoteca popular, a la que se dedicó por entero durante muchos años, además de dirigir, durante toda una década, la simbólica Alegrías de Sobremesa.
Sobre este último proyecto radial que causó furor en las familias cubanas no puede dejar de mencionarse al también prestigioso escritor y director Alberto Luberta, quien desde el año 1965 y hasta su fallecimiento en el año 2017, escribió el guion de uno de los momentos más agradecidos por los insulares —hasta se veían choferes con aparatos de radio en los ómnibus para sintonizarlo— en el cual se fusionaban la música y la comedia costumbrista, igualmente elogiado por los creadores del pentagrama nacional quienes lo consideraban como el lugar donde más se defendían sus obras.
Muchos denominaban a Alegría de sobremesa como El programa de Rita y Paco, en alusión a sus más sobresalientes protagonistas Marta Jiménez Oropeza e Idalberto Delgado. Fue, sin dudas, el espacio más escuchado de la radio cubana.
No puede cuestionarse que RP se ha mantenido, durante décadas, en la vanguardia radiodifusora nacional. Con propuestas que incluyen todos los géneros de la música, nacional e internacional, para convertirse en imprescindible referente de estudiosos, críticos y periodistas especializados, además de sus múltiples dramatizados por los que pasaron —y pasan—, además, otras importantes figuras de la escena.
Con más de 92 programas —informativos, musicales variados, dramatizados y de propaganda—, RP, encabezado por su dinámica directora Anabel Candelario Carmona, trasciende las fronteras de la Isla para llegar, además, a numerosas comunidades del Caribe, Estados Unidos y Latinoamérica, convertido en paradigma de la radio cubana, que marcha a tono con la Revolución y el Socialismo, ahora inmerso en la promoción y orientación al pueblo sobre la compleja y necesario actualización del modelo económico y social de nuestro país.
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