¿Qué cubano no ha disfrutado del ritmo inconfundible, de los compases melódicos, de los llamados Mosaicos de boleros, creados para enamorar, para enaltecer corazones de lo bueno y más profundo del ser humano? ¿Qué cubano no ha bailado, abrazado a su pareja y con suave cadencia al escucharlas, junto a las notas de una música que hizo y continuará haciendo época, al nacer de lo más profundo de Lo Cubano, de ese lenguaje que continúa recorriendo y gustando por su universalidad?
Y es que en el Conjunto de Roberto Faz el tiempo se pierde ante su inmensa grandeza musical; de música cubana imperecedera, repleta de recuerdos y de alegrías.
Su creador, el sonero mayor desde 1956, Roberto Faz nos dijo adiós hace 55 años; sin embargo, nunca estará ausente para todo aquel cubano conocedor y buen comunicador de su música y de su excelente estilo, al igual que de su afectuoso trato hacia todos los que le conocieron y trabajaron a su lado.
Director, compositor, arreglista, cantante de géneros muy criollos como el Son montuno, la Guaracha, el Danzonete y el Bolero, nutrieron su extensísima carrera profesional.
Roberto Faz nació en el seno de una familia humilde del poblado habanero de Regla en 1914. Según biógrafos, con apenas trece años se inició como vocalista en el sexteto Champan Sport, en Guanabacoa, hasta que en 1930 integra la Orquesta Ultramar, dirigida por su padre. Al mismo tiempo y, producto de la situación económica de la familia, tuvo que dedicarse a otras ocupaciones como la de camarero y conductor de autobuses.
Parece que en mayo de 1944 un aldabonazo de suerte y de conocimiento de su profesionalismo, tocó a la puerta de su hogar, al integrar el popular Conjunto Casino, dirigido por Roberto Espí. Junto a la voz de Agustín Ribot realizó numerosas grabaciones y giras por el Caribe y México.
En 1956, ya consagrado como Sonero mayor, formó su orquesta, el Conjunto de Roberto Faz, compuesto por once músicos; el que contaba además con una sección de cuatro trompetas, muy afín en la línea tradicional con la música al estilo del connotado compositor Arsenio Rodríguez.
Junto al Gran Benny Moré, El Bárbaro del Ritmo, comparte escenario (1957), durante un tiempo en el habanero cabaret Alí Bar.
Asimismo, él junto a su conjunto musical estarían siempre presentes en los Carnavales de La Habana, al igual que en infinidad de programas radiales y televisivos.
Entre sus temas más populares y que aún se escuchan a todo lo largo del Archipiélago cubano se hallan: Píntate los labios, María; El pregón de la montana; El Retozón; Suena tu bongó; Oiga, compadre y Te traigo mi Son. A ello se incluyen sus inolvidables Mosaicos de boleros.
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