Entre veintiocho reconocidos artistas visuales cubanos nominados por más de treinta instituciones culturales, Rafael Zarza González (La Habana, 1944) resultó recientemente ganador del Premio Nacional de Artes Plásticas 2020, máximo galardón que otorga anualmente el Consejo Nacional de las Artes Plásticas.
No obstante ser poseedor de una valiosa y extensa obra en el grabado y la pintura, la cual es avalada por otros importantes reconocimientos, así como por numerosas exposiciones en varios países, dijo sentirse gratamente sorprendido al ser seleccionado entre tantos prestigiosos creadores.
“Pero estoy contento, cómo no voy a estarlo. Creo que a todo artista que se le dé el Premio va a estar contento. Por lo general, los que lo obtienen tienen una obra muy sólida, de años, por lo que creo que es muy bueno que exista”.
Pienso que es un estímulo.
“Siempre es un estímulo para uno trabajar, para comprometerte mucho más contigo mismo y con la obra que estás produciendo; porque es una obra que se queda en Cuba, es una obra de un artista cubano y es muy bueno que eso pase. Creo que por ahí está la cosa”.
Para el gremio de los grabadores también será un incentivo el que Ud. lo haya ganado.
“Pienso que en un futuro otros grabadores pueden obtenerlo. Creo también que tienen que trabajar mucho, durante muchos años y muy seriamente. Pero, bueno, eso depende de ellos”.
¿En medio de qué proyecto lo sorprende el Premio?
“Creo que, en principio, el proyecto que debe tener un artista es trabajar. En cuanto a exposiciones, me imagino que tendré que hacer una en el Museo Nacional de Bellas Artes. Tendría que organizar esto y ver qué hago”.
En la prestigiosa institución capitalina ya tuvo este artista una exposición personal en 2011: Zarza: universo incomprensible, exhibición que contó con una veintena de pinturas en las que el toro, ese símbolo recurrente en su obra, era figura central por ser “un animal que muere luchando, con un espíritu de valentía que deben tener los cubanos”.
Más recientemente, el pasado año, durante la XIII Bienal de La Habana, hubo oportunidad de volver a apreciar un conjunto de piezas de este creador, en esa ocasión en el Taller de Serigrafía René Portocarrero. Muquixes, palabra que en la etnia angolana de los yaka significa máscara, fue el título de la muestra.
“Para mí fue importante porque hacía mucho tiempo que no hacía serigrafía. Son piezas que, muchas de ellas, las hice en Angola. En los dos años que estuve allí como combatiente traté de estudiar las máscaras, las cuales me parecieron interesantísimas porque en ellas estaba la génesis del cubismo y, sobre todo, del expresionismo. Cuando las vi allí y que no eran falsas, sino las verdaderas…Eso es algo que a un artista siempre le llega”.
Vinculado al Taller Experimental de Gráfica de La Habana desde 1966, Zarza ha incursionado en diferentes técnicas, aunque es la litografía la que más espacio ocupa en su obra.
“Siempre he tratado de romper la frontera que hay entre el grabado y la pintura. Yo asumo la pieza litográfica como si fuera un trabajo sobre una hoja de papel: la dibujo, la manipulo. Obtengo esas impresiones y la sigo trabajando. Siempre trato de saltar ese divorcio entre pintura y grabado.
En estos momentos estamos bastante inducidos en la experimentación de la gráfica. Ya el grabado no es el grabado aquel tradicional, hoy en día los grabadores experimentan mucho más: pintan sobre la pieza, pegan, hacen collage…
Eso es lo que me interesa del grabado en estos momentos, no el dibujar en una piedra y reproducirlo porque ya lo he hecho en diferentes técnicas. Lo que estoy haciendo ahora en litografía es experimentar”.
Y en tiempos en que por la pandemia no podía ir al Taller en qué trabajaba.
“En esos meses en que estuve encerrado pintaba y dibujaba aquí en la casa. Hice cosas más chiquitas en cartones, cosas muy íntimas, y las puse en cajas de tabaco”.
En diciembre de 2021 deberá ser el próximo encuentro con la obra de Zarza en el Museo Nacional de Bellas Artes. Es parte del Premio con el que se le ha reconocido su digna trayectoria y sus méritos artísticos, los mismos que nunca dejarán de sorprendernos y que lo distinguen en un panorama tan rico como el de las artes visuales cubanas.
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