Servando Cabrera Moreno (La Habana, 28-05-1923-30-091981), uno de nuestros artistas de mayor prestigio, cuya obra se desmarca conceptual y estilísticamente de las tendencias imperantes en su época.
De “figura aislada dentro de la plástica cubana” lo calificó la Dra. Graziella Pogolotti, aludiendo a ese andar en solitario fuera de las tradicionales clasificaciones, a lo que se sumó, además, el que a tono con los prejuicios imperantes entonces, fuera excluido de los espacios institucionales por su orientación sexual y por ser desde los años 70 uno de los precursores del homoerotismo en el país.
En el medio cubano Servando halló sus fuentes de inspiración, sus pasiones amorosas, renovadas luego en Sevilla, ciudad a la que dedicó otros importantes títulos y obras, y le devolvió fuerzas y anhelos: la ciudad del amor para él, según confesara en una ocasión. En un sentido general el amor era su gran tema. Y lo ubicó también en su patria, en su historia, en sus coterráneos, en sus alumnos, y en innumerables papeles, telas, paredes, plumilla y pinceles.
Desde niño lo sedujo el dibujo y la pintura. En 1936 el joven Servando comenzó sus estudios en la Escuela Nacional de Bellas Artes San Alejandro. Academia, fundada el 18 de enero de 1818 y entre sus profesores tuvo a los conocidos y respetados Armando Menocal, Domingo Ramos y Leopoldo Romañach. Todos con un presumible vínculo con la plástica europea y la francesa en particular.
Amaba el arte y le daba placer estudiar, de modo que, en 1940, al concluir el Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana, matriculó en la Universidad de La Habana Filosofía y Letras, Arquitectura y Pedagogía donde permaneció hasta el tercer año.
Hombre de elevada cultura, desde los veinte años participó en exposiciones relevantes; presentó sus obras con el Lyceum Lawn Tennis Club de La Habana y en el Círculo de Bellas Artes.
Collage Juan C Borjas
Picasso tuvo una marcada influencia en su obra
Fue en Nueva York, en 1947, durante sus estudios en The Art Students League que Servando Cabrera encontró al gran pintor Pablo Picasso -de los períodos Azul, Rosa y Neoclásico -. Picasso, testigo y protagonista de más de 50 años del arte moderno hecho en Francia, fue el pintor extranjero que más influencia tiene en su obra y a quien confesó había copiado y asimilado (8).
En 1949 Servando viajó a Europa, pasó por Francia y visitó el Museo Nacional de Arte Moderno de París. Una evidencia de esa visita lo constituye uno de los libros de su colección personal, resguardado hoy en el Museo Biblioteca que lleva su nombre, con introducción en francés e inglés de Agnes Humbert, y que en el borde superior de su primera página -escrito de su puño y letra-, se puede leer: “Servando Cabrera Moreno, París 1949”
Durante su viaje por ese continente entró en contacto con galeristas y academias de los Estado Unidos.
Cronista de tiempos épicos
Regresa a Cuba inmediatamente después del triunfo de la Revolución. Como intelectual se sintió fascinado con el empuje de aquella etapa renovadora y desde su obra se involucró. De este modo se convirtió en uno de los cronistas más importantes de los épicos momentos vividos en la década de los sesenta del pasado siglo.
Nacen así telas legendarias como Milicias Campesinas, Playa Girón, La Coubre y Bombardeo del 15 de abril, entre otras. Cabrera Moreno fue uno de los más activos embajadores de la intelectualidad cubana, representó a Cuba en eventos internacionales, estuvo entre los fundadores de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba y formó parte de su primer ejecutivo.
En 1965, en pleno brillo como activista revolucionario, docente y creador, un suceso cambió definitivamente sus líneas discursivas: le impidieron continuar desempeñándose como profesor de la Escuela Nacional de Arte, a causa de prejuicios e intolerancia a la homosexualidad.
Su desagravio no se manifestó en palabras, simplemente, el pintor de los campesinos y de los milicianos cambió su rumbo poético e inició un ciclo en el que no paraba de pintar sus habaneras y dibujos eróticos.
Creó igualmente cartel y pintura mural para cine
Esta nueva etapa la llevó a cabo en disímiles soportes, porque algunas veces se apoyaba en las cartulinas, pero otras, sus lienzos eran los llamados “sacos de harina”, preparados con pintura para paredes. En 1979 dibuja el cartel para la película Retrato de Teresa, de Pastor Vega, y en 1981 diseña las pinturas murales para la ambientación de Cecilia, filme de Humberto Solás.
Desde edades tempranas, ya el corazón de Servando no estaba bien; había sufrido un primer infarto cardiaco, algunos dicen que fueron dos; lo cierto es que el 30 de septiembre de 1981, en la plenitud de su obra, un nuevo ataque al corazón le arrebató la vida.
Después de su partida física, ante la adelantada acción de Alfredo Guevara –entonces Presidente del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos–, el Estado Cubano aseguró que su legado artístico formara parte del patrimonio cultural de la nación. Es por eso que actualmente, la mayor parte de sus obras en Cuba forman parte de los tesauros del Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana (MNBA) y del Museo Biblioteca Servando Cabrera Moreno, este último fue fundado en 2003.
En 1983, dos años después del fallecimiento del artista, el MNBA presentó la exposición Servando Cabrera Moreno 1923-1981. Homenaje en el 60 aniversario de su nacimiento, curada por los experimentados Ramón Vázquez y Roberto Cobas. El texto curatorial de aquella memorable muestra fue escrito por Gerardo Mosquera.
A partir de 2001, luego de su remodelación capital, el MNBA exhibe un importante conjunto de obras, cuya cuidadosa selección permite comprender las distintas etapas por la que transitó Cabrera Moreno. Entre el 28 de noviembre y el 15 de febrero del 2009, la mayor institución museal del país vuelve a rendir tributo a Servando en la exposición Erótica. Erotismo y Sexualidad en el Arte, un megaproyecto colectivo, pensado y conducido por Máximo Gómez Noda.
Desde 1981 y hasta la fecha, desde el arte, los estudios académicos y el trabajo editorial, este artista sigue estando presente entre nosotros, porque él, primero que todo, con pasión e intensidad se involucró en el inmenso proyecto que es la Revolución en sí misma y luego, desde su natural cubanía, rompió barreras.
Recordar a este prominente creador, de elegante figura, hermoso rostro y excelsa cultura, es hacer justicia a quien nació para inmortalizar valores identitarios y memorables momentos de nuestra historia.
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