A continuación y, con motivo del Aniversario 107 del Natalicio del poeta, cuentista y pintor cubano Samuel Feijóo, incluyo una magnífica exposición del poeta, traductor, ensayista, crítico literario, escritor y profesor Virgilio López Lemus, desarrollada hace un tiempo en el habanero Centro Cultural Dulce María Loynaz.
López Lemus, Premio Nacional de Poesía 2020, a quien considero uno de los más acuciosos investigadores y estudiosos de la Literatura cubana y de muchos de sus autores, entre ellos, Samuel Feijóo.
De seguro siempre es y será bienvenida en cualquier tertulia cultural dentro y fuera de nuestro país la agradable presencia del investigador literario, crítico, traductor, ensayista, profesor universitario y, ante todo poeta, Virgilio López Lemus, por su exquisita forma de comunicar y profundizar en la belleza y trascendencia de la Literatura cubana.
En esta oportunidad y, una vez más, la presencia de López Lemus dejó huella imborrable en todos los asistentes al espacio Espiritualidad y Literatura concebido en el habanero Centro Cultural Dulce María Loynaz, al comentar sobre la vida y la obra del inolvidable cuentista, pintor y poeta Samuel Feijóo Rodríguez.
Al iniciar su intervención el Doctor en Ciencias Filológicas de la Universidad de La Habana, subrayó como interés primordial en su intervención, la realización de lecturas sobre la obra lírica de Feijóo, a partir de sus inmensos valores espirituales, y la presencia de un sinnúmero de elementos místicos vinculados a la estética de la naturaleza cubana.
En relación con esto “hay que mencionar su poema Faz, de noventa páginas, dividido en tres partes, una de las obras más bellas que se hayan creado por un poeta cubano. En la naturaleza él observa, habla y resalta la presencia de un dios escondido. Naturaleza que nos ofrece una faz paisajística arbórea, vegetal, de un dios oculto y, por supuesto, del hombre viviendo dentro de ese paisaje”.
El laureado escritor destacó que cuando se habla de la poesía de Feijóo no se le recuerda por su extraordinaria dimensión, “pues él fue uno de esos escritores raros que no sólo tienen un concepto sobre la poesía –algo que sustenta el trabajo de todos los líricos--, sino que también posee una teoría acerca de ella, como también ocurre en autores como José Martí, Lezama Lima, Regino Botti y Eliseo Diego. Muy difícil hallar una poética que ostente un sistema creativo y un método de trabajo implícito en el texto”.
Al respecto y para profundizar en el lenguaje de la poética y el valor de la espiritualidad a través de la imagen poética de la naturaleza, el expositor presentó tres volúmenes de poesía de la autoría de Feijóo: La alcancía del artesano (publicado en la Universidad Central de Las Villas, en 1958); La segunda alcancía del artesano (1962), éste caracterizado por un gran número de elementos políticos, y La libreta de pasajero, especie de compendio de los tres volúmenes. Seguidamente, dio lectura a fragmentos de poemas como: Decisiones, Pensares religiosos, El dios y el comunismo y Poemas y crucifixiones, entre otros.
Entre otras referencias a la vida de Feijóo, rememoró que aquel fue hijo de un predicador bautista de estrecha relación a la iglesia prebisteriana, además de cursar estudios en un colegio prebisteriano y tener una fuerte vinculación con el cristianismo.
Entre las obras de la cuentística del citado Autor, estuvo la titulada Un viaje en guagua hacia el Amazonas, de 1964.
“En ella anticipa, en algunos momentos, el realismo mágico de Cien Años de Soledad, al partir del viaje de dos poetas: uno escritor, y el otro poeta oral de décimas. El primero, se despierta una mañana y exclama: ¡!Mal rayo me parta, hormigas cabezonas me han comido la poesía!! (se comieron sus papeles); a lo que responde el otro: ¡!Para que hormigas cabezonas me coman mis poemas, me tienen que comer el cerebro!!”.
Tan sólo obras de pensamiento se cuantifican en este escritor unos ocho libros; de crítica literaria, cuatro; cinco novelas; dos obras de cuentos; entre 25 y 27 poemarios; 35 números de la revista Isla, y 36 números correspondientes a la revista Signos, entre otros.
“En Signos él llegó a ser el hombre que lo hacía todo: armaba, diseñaba y se sentaba junto al linotipista a imprimir en el taller. En dicha publicación escribe su autobiografía, que no llega a concluir tras la muerte de sus padres, acontecimiento que le provoca finalmente demencia senil.
“Indudablemente que Feijóo fue un poeta repleto de ingenio y, al mismo tiempo, paradójico”, dijo para a continuación, declamar su poema Fantasía al Alba:
“Entonces, sobre las piedras llameará / quizás del rocío. / Su paz de pálidas espinas no le será quitada/ ¡Ah, poesía! ¡Madre ardiente, amorosa, victoria de los pobres, /paloma triste, amada mía!/Haz que harto sobre nuestra miseria, /No salga daño de nosotros /que nuestra inútil conversación /halle vencimiento en la luz suave/. Ya sí los hijos de la noche del crimen, /los que al endurecer su sangre / pernoctan en los crueles cementerios de la impura sabiduría/ y la profanación. /Escuchen la voz, una vez, de aquel que los entiende/que honra su boca aún con una hoja/orando al verde. /Débil más que el agua /débil como nada /Cuando transita hacia el polvoriento destino/ de sus labios serenamente ocupados /en cuanto habitan”.
“Este es el amor universal, el amor que está mucho más allá del propio ser, porque incluso está también en el objeto de amar y entender la maldad. Amarla, no rechazarla como algo inhumano que nos agrede. Es tratar de entenderla y tratar de entender también al malvado”, afirmó el conferencista, para agregar que: “Este es el sentido profundo de espiritualidad que siempre existió en este escritor cubano. Dar, vivir, y ser como los que él ama. No ser mejor que los que ama. Este es el Feijóo desconocido, el que pocos acostumbran a leer, pero es el esencial. Un hombre de letras lleno de poesía, de espiritualidad en praxis, para el ser”.
Una praxis que, según fundamentó, implica la honestidad, y el amor al prójimo, y donde se observa a un dios fundido en la naturaleza, al hombre sufriente, viviente, amando, odiando, penando dentro de ese paisaje, de esa fauna natural.
“Sin llegar a ser un panteísmo, todo eso conserva el dios al que constantemente evoca este Autor cubano. Un dios amalgamado entre el protestantismo y la propia confesión personal en relación con el descubrimiento de la vida a través de la poesía. Una predicción poética del mundo; espiritualidad que entraña que el poeta no se encierre en una única poética, sino en la del colectivo y por la colectividad. Misericordia fue la palabra que más amó Samuel Feijóo”, concluyó.
SAMUEL FEIJÓO
(Villa Clara, 31/III/1914--La Habana, 14/VII/ 1992).
De formación autodidacta, sus primeras narraciones las escribe con sólo catorce años de edad. Su extensa obra poética tiene entre sus características fundamentales la belleza y el encanto del paisaje rural, como reflexión permanente entre el ser humano y su relación con el mundo. Así, su narrativa está marcada por las tradiciones campesinas y la mitología afrocubana. Su ensayística estudia la décima y el soneto, además de incluir una enorme compilación de dicharachos, refranes, adivinanzas e historias de los campos. Fruto todo ello de su laboriosidad etnológica.
Entre sus obras más conocidas destacan la novela de humor Aventuras de Juan Quinquín en Pueblo Mocho, llevada al cine en la década de los sesenta con un gran éxito de taquilla. Entre sus distinciones recibidas estuvieron la Orden por la Cultura Nacional; las Medallas Alejo Carpentier y Félix Elmuza, Raúl Gómez García y la Orden Félix Varela.
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