El tema del destierro ha sido palabra y acción en tiempos diversos de la historia de la humanidad como episodio brutal, represivo y deshumanizante practicado por los poderosos en los cuatro puntos cardinales.
Dicho tema, sufrido en carne propia desde muy pequeña junto a su familia, lo trajo consigo la poetisa Aitana Alberti durante la presentación del volumen —de cerca de 600 página—, Rafael Alberti, María Teresa León y Aitana Alberti en Uruguay (Editorial Losada). Libro que, a título personal presentó la prestigiosa escritora en la habanera sede de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), con motivo de la celebración de la XXV Feria Internacional del Libro de La Habana.
Junto al escritor y periodista Rafael Grillo, y el arquitecto y ensayista catalán Juan Carlos Togo Vila, Aitana rememoró momentos de su infancia, adolescencia y buena parte de su juventud que la obligaron junto a sus padres, Rafael Alberti y María Teresa León, a vivir como exiliados en esa nación sudamericana.
Por su parte el periodista y director de la revista El Caimán Barbudo, Rafael Grillo, destacó su pasión “como lector” hacia la literatura del escritor uruguayo Juan Carlos Onetti (1909-1994) —amigo personal del siempre imprescindible Eduardo Galeano—, y la huella que ha dejado en su formación como intelectual.
Recordó Grillo cómo en 1994 —año del fallecimiento de Onetti—, él tuvo el privilegio “de conocer a Onetti a través de un libro publicado por la Casa de las Américas que reunía noveletas de algunos autores latinoamericanos y, entre ellas, una del uruguayo titulada El Pozo, escrita en 1939: “Me capturó de tal forma aquel título que, durante meses después, fumé y bebí como Onetti; hice el amor como él —y quien exponía además que el que es absurdo y maravilloso, absurdamente visita cualquier tipo de alma—, en fin, mi universo entero era Onetti, al igual que la literatura entera”.
Afirmó a continuación sobre su decisión de realizar en aquel entonces una gran búsqueda de libros de ese autor hasta que, a mediados de aquel año (1994), un amigo le revela que aquel escritor uruguayo hacia quien él sentía tanta pasión literaria, había fallecido. Diez años después, en el 2004, “quise hacerle un homenaje a Onetti, y cumplí esa promesa en momentos en que un periódico costarricense iba a inaugurar una sección cultural dedicada a escritores latinoamericanos y, en el primero que pensé fue en Onetti”.
Grillo así lo hizo, pero la forma de escritura que eligió fue totalmente novedosa: “Decidí tocar a la casa de Onetti, como vendedor ambulante de libros para, de esa forma poder conversar con él o entrevistarlo a la manera de ficción. Y así fue publicada aquella entrevista al fantasma de Onetti”.
Por su parte en su intervención el arquitecto y ensayista catalán Togo Vila, realizó un recordatorio de los espacios habitados por el matrimonio Alberti-León durante su obligada estancia en el Uruguay y, en especial, de la residencia ubicada en el puerto de Santa María, en la costa catalana, antes de partir hacia tierras sudamericanas..
“El paralelo de Punta del Este (Uruguay), en el hemisferio sur, es similar al del eje del Mediterráneo; por tanto, el clima es casi similar al del Puerto de Santa María en España; con iguales pinos, eucaliptos, aire marino, sol radiante… De aquí partirán los Poemas de Punta del Este (1945-1956), escritos por Alberti y permeados de una nostalgia sin límites y evocadora de aquel otro lugar de residencia en la tierra que le vio nacer: su Paraíso perdido.
Finalmente, fue presentado el documental Pupila al Viento (1950-17”) —con las voces de fondo de Rafael Alberti y de María Teresa León—, representativo de aquel paraíso que les acogió en Punta del Este, Uruguay, donde la pareja halló el retorno a una paz interior y a un recuerdo melancólico que siempre les invadiría por sus semejanzas en la ubicación de los ejes cartesianos: el puerto de Santa María en la lejana España.
De Punta del Este, al mar. / Y del mar, ¿adónde iría / que me dejaran cantar? / Nadie allí me dejaría. Rafael Alberti. De: Poemas de Punta del Este. (1945-1956)
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