Luego de dos años y medio de una rehabilitación capital, reabrió sus puertas el Museo de la Orfebrería, institución de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana que atesora una vasta colección que habla de la vida del cubano, particularmente del habanero, de una clase social mediana y alta, del siglo XIX y primer cuarto del siglo XX.
La edificación mostrará un montaje museográfico diferente en algunas de sus salas. Se modificó, sobre todo, el montaje de las salas de aseo, la de joyería y el gran salón comedor, además de retomar la colección de objetos de escritorio y de fumar, ya que responden a parte de la historia del inmueble y que están vigentes desde la propia restauración de la pintura mural, presente en el arco de entrada del salón principal de la planta baja donde puede leerse: Efectos de escritorio.
El Museo de la Orfebrería posee una colección doméstica, aunque dentro de las salas se exhiben también importantes colecciones de Numismática y de Arte religioso. Hay fondos que responden al uso doméstico, como son las salas de aseo, el gran salón comedor y los objetos de escritorio y fumador, de uso personal, objetos presentes en las salas de armas y bastones, relojes y el área de joyería.
En el inmueble destacan, asimismo, piezas elaboradas en La Habana por cubanos y orfebres españoles, radicados en la ciudad desde principios del siglo XIX, como son los hermanos Misa Besada, Pisano y Juan Bautista Prentice, que tuvieron distintos talleres de platería. Algunos de ellos fueron: Misa y Hermanos, platería de Manuel y Ricardo Misa; J.Misa, de Juan Ramón Misa Besada; La Copa de Oro, de Ricardo Misa Besada; M. Misa platería, de Manuel Misa; El Espejo, de Juan Bautista Prentice, y Puño de Oro, platería de Juan Herrera.
También en el museo se realizó un nuevo montaje museológico y museográfico de las dos vitrinas de joyería de la institución, teniendo en cuenta de que cuando se habla de Orfebrería casi todo el mundo se remite únicamente a la joyería, y Orfebrería no es solo joyería; es mucho más.
El montaje museográfico responde igualmente a subrayar, dentro de la colección, las piezas del siglo XVIII y las de procedencia habanera. Y en el caso del salón comedor se hizo una diferenciación entre una sala ambientada y cómo sería la colección en función de la ambientación de ese espacio.
La instalación tiene un estrecho vínculo con la Asociación Cubana de Artesanos Artistas (ACAA) y a través de los 20 años de trabajo, esa relación se ha visto siempre en función del quehacer con artistas noveles y consagrados, en muestras transitorias de carácter personal y colectivas. Ahora tendrá una sala de conferencias y dos espacios para exposiciones transitorias de Orfebrería cubana contemporánea.
También continuará organizando conferencias y talleres, que aportan al conocimiento de la orfebrería como arte, pues en Cuba no hay una academia que se dedique a la enseñanza de esa labor artística.
La antigua casona colonial donde radica hoy esa instalación se asocia con razón a los inicios de ese arte en Cuba, pues desde 1707 residió y tuvo su taller allí el platero Gregorio Tabares.
Situado en Obispo núm. 113, el Museo de la Orfebrería abre al público de martes a sábado de 9:00 a.m. a 5:00 p.m. y los domingos de 9:00 a.m. a 1:00 p.m.
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