Un homenaje a la destacadísima poeta y ensayista Fina García-Marruz (La Habana, 1923), tuvo lugar este viernes en la Sala Villena de la Uneac, auspiciado por el sello editorial de esa institución, la revista La Isla Infinita y la editorial madrileña Huso, la cual publicara recientemente una colección de obras de la Premio Nacional de Literatura 1990.
El evento, concebido dentro de la 28 Feria Internacional del Libro de La Habana, contó con las disertaciones del editor José Adrián Vitier, nieto de la escritora; la poeta y narradora Marilyn Bobes; así como los ensayistas Zaida Capote y Enrique Saíz, estudiosos todos de su legado literario.
Desde la perspectiva íntima que imponen la convivencia y los lazos de sangre; pero con una objetividad encomiable, Vitier abordó la proyección personal y las rutinas de trabajo de quien asumió su vida como un todo, en el que se fundían las labores domésticas e intelectuales; el ensayo y la poesía.
Inevitables fueron en su intervención las remisiones frecuentes al Grupo Orígenes, del cual García-Marruz formó parte junto a su compañero en la vida, el también poeta y ensayista Cintio Vitier, por ser común en todos ellos los conceptos del amor, la amistad, la fe y la creación.
Al libro Habana del centro, compendio de varios poemarios que la también Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana concibió a lo largo de 30 años, dedicó su análisis Marilyn Bobes quien afirmó que, vista desde sus esencias y no al modo superficial de las tarjetas postales, la capital cubana vive y crece cada día con mayor relevancia en este libro que tras 22 años Ediciones Unión se apresta a reeditar.
“Con ojos de niña y lucidez de adulta, García-Marruz nos ha legado con este volumen la más alta revelación trascendentalista de una ciudad que disecciona a partir de la memoria y con una buena dosis de introspecciones que buscan, en los diversos modos de versificación asumidos, los elementos subjetivos que identifican a La Habana”, señaló.
Por su parte Zaida Capote centró su intervención en el ensayo Notas para un libro sobre Cervantes, en el que, para su sorpresa, la también autora de Créditos de Charlot, hace una lectura política de Cervantes: un hombre a través de su obra, texto en el que Mirta Aguirre intenta evaluar al Manco de Lepanto desde la enloquecida personalidad de El Quijote.
Sin ser este uno de sus ensayos al que se le haya dado mayor relevancia, dijo, en él García-Marruz expone interesantes criterios, como aquel en el que contrapone una obra de tesis a una de arte.
Asimismo, se refirió a la cercanía espiritual desde la que esta autora aborda personalidades como la de José Martí y Juana Borrero, haciéndoselas entrañables al lector.
El ensayo Por Dador de José Lezama Lima sirvió a Enrique Saíz para resumir características de la ensayística de la homenajeada, las cuales la distancian de otras escuelas literarias precedentes.
Principalmente por la capacidad que tuvo la Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca de llevarnos en sus análisis a otra dimensión del tema que se tratara, a la que no pudieron arribar los restantes críticos, gracias a su agudeza, cultura y dominio del idioma.
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