Revoluciones en la primera mitad del siglo XX en América Latina (II)


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El México revolucionario

En México, estalla otra situación revolucionaria el 20 de noviembre de 1910 contra la tiranía de Porfirio Díaz y reclamando la reforma agraria por la que se inició la guerra de independencia con el Grito de Dolores el 16 de septiembre de 1810, que no tuvo en cuenta el Plan de Iguala o Pacto Trigarante que la concluyó en 1821, ni tampoco pudo realizarse con la reforma liberal juarista. 

El convulso proceso de guerra revolucionaria dirigida por Emiliano Zapata al sur y Francisco “Pancho” Villa, Álvaro Obregón y Pascual Orozco, al norte, no fueron meros movimientos armados. Derrocado Díaz por el electorado en las primeras elecciones verdaderamente democráticas después de reelecciones fraudulentas durante treinta años, asume la presidencia de la República el liberal Francisco Madero el 6 de noviembre de 1911, que no dio respuesta a las exigencias revolucionarias resumidas en las demandas agrarias del Plan de Ayala de Zapata y las exigencias sociales de Orozco contenidas en el Plan de la Empacadora.

Tras la renuncia de Madero, el 19 de febrero de 1911, y su asesinato tres días más tarde, sobrevino la contrarrevolución con la presidencia de Victoriano Huerta y el llamado Pacto de la Embajada, que se refiere a la sede diplomática de Estados Unidos, donde se fraguó.

Para enfrentar a la contrarrevolución y al llamado “usurpador” Huerta, Venustiano Carranza crea el Ejército Constitucionalista en el norte y proclama el Plan de Guadalupe. Huerta abandona el poder en julio de 1914. Carranza, autoproclamado líder máximo de la revolución, es nombrado presidente por los constitucionalistas, pero es desconocido por la Convención de Aguascalientes entre varios líderes revolucionarios, y traslada su gobierno a Veracruz, mientras los convencionalistas nombran en la presidencia a Eulalio Gómez.  

Se enfrentan ambos bandos en una guerra de guerrillas que se extendió desde octubre de 1914 a noviembre de 1916, aunque fuerzas zapatistas y villistas continuaron varios meses más.

Ya para septiembre de 1916, Carranza y los convencionalistas habían convocado a una asamblea constituyente y lograron trabajar en la unificación de la causa revolucionaria para lograr un texto progresista y popular. Votada la constitución el 31 de enero de 1917, fue promulgada el 5 de febrero. Para muchos, la más avanzada, revolucionaria y moderna constitución de América Latina antes de la cubana de 1940, consagrando el derecho agrario, los derechos laborales, la garantía de la salud y la educación por el Estado, los derechos políticos y la libertad de prensa.

Para algunos historiadores el 5 de febrero de 1917, con la promulgación de la Constitución, es el fin de la Revolución Mexicana. Ese es el punto de vista de los que ven a las revoluciones como hechos violentos relacionados con la toma del poder político y no como procesos de profundas transformaciones políticas, económicas y sociales; aun así, posterior a la promulgación de la carta magna, suceden tres hechos de sangre que forman parte de la reacción en contra de la Revolución y son orgánicas del proceso, los asesinatos de varios de sus más destacados líderes, nada casual y sí premeditado: Emiliano Zapata en 1919, Venustiano Carranza en 1920 y Álvaro Obregón en 1928, partes del plan de hacer fracasar la revolución.

En un análisis como proceso, el momento crucial, el de mayor transformación de la realidad revolucionaria mexicana se experimenta 17 años después de promulgada su Constitución, cuando el 1ro de diciembre de 1934 asume la presidencia Lázaro Cárdenas del Río, por el Partido Nacional Revolucionario (PNR), fundado en 1929; del cual había sido su presidente del 16 de octubre de 1930 al 27 de agosto de 1931, y que, en 1938 pasa a denominarse Partido de la Revolución Mexicana (PRM). 

Cárdenas gobierna hasta el 30 de noviembre de 1940 y en su período presidencial, en materia de transformaciones económicas, concluye la muy ansiada por más de cien años reforma agraria, nacionaliza las industrias del petróleo y la eléctrica, que estaban en manos de monopolios estadounidenses y crea los ejidos en el sector agropecuario. En política educativa, crea el Instituto Politécnico Nacional (IPN) y el Colegio de México (Colmex). En el ámbito partidista, proletariza el Partido Nacional Revolucionario con la incorporación al mismo de las grandes centrales obreras, dando paso al Partido de la Revolución Mexicana. En política exterior acompañó las causas más justas y progresistas como el apoyo a la República Española y el otorgamiento de asilo político a sus ciudadanos antes y después de la guerra civil en la península ibérica.     

Cárdenas se incorporó al Ejército Constitucionalista en 1913, a la edad de 18 años, y fue ascendiendo por sus méritos hasta el grado de general de división. Transitó por varios cargos políticos en el contexto de la Revolución Mexicana antes de ocupar la presidencia del país, siendo ejemplo de verdadero revolucionario. Fue gobernador de su estado natal, Michoacán, primero por escaso tiempo en 1920 y posteriormente entre 1928 y 1932, simultaneando entre el 28 de agosto y el 15 de octubre de 1931 con la secretaría de Gobernación del gobierno nacional; al concluir la gubernatura en Michoacán, del 1ro de enero al 15 de mayo de 1933 fue secretario de Guerra y Marina. Posterior a su administración fue secretario de la Defensa Nacional, entre 1942 y 1945. 

El 18 de enero de 1946 el Partido de la Revolución Mexicana pasa a llamarse Partido Revolucionario Institucional (PRI). Cárdenas se encuentra entre sus fundadores y militó en él hasta su muerte el 19 de octubre de 1970. 

El PRI gobernó México hasta el año 2000 en que dio paso al poder al Partido Acción Nacional (PAN), de extrema derecha y patrocinador del neoliberalismo. En un análisis de la trayectoria política del PRI, habría que decir que, si bien es el continuador del PNR y del PMR, que fueron partidos de izquierda y de la Revolución y así nació el propio PRI, este fue derivando hacia posiciones de centro, centro derecha, y finalmente a un partido de derecha. 

¿Cuándo terminó la Revolución Mexicana? No con la asunción del PAN al gobierno sino antes, en algún momento posterior a 1946 como parte del proceso de derechización del PRI. Presumiblemente en la década de 1970 ya había dado pasos concretos hacia la derecha, pero el proceso mexicano ha sido complicado y sería impreciso para este autor fijar el momento exacto. 

Sin embargo, tuvo su respuesta desde la izquierda, cuando Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, hijo de Lázaro Cárdenas del Río, se separa del PRI y funda el Partido de la Revolución Democrática (PRD) el 5 de mayo de 1989, de tendencia socialdemócrata y de este se desprende otro más radical: el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) —fundado por Andrés Manuel López Obrador (AMLO) el 2 de octubre de 2011—, que le dio un nuevo aire a la ya entonces extinta Revolución Mexicana al asumir el poder en el 2018, pero ese es otro proceso y otra historia. 


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