Trascendente y necesario, así sentí el Taller Nacional de Historia XI Congreso de la CTC, efectuado el 16 de noviembre en la sede de la organización sindical, bajo tres conceptos que han marcado el devenir de la historia de los trabajadores cubanos: Unidad, Tradición, Victorias. En esta ocasión, dedicado al 90 cumpleaños de Fidel.
Un salón colmado de dirigentes sindicales y trabajadores, algunos de los veteranos del movimiento sindical, delegados en aquel congreso, obreros, técnicos, profesores, intelectuales, profesionales de diversas ramas… todos acudieron a este importante encuentro con la historia.
El Taller fue el modo en que la CTC y los sindicatos decidieron recordar el 55 Aniversario del histórico XI Congreso de la CTC (1), como el mejor homenaje al 90º aniversario de Fidel, destacando, en especial, su rol en aquel evento, que trazó los nuevos rumbos del accionar de la organización de los trabajadores en las condiciones de nuestra autóctona y segura transformación sociopolítica conducida por él.
Ninguno de los asistentes podíamos imaginar que, 10 días después, justo en el día que se conmemoraba el 55 Aniversario del histórico Congreso, estaría el pueblo cubano rindiendo un merecido tributo de amor y fidelidad al Comandante en Jefe, cuyo cuerpo se fundía con la idea, para desde la eternidad continuar orientando las luchas actuales y futuras con su objetividad, sabiduría y visión de presente y de futuro, para nosotros y para los otros, para los pueblos todos del planeta, en su actual defensa de la vida contra la destrucción, con la convicción de que nos siga guiando en nuestra lucha porque desaparezca el hambre y no el hombre, en una realidad hoy mucho más aguda que cuando él la vaticinó.
Dos cambios fundamentales, en lo conceptual y organizativo caracterizaron aquel Congreso: el tránsito de Confederación a Central, mediante la conversión de las 33 federaciones existentes en 25 sindicatos nacionales, que, con su fundamento unitario, significó el triunfo definitivo de la unidad frente al gremialismo, fortalecimiento organizacional imprescindible de la clase obrera acorde con su nuevo rol socio económico y político en la recién proclamada sociedad socialista, y el destierro definitivo de los elementos mujalistas en el movimiento sindical, con el retorno del Capitán de la clase obrera, Lázaro Peña, a la Secretaría General de la CTC.
Los temas debatidos y los acuerdos adoptados, demostraron el nuevo rumbo de la actuación obrera, cuyos puntos generales más importantes se centraron en el cumplimiento del Plan Económico de 1962, la Emulación, el fortalecimiento de la Alianza Obrero-Campesina, la educación y superación cultural entre los trabajadores, la elevación del nivel Mínimo Técnico, la campaña de Alfabetización, los trabajadores voluntarios en el corte de caña y las Asambleas de Producción.
El 28 de noviembre, tercer día de las sesiones, Fidel clausuró el Congreso. Una dolorosa noticia transmitió a todos, El dirigente revolucionario escogió ese ámbito, los más de 9 mil trabajadores delegados al cónclave, para informar públicamente que, el propio día 26, cuando se inició el Congreso, fueron asesinados el joven alfabetizador Manuel Ascunce y el campesino Pedro Lantigua, en repulsivo acto que demostraba la calaña de los contrarrevolucionarios. Ello ratificaba algo que practicó durante toda su vida: anunciar en actividades de los trabajadores los aspectos más trascendentes del acontecer de la Revolución Cubana.
Tras esa dolorosa información, señaló que el sindicato en Cuba ya no era un organismo débil, sino la gran clase obrera poderosa al frente del país […] que la Revolución es el gobierno de la clase obrera y de la clase campesina y que esos asesinatos y todo el resto de la acción contrarrevolucionaria que se estaba produciendo para derrocar a la Revolución, ponía en evidencia que: “La Revolución es una lucha a muerte entre la Revolución y la Contrarrevolución, y que en esa lucha, o la Revolución extermina a los contrarrevolucionarios, o la contrarrevolución extermina a los revolucionarios. Nosotros, ustedes y todos, sabemos que es precisamente la Revolución la que exterminará a los contrarrevolucionarios.”
No es de extrañar que las fuerzas contrarrevolucionarias aupadas por el imperio estadounidense atacaran a la Revolución en uno de sus aspectos más significativos, la preocupación por la instrucción y la educación del pueblo cubano, trabajadores y campesinos, en actividad sin precedentes en el mundo, a la que se vinculó la adolescencia y la juventud cubana en rol de maestros alfabetizadores, cuyos resultados estaban por concluir con la declaración de Cuba como Territorio Libre de Analfabetismo. Y que, simultáneamente, era punto de partida para la apropiación de la cultura por los distintos sectores de la sociedad cubana, hasta hacer de la Revolución, en su devenir, un hecho cultural.
Pasados 55 años de aquel congreso histórico, la cultura es patrimonio de todos los cubanos, y se ha convertido, como más de una vez se ha afirmado, en escudo y espada de la nación.
Este rol generalizador de la cultura tuvo una expresión muy especial en este taller conmemorativo.
La MSc. Regla Mercedes Galán González, perteneciente al sindicato de la Educación en condición de docente, presentó su ponencia escrita en décimas, cuya originalidad y valores poéticos con fiel reflejo del contenido del acontecimiento, que evidencia el desarrollo del que antes hemos hablado, así nos dice:
Doble C, en 16 (2)
En la larga trayectoria
de nuestra revolución
siempre ha habido un eslabón
de recurrencia en la historia.
Fue la unidad perentoria
factor para rescatar
y mucho hubo que luchar
para unir trabajadores,
obreros, que en sus labores
llegaron a una “Central”.
Desde el siglo diecinueve,
quizás antes, en la Colonia,
se anticipaba en la historia
la organización que mueve.
Vegueros no se detienen
frente a la dominación,
buscaban la solución
ante males, opresiones
contra los trabajadores
sin una organización.
Perdida está la unidad
y hasta en la guerra se siente
pues faltó el aliciente
que ganara a la verdad.
La espada cayó y detrás
se organizó aquel Partido
que Martí había querido
para emigrados unir
y así poder conseguir
un proletariado unido.
Un Partido guía certero
otra etapa en la batalla,
ante el ansia no desmaya
la labor de los obreros.
Es entonces que el desvelo
adquiere connotación,
surge la Federación
de Obreros aquí en La Habana
y ya en algo se gana
por una organización.
La CNOC marcó estrategias,
lideró alternativas,
se mantuvo a la ofensiva
de gobernantes de a medias.
Contra Machado una huelga
organizó con gran tino,
con ella marca el destino
de la Cuba que, en República,
despoja las ataduras
y combate el desatino.
Llega entonces el 25
con Partido y CNOC nueva,
organización que llega y destroza el 35
con los rufianes instintos
de un Batista, un Mendieta,
que a los obreros aprieta
violentando sus derechos
y olvidando planteamientos
que el gobierno ni respeta.
Surge otra federación
que en el 38 embiste
y une, organiza, resiste
con obreros en acción.
Hacen sentir que la unión
incita y es necesaria,
como arma libertaria
que defiende cubanía
y viste con hidalguía
la lucha revolucionaria.
Ya se respira unidad
entre los trabajadores,
con sindicales acciones
que exigen la libertad.
El 39 ahí está
con nueva organización,
CTC las siglas son
de Confederación que avanza
y sus éxitos alcanza
¡hasta en la Constitución!
Lázaro es su Secretario
de Peña con su apellido
y al que muchos han seguido
por su gran reputación.
Líder y organización
para el yanqui son obstáculos
y desatan arrebatos
que contra el pueblo dan hondo,
corrompen, roban los fondos
y llegan a asesinatos.
Una letra cambia en broma
las siglas de CTC
y la K ahora es
un engaño que se asoma.
La CTK es maroma
que el gobierno así ha dispuesto
encubriendo los impuestos
que, falsamente, utiliza
y que en leyes legaliza
para “plazas de maestros”.
CTC oficialista,
deshonesta, se instaló,
el terror se desató
con líderes sindicalistas.
Las ideas altruistas
de Lázaro destituido
seguían abriendo el camino
de todos los trabajadores
que aferraban sus valores
y forjaban el destino.
La unidad prevalecía,
ya era un hecho consumado,
pero el 54 ha llegado
con medidas represivas.
Ahora ya se establecía
una cuota obligatoria
que por sí se hacía notoria
para aquellos malhechores
que cobraban en valores
a los obreros, su historia.
¿Qué pretendían ahora?...
claro, imponer nueva fortuna,
solo no contaron una
que les llegó con la aurora.
Entró Fidel en la hora
victoriosa de aquel triunfo
de enero, que dio el impulso
rebelde a la clase obrera
que acogió con fe austera
las bondades del disturbio.
Frente Obrero Nacional
Unido, así surgió
la FONU y congregó
a obreros en la unidad.
Se rescata la humildad
de CTC verdadera
que con R recupera
esencia revolucionaria,
democrática y agraria
que para el pueblo es cimera.
Las leyes de obligación
en enero se derogan,
hoy los obreros escogen
la voluntaria inclusión.
La CTC es eslabón
en lucha contra el bloqueo,
protagoniza el fogueo
en cada transformación
y es toda Revolución
en el gran caudal de obreros.
Hoy los congresos ardientes
defienden trabajadores,
ambiciosos en valores
de un presente que se siente.
FOH, CNOC, antecedentes
de un pasado también fiel,
que enriquecen como miel
un 90 compartido
en UNIDAD y PARTIDO,
¡LÁZARO PEÑA y FIDEL!
La historia, comentada en 16 estrofas en décima como forma de composición, aborda la trayectoria del movimiento sindical cubano desde la creación de la Confederación Nacional Obrera de Cuba hasta la legalización de la Central de Trabajadores de Cuba y su rescate definitivo, con carácter completamente revolucionario, luego del triunfo de la Revolución el 1ro de enero de 1959.
Como dice su autora, en ella no se utilizan muchas expresiones metafóricas ni palabras rebuscadas, con el fin de propiciar, al que lee o escucha, la rápida comprensión de los hechos que se citan.
Por la forma en que se aborda la temática, contribuye, de manera poética, a enriquecer el conocimiento acerca de la labor sindical y sus momentos más significativos, narrándolos con absoluta veracidad histórica.
Notas:
(1) El proceso de reorganización sindical iniciado en octubre, también se hizo blanco del odio contrarrevolucionario. El 27 de ese mes, más de dos millones de trabajadores se reunieron para designar a los nuevos miembros de las secciones sindicales y sus dirigentes, como parte del proceso previo a la realización del XI Congreso. Dos días después, durante la noche del 29 de octubre, las hordas enemigas incendiaron el teatro de la CTC, en un intento infructuoso por obstaculizar la celebración del Congreso.
La propia inauguración del cónclave en la mañana de 26 de noviembre, fue la respuesta más clara y decidida de los trabajadores cubanos a las agresiones enemigas: en aquel lugar casi humeante, sin techo, con paredes apuntaladas y piso destruido, se colocaron las sillas de tijera para los más de sus 9 500 delegados asistentes. Allí se realizó la sesión inaugural del evento, que luego continuó en la Ciudad Deportiva y concluido en el entonces teatro Chaplin, hoy Karl Marx.
(2) El trabajo: Doble C, en 16 propicia un acercamiento, en verso, al tema: “ De Confederación a Central: Una nueva era en la organización de los trabajadores cubanos. El concepto de sindicato y la unidad en el movimiento obrero”. La temática, contribuye, de cierta manera, a enriquecer el conocimiento que se posee acerca de la labor sindical que actualmente desarrollan los trabajadores.
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