La escritora Marlene Vázquez Pérez fue entrevistada por la Dra. C. Gladys González Martínez, Subdirectora del Centro de Estudios Martianos en el programa Sábado del Libro del Estudio Multimedial del Ministerio de Cultura CREARTV. Y estas son sus declaraciones:
El libro De surtidor y forja: La escritura de José Martí como proceso cultural ha tenido su segunda edición en Cuba; pues la primera vez fue una coedición del Centro de Estudios Martianos con la UNAM y el Centro de Investigaciones de América Latina y el Caribe CIALC adscrito a esa universidad mexicana.
En aquella ocasión el libro tuvo muy buena fortuna porque ganó el premio de la Crítica Martiana “Cintio Vitier”, el premio de Investigación Cultural que otorga el Ministerio de Cultura y el premio de la Academia de Ciencias de Cuba. Han pasado unos añitos de eso y seguía sin circular en el país; se pudo hacer una coedición entre el Centro de Estudios Martianos y la Editorial Capiro.
Realmente, un título es un valor agregado de mi trabajo en la edición crítica de José Martí. Todos los capítulos del mismo —de una manera u otra— están conectados con ese trabajo de investigación tan paciente que demanda la edición crítica; y en el cual muchas veces nosotros acopiamos información muy valiosa que excede las normas de publicación y los índices del aparato de nota de cada tomo; luego uno termina escribiendo estudios para leer.
La obra de Martí es desde ese ángulo complejo. Yo no encontré un modo mejor para definirlo que entenderlo como un proceso cultural. Martí es de esos autores que usted puede hacer estudios desde un enfoque u otro; pero está claro que siempre hay facetas que se le quedan truncas. La misma tiene una riqueza tan grande, de una diversidad de temas y aristas tan considerables que lo mejor es asumirla desde ese ángulo complejo.
Hay que tener en cuenta los valores puramente literarios y poéticos del texto, que nunca se pueden perder de vista en un autor como José Martí. Sin embargo, hay que tener en cuenta la valía histórica, el contexto epocal, la densidad filosófica de esa prosa, las definiciones teóricas sobre distintas esferas del saber.
Martí te propone el valor desde el punto de vista culturológico de análisis de nuestra identidad, que tiene esa obra a la luz del presente. Además muestra de un pensamiento alternativo de contenido descolonizador de los tiempos de hoy.
El otro libro que presentaremos está titulado Santander en La Habana en coautoría con el Doctor en Ciencias Julio Ángel Larramendi.
La idea de realizar esta investigación surgió en 2019 cuando en esa ciudad española realizamos un coloquio internacional sobre la visita de Martí a esa ciudad a raíz de su 140 aniversario.
Esa relación de intercambio cultural fluido desde La Habana a Santander la debo a Jorge Capote Abreu, un investigador y profesor cubano que vive allí. Él es jubilado de la Universidad de Cantabria, es ingeniero civil y alguien muy ajeno por su formación al mundo de las ciencias sociales aunque es un hombre con una sensibilidad martiana, un patriotismo muy arraigado y que para nada ha sufrido merma por sus años de residencia ahí.
El Coloquio fue impulsado por Capote y ha estado estudiando durante años esa afluencia entre las dos orillas del Atlántico. A él le debo la idea inicial y también a otras personas que merecen reconocimiento en el libro. El primero es a Larramendi, un estudioso que nos llena de orgullo a todos los amantes de las artes visuales en Cuba; porque sin sus magníficas fotografías ilustrando este libro, no hubiera sido posible.
Además, colaboraron en el mismo —de una manera u otra— figuras como Pedro Pablo Rodríguez, historiador ampliamente conocido e investigador del Centro de Estudios Martianos, institución donde dirige el proyecto de la edición crítica de las Obras Completas de José Martí. También cabe destacar a Ibrahim Hidalgo Paz, prestigioso investigador de los estudios martianos, historiador de amplia trayectoria; y Daniel Taboada que es una figura imprescindible para abordar la arquitectura cubana y los estudios históricos de esa zona tan importante de nuestra cultura.
¿Y por qué este libro? Se pregunta la propia entrevistada.
Primero porque hay en La Habana un grupo importantísimo de edificaciones algunas fueron construidas por personas provenientes de esa región autónoma española de Cantabria o habitaron en ella y las modificaron dándole otros usos.
Creo que es una historia compartida entre dos naciones que siguen teniendo ese vínculo de consanguineidad tanto por la cultura como por el parentesco en el estricto sentido de lo familiar, en lo sanguíneo.
En algún momento será presentado en la Feria del Libro y organizaremos cuantas presentaciones sean posibles. Y así puedan disfrutar de las hermosas fotografías de Julio Larramendi que enamoran a cualquiera y yo independientemente de la parte que tengo en él, los invito a buscarlo.
Este fue mi aliciente en los tiempos de pandemia. Escribir cosas hermosas me ayudó a superar los meses de mayor encierro, y esta feria del libro va a hacer motivo de satisfacción para todos.
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