Take Six y la esperanzadora concordia


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Desde el instante preciso  en que el maestro Leo Brouwer termina de anunciar la presentación de Take Six, lo que se escuchó detrás de las cortinas del capitalino teatro Karl Marx, era difícil de creer. Nadie nos podía convencer que se tratara de un grupo vocal. La potencia alcanzada en la simulación del bajo y en los supuestos golpes de la batería, provocan en nuestra imaginación que esperáramos por la salida al escenario de los instrumentistas correspondientes. De hecho, Claude Mcknight, Mark Kibble, Joe Kibble, Dave Thomas, Alvin Chea y Khristian Dentley, comienzan el espectáculo desde una altura tal como para que no quedaran dudas de lo que se nos venía encima. Sin compasión de ningún tipo, no nos permiten escapar de este asombro tomado por sorpresa, donde seis intérpretes, además del virtuosismo de sus voces, dominan el movimiento escénico con una magistral soltura y saben cómo derrochar la mayor simpatía posible. Al mismo tiempo, no necesitan esfuerzo adicional alguno para mostrarse como los músicos norteamericanos que son.

Es que semejante sentido de identidad lo llevan incorporado en genes que otorgan derecho de autenticidad a aquellos músicos que como Take Six, aman sus raíces. Por supuesto, esta fue la sazón que condimentó el concierto y nuestros espectadores lo disfrutaron conscientemente. 

Desde el primer momento, se encargan de hacernos sentir que estábamos lo mismo en Nueva Orleáns, en Chicago que en Nueva York, en medio de un enriquecedor contexto musical avalado por tradiciones de profunda jerarquía aunque también encuentran el espacio para una contemporaneidad de mayor arraigo. Si bien se escucharon clásicos del gospel, e incluso añejos temas del pop que no nos resultan  necesariamente familiares, dicha impedimenta no representa ningún obstáculo para su disfrute. Ahí está la sensibilidad de seis talentosos artistas que nos hacen la más calida invitación para compartir obras tomadas de lo mejor de la música norteamericana contemporánea. Tan es así, que cuando abordan conocidas piezas de la actualidad como Happy, de Pharrel Williams y Uptown funk, de Bruno Mars, por supuesto que nadie puede permanecer sentado, pero cuando nos entregan sus versiones de canciones pertenecientes al repertorio de mitos como Stevie Wonder o el de Michael Jackson, lo que pasó es lo más cercano a la definición que conocemos como apoteosis, suceso que el público allí reunido hizo patente con sus reiteradas ovaciones. Si bien es cierto que nunca pudimos disfrutar del espectacular Michael Jackson en vivo, Take Six se encargó de hacérnoslo sentir tan cerca de nosotros como nadie nunca antes lo había logrado del mismo modo que nos entregó la música de Stevie Wonder, pero con la certeza anunciada que pronto estará cantando para el pueblo cubano.

Obviamente, la actuación de Take Six en nuestro país, tiene lugar en momentos de singular distensión alcanzados por pasos muy concretos que en tal sentido han dado los respectivos gobiernos tanto de Cuba como de Estados Unidos y esta esperanzadora concordia, flotaba en la atmósfera del teatro. Sin necesidad alguna de traductores, todo el mundo entendió a Alvin Chea cuando visiblemente emocionado, afirmó que no solo éramos vecinos sino además hermanos y que por lo tanto nos esperan muchas ocasiones similares, incluso hasta se maneja la posibilidad que Take Six se dispongan a venir cada año por causa del exitoso resultado de esta presentación.

Si las aproximadamente dos horas del concierto convocado dentro del marco del Festival Voces Humanas que organiza la Oficina Leo Brouwer, se esfumaron sin que nos diéramos cuenta del transcurrir del tiempo, no solo fuimos recíprocos a cada palabra, a cada gesto en que nuestros invitados manifestaron la gran felicidad por encontrarse en Cuba sino que a la vez Take Six se lleva consigo la gran musicalidad que distingue al cubano además de recorrer nuestras escuelas de música y de quedar francamente impresionados por la dimensión profesional y humana de personalidades como Leo Brouwer a quien dedicaron el concierto y también por parte de la directora Digna Guerra quien los impactara durante la actuación del Coro Entrevoces en el teatro del Museo de Bellas Artes el pasado 25 del mes en curso, específicamente por la versión Hallelujah,  de Handel con arreglo del propio Mark Kibble entre otros y en donde participaron como invitados el Coro Nacional de Cuba, Vocal Sampling y Ruy Lopez Nussa y La Academia.

Con conciertos como los de esta memorable noche del 26 de septiembre con el grupo Take Six en el teatro Karl Marx, se le otorga plena vigencia al pensamiento martiano cuando el Maestro afirma: “Los pueblos no se unen sino con lazos de fraternidad y amor”. (1)

Nota

(1) Martí, José: La República española ante la Revolución cubana. Madrid, 1873, t. 1, p. 94.


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