Se secó el arroyito
Que pasaba por mi casa
Lo mismo me sucedió
Con el amor de mi guapa
El 16 de noviembre de 2001 se efectuó la primera presentación de la obra teatral Se secó el arroyito, en la Sala Avellaneda del Teatro Nacional de Cuba.
Una mañana, mientras tomábamos café en el portal de su casa, en Miramar, le pedí a Compay Segundo que me hablara de esa obra escrita por él donde se arma una tragedia al estilo de Romeo y Julieta, pero en un ambiente del campo cubano de los años cincuenta del pasado siglo.
“Es una historia verdadera”, me dijo mientras exhalaba la fragancia de un aromático veguero.
Yo no inventé casi nada. Ocurrió en una zona cercana a Marcané. Me contaron ese asunto unos amigos y un día me senté a escribirla. Yo no soy escritor de teatro, lo que hago es componer sones y guajiras. Cuando yo creía que había terminado la obra se la llevé a mi amigo Félix Pita Rodríguez para que me diera su opinión. La leyó de un tirón. Luego que hablamos un rato me aconsejó que pusiera más claro quién era el responsable de toda la tragedia, porque es la mamá. Luego me dijo: mira, guarda esa libreta un par de meses por lo menos y después vuelve a leerla. No me olvidé de aquel consejo y seguí con mi música y componiendo. Pero hacía falta la música para la obra que tenía que ser una pieza guajira porque se desarrolla en el campo. Le di vuelta al asunto y me salió “Se secó el arroyito”. Fíjate en este verso que lo dice todo.
Compay Segundo entonces toma el “armónico” que estaba a su lado y canta:
La noche en que ella se fue
Su perfume me embriagaba
Solo su rastro dejaba
En la noche serena
Y por él me guié
Cuando se estrenó la obra Compay Segundo tenía 94 años. Lucía muy bien para su edad. Al final nos fuimos a celebrar el éxito en los jardines del Hotel Nacional. Estaba feliz.
Pienso que fue un hermoso regalo de cumpleaños. Había nacido el 18 de noviembre de 1907, así que ahora se han cumplido 107 años de su nacimiento.
Vio la luz primera en Siboney, una de las más hermosas playas cercanas a Santiago de Cuba. Sus padres fueron Francisco Repilado y Margarita Muñoz. Al papá le decían “Panchín”, y como en el Ejército Libertador durante la Guerra de 1895 había sido sargento pues todos en el pueblo le llamaban “El sargento Panchín”. Era maquinista de un tren. A su mamá le llamaban “Manuna”. Esta vieja costumbre de llamar a las personas por un apodo todavía persiste en la región oriental de Cuba, y ha entorpecido mucho la historia de algunas personas fallecidas sin saber nadie su verdadero nombre.
Pongamos el ejemplo de Compay Segundo. Su nombre completo es Máximo Francisco Repilado Muñoz; cuando joven le llamaban “Panchito”. Compay Segundo es un apelativo que le llegó cuando ya era cantante y compositor.
En Siboney y sus alrededores existía la sana costumbre de que entre vecinos se bautizara a los niños, y como no eran muchos los habitantes del lugar, pues sucedía que casi todos eran compadres y comadres. A los compadres les decían “Compay” y a las comadres, “Comay”.
Cuando Francisco Repilado tocaba en el Conjunto Matamoros, Lorenzo Hierrezuelo le hacía la segunda voz a María Teresa Vera y la acompañaba con la guitarra en el histórico dueto. Un día decidieron Repilado y Hierrezuelo armar un dúo para interpretar los viejos sones que se habían aprendido en su zona rural. Fueron a ver al dueño de una emisora de radio que estaba en Belascoaín y San José. Comenzaron a cantar sin que les pagaran. El dueño de la emisora —de apellido Rombau—, les dijo que si el programa tenía éxito y se recibían muchas cartas entonces los contrataban. Al poco tiempo comenzaron a llegar cartas y Rombau comenzó a pagarles, muy poco, pero sirvió para que la Casa Discográfica Panart se interesara por este nuevo dúo y le grabara algunos discos. Pero surgió un problema: ¿cómo llamarle al dúo?... El animador del programa era un joven y talentoso locutor llamado Eddy Martin, y propuso el nombre Los Compadres. Como Repilado era la voz segunda pues se llamó Compay Segundo, y así se quedó por el resto de su vida.
Se secó el arroyito está cumpliendo de su debut trece años y su autor 107 años.
Nuevamente se escenificará la obra, con la actuación de relevantes actores. Un merecido homenaje para este notable trovador y compositor que continúa recibiendo las bien ganadas flores de la vida.
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