Cuba acaba de perder a uno de los clásicos percusionistas, Oscar Valdés Campos, estrella de Los Irakere, maestro, creador, y difusor internacional de los tambores cubanos afro.
Fue el conductor de la a percusión, voz y timbre de Irakere, aunque nació en El Cerro, fallece en su barrio de Pogolotti, en La Habana. Vivió 85 años, nació el 12 de noviembre de 1937, miembro de una notable familia de músicos, entre los que se encuentran su padre Oscar (percusionista); sus tíos Marcelino (percusionista), Alfredo y Vicentico Valdés, (cantantes). En esa dinastía hay que contar al hijo de Oscar que llegó a tocar en el grupo Diákara.
En 1949 se inició en la música, aprendiendo de grandes maestros los toques batá, la construcción de los tambores abakuá, los batás y los chekeres. Estudió con los maestros Guillermo Barreto, Salvador Admiral y en el Conservatorio Alejandro García Caturla, estudió tímpani. Después de 1959, formó parte de la Banda y el Coro del Ejército Rebelde.
Oscar residía en el barrio de Pogolotti, en una especie de fortaleza musical construida para sus sesiones musicales, una de las habitaciones contaba con colecciones de tambores diversos, donde impartía clases a muchos percusionistas del mundo.
Reproduzco algunos datos de la entrevista que le publiqué en mi libro “El imperio de la música cubana”.
Comenzó desde niño, como casi todos los grandes percusionistas, desde 1949 recibe clases de percusión y batería Guillermo Barreto, con Walfredo de los Reyes (padre). Casualmente Oscar llega a tocar la batería con la Orquesta de Benny Moré, después de la salida de Rolando Laserie (55-56) con Benny por dos o tres años.
Lo veía muy a menudo en la orquesta de la radio y la TV, en CMQ, tocando el bongó y la paila. Sabíamos que trabajaba en esa etapa en muchos cabarets de hoteles, en el Hotel Nacional, casi todo era para turistas. Hizo muchas suplencias en el cabaret Tropicana.
En muchas de mis visitas a Pogolotti, en la casa de Oscar observaba su tremenda colección de tambores, “soy constructor de tambores, los hice para trabajar con los Irakere”.
A través de Oscar supe de los métodos de Chucho Valdés en Irakere, algo que comprobé en mis constantes visitas a sus ensayos. “En Irakere se ensayaba sin parar, aunque no hubiera actividades. Chucho tenía la tesis de que había que dominar lo que se hacía en la música. En los conciertos internacionales no se podía fallar”.
Oscar no era cantante, pero las casualidades existen en la música, “en 1973 grabamos la pieza Bacalao con pan, era como una descarguita instrumental. Entonces Chucho me dice que por qué no le poníamos voz a la grabación, después del montuno del piano a contratiempo. En principio me negué; pero yo tenía que llenar parte de la pieza para dar entrada al coro, y me convencen que descargue con mi voz y me pongo a cantar. En el grupo se pensó en situarle un coro y la letra, en la parte del tumbao, y así salió Bacalao con pan”.
Oscar llegó a tocar en la Banda del Ejército de 1959 a 1961, formaron la banda y el coro rebelde, con Mántici, Valdés Arnao y Duchesne. También estuvo con la Orquesta Sinfónica con Mántici y Duchésne. Conforma el grupo Diákara, al causar baja en el grupo Irakere en 1994-1995. Une a sus hijos: Oscarito (batería (Diego (bajo).
Esta es la trayectoria de Oscar Valdés, un coloso de la percusión cubana.
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