De ninguna manera podemos considerar esta denominación, como una faceta de su amplísimo trabajo en la esfera cultural cubana. Para este hombre de arte, letras y ciencia, ser maestro es una condición inseparable de su ser, de su piel y parte esencial de su espíritu.
Se hizo maestro, que es hacerse creador, ha dicho nuestro Héroe Nacional.
No vamos a hablar aquí, de una parte, de algunos rasgos, vamos a hablar de la totalidad de un ser que sabe y lo supo siempre, que enseñar fortifica, ilumina, eleva; y que enseñar es un deber inalienable del que se sabe poseedor de una transparencia espiritual que lo dignifica y sostiene.
Lo conocí un día, como el poeta que es y comencé a admirarlo. En una ocasión, me senté frente a él, como alumna y tuve la convicción que me hallaba ante un maestro excepcional. No pasó mucho tiempo para convencerme que no estaba equivocada.
Yo había tenido desde niña, muy buenos maestros. Desde las aulas de primaria, en el bachillerato y en la Universidad, mis maestros fueron magníficos. Por tanto, yo tenía toda la experiencia, para saber si el maestro que brindaba aquel Primer Curso de Teoría y Práctica de la Creación Poética, en el año 2003, era realmente un buen maestro.
Efectivamente, no quedaba la menor duda.
Bien valía, de acuerdo con los propósitos del Curso, llegar a pensar en una Cátedra de Poesía o en una Escuela Cubana de Poesía.
Y por qué no, soñar es hermoso y jamás podremos renunciar a nuestros sueños.
Se amará y se trabajará, decía también Martí.
Creo que el Curso está actualmente inactivo, pero Manzano está ahí, esperando, ofreciendo el mejor consejo, desarrollando un trabajo paciente y creando una obra en plena madurez y de enorme trascendencia.
Sin dudas, es un maestro de vocación y de formación.
Cuando el poeta se graduó de Profesor de la Enseñanza media en el Instituto Pedagógico de Ciego de Ávila, su ciudad natal, en 1975, tenía 26 años. Ya acumulaba años de experiencia docente en aulas de Secundaria, podemos decir, que desde aproximadamente 1970.
Fue en el Curso 77-78, cuando impartió Literatura General en el nivel medio superior en el Preuniversitario en Campo Maximiliano Ramos, Ceballos. En esta oportunidad, ya se había hecho acreedor de la jefatura de la Cátedra. Hablamos hasta este momento, de ocho años de intenso trabajo docente.
Agréguese una década más como profesor de Literatura en Escuelas en el Campo de Ciego, la Isla de la Juventud y Camagüey. En esta última ciudad pasó a Profesor en el Instituto Superior Pedagógico, donde permaneció por diez años hasta que llega a La Habana en el 2002 y comienza a trabajar como especialista en el Instituto Cubano del Libro.
Estamos hablando, entre una cosa y otra, de casi 30 años de experiencia en la labor docente.
Como profesor impartió cursos de gramática española, redacción, expresión escrita, diseño gráfico, del cual es también especialista, Como buen martiano siempre considera que:
No hay gusto mayor que servir de algo a los demás.
Se destacó en el campo de la investigación. Diversas pesquisas científicas encargadas, ocuparon, en muchas ocasiones, su precioso tiempo de creador, durante el cual Martí, Carpentier, Nicolás Guillén, fueron materiales de estudios con brillantes análisis; mientras desarrollaba otros trabajos sobre crítica literaria, así como serios textos metodológicos y un trabajo como coautor presentado a Pedagogía 95, sobre la Metódica de la enseñanza de la literatura presente en el artículo La Ilíada, de Homero, de José Martí.
El tratamiento de la metáfora y la metonimia en tres libros fundamentales de Nicolás Guillén, es una investigación que fue propuesta para el Premio del Ministro, año en que fue seleccionado, como el mejor trabajador investigativo del Instituto Superior Pedagógico “José Martí”.
Este es el Manzano, maestro, Licenciado en Educación, Diplomado en Investigación Socio Cultural, Máster en Cultura Latinoamericana, y Profesor Adjunto de la Universidad de La Habana.
Lo más interesante de todo ello, es que este maestro, que ha impartido importantes postgrados, nunca ha dejado de estudiar. Cursos de Computación, de Literatura Rioplatense, Monográfico de Cervantes, sobre Martí, tema, este último, que nunca abandona; Cursos de Estilística, Voz y Juegos en el tratamiento didáctico con los niños, para señalar algunos muy significativos, que han enriquecido su acervo cultural.
Pienso que Manzano ha seguido, con toda ejemplaridad, la tradición magisterial que acumula nuestra historia. Digno seguidor de Varela, Luz y Caballero, Mendive, Martí, Cintio Vitier y Raúl Ferrer, entre otros muchos, para los cuales:
La única gloria verdadera del hombre estaría en la suma de servicios que hubiese, por sobre su propia persona, prestado a los demás.
A Manzano, martiano por excelencia, el sentido del deber, la disciplina, la tenacidad y el amor, lo han distinguido siempre.
Vuelvo a aquel primer Curso de Teoría y Práctica de la Creación poética que, por cierto, compartió con el también poeta Jesús Curbelo. En ese Curso, no solo aprendimos sobre los temas propuestos, sino que estos encuentros, contribuyeron a acercarnos como cálida familia, donde no hubo competencia, donde fluyó un respeto por la obra de cada uno, donde la crítica individual era para todos, donde no existieron nunca sentimientos que dañaran la amistad más pura. No olvidamos esos encuentros y aunque no he podido hablar últimamente con muchos de los poetas que nos encontrábamos aquellas mañanas en el Centro de Casas de Cultura en El Vedado, si acaso nos vemos, nos abrazamos, y si conocemos de algún triunfo personal, nos sentimos todos muy felices.
Hemos continuado marchando por el sendero trazado por el Bienaventurado el árbol que camina, ese muestrario poético hilado por Roberto Manzano, representativo de aquel primer Curso, aquel texto que apreciamos con toda “su diversidad de imaginario, emocional, lingüístico y referencial, como solaz deferencia y goce de lectura”.
Ha sido para mí muy grato abordar en este tiempo de homenajes, sin dudas, bien merecido, el tema de Roberto Manzano, el maestro.
Como diría Martí: “aprender a enseñar, que es lo más bello y honroso del mundo, cría alma de padre amorosa y augusta”.
Es Manzano, el mejor maestro cuando edita un libro, también cuando se concentra a trabajar en una antología o cuando expresa ya sea oralmente o por escrito sus opiniones sobre determinado autor y su obra. Sabe alcanzar en un instante, en apretada síntesis, la esencia del pensamiento y los sentimientos.
He observado en muchas ocasiones, que cuando nadie ha podido definir conceptualmente determinado asunto, él es capaz de lograr, la definición más exacta.
Quizás algunas de las personas que hoy nos acompañan, y muchos de los que por otros lugares conocen a este artista del verso y de la palabra hermosa, no imaginan la verdadera dimensión del trabajo docente dentro de su intensa obra creadora.
Esto puede ser así, debido a su extrema sencillez, que es especialmente donde radica toda su grandeza.
Su alma martiana, limpia, tiene tendencia a la bondad y a la cultura.
¡No es posible concebirlo de otra manera!
Muchas gracias.
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