Mi entrevistada, Gladys Collazo Usallán, presidenta del Consejo Nacional de Patrimonio Cultural, conoce su trabajo. En su despacho transcurre nuestra plática; intensa, con requeridos detalles, sustantivos apuntes y notas al margen.
La institución que encabeza rige la política del patrimonio en Cuba y está constituida por dos vicepresidencias: Museos, y Monumentos y sitios históricos. También tiene que ver con el patrimonio inmaterial; es decir, aquellas expresiones, conocimientos, tradiciones, técnicas, entre otros, que las comunidades, grupos, y en algunos casos los individuos, reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural y que son trasmitidos de generación en generación.
Una de las mayores fortalezas de este Consejo es que atiende centros provinciales con un alcance municipal y comunitario. Muchos municipios tienen un museo, que funciona como núcleo fundamental para fortalecer y mantener la identidad de la localidad.
“La Comisión Nacional de Monumentos es la instancia que evalúa las propuestas de declaración de monumentos nacionales, locales o zonas de protección. Asimismo, analiza, dictamina y controla. Su labor entronca con las políticas y las estrategias relacionadas con el patrimonio”.
Según la entrevistada, en Cuba existen 534 monumentos declarados (272 nacionales, 212 locales y 50 zonas de protección). Esta última categoría se refiere a sitios que en un momento determinado pueden llegar a ser monumento nacional o local.
En estos momentos ―dijo―, tenemos nueve sitios declarados Patrimonio de la Humanidad: La Habana Vieja y su sistema de fortificaciones coloniales (1982), Trinidad y el Valle de los Ingenios (1988), Castillo de San Pedro de la Roca del Morro (1997), Valle de Viñales (1999), Parque Nacional Desembarco del Granma (1999), Paisaje Arqueológico de las Primeras Plantaciones Cafeteras del Suroriente de Cuba (2000), Parque Nacional Alejandro de Humboldt (2001), Centro Histórico de Cienfuegos (2005) y el Centro Histórico de Camagüey (2008). Como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, dos: la Tumba Francesa y la Rumba.
“Tenemos un compromiso muy fuerte con cada uno de los sitios que son Patrimonio de la Humanidad y que antes fueron Monumento Nacional, y los gobiernos territoriales juegan un papel decisivo en la protección de los mismos.
“Cuando se habla de tan diverso patrimonio, como el que hay que proteger y restaurar en toda Cuba, tienen que haber prioridades, y estas las tienen los que cumplen la condición de monumentos nacionales, sin demeritar el valor de los demás. En paralelo con esto, siempre insistimos en la importancia del patrimonio documental”.
Trinidad, Patrimonio de la Humanidad desde 1988. Foto: Internet
El Consejo Nacional de Patrimonio forma parte de la Comisión de Memoria Histórica, presidida por el Archivo Nacional de Cuba, y en la cual se involucran otras instituciones poseedoras de un importante patrimonio documental, como la Biblioteca Nacional, el Instituto de Historia de Cuba, el propio Archivo Nacional, el Instituto de Literatura y Lingüística, entre otros.
El sistema nacional de museos es también muy amplio. Actualmente está conformado por 340 museos, de los cuales 274 son administrados por instancias pertenecientes al Ministerio de Cultura y 66 por otros organismos. “A veces tenemos la mirada en el inmueble, y este es importante porque, en muchos casos, tiene valores patrimoniales, como sucede con la Casa Natal de Villena, la Casa Museo Hurón Azul; pero también las colecciones que encierran estos museos son de gran relevancia y es necesario restaurarlas y conservarlas, y eso implica considerables recursos financieros”.
Gladys Collazo recordó una reciente acción en este sentido: la exposición de abanicos de Dulce María Loynaz. “Gran parte de su colección está resguardada en el Museo de Artes Decorativas. Estamos hablando de 247 abanicos. En el Centro Cultural Dulce María Loynaz y en la Oficina del Historiador también hay otros ejemplares de esta colección y de otros tantos bienes que pertenecieron a su familia. Solo para esta exposición restauramos 101 abanicos, lo que te indica que, además del patrimonio mueble, prestamos especial atención a las colecciones que tales museos atesoran”.
Cada tipo de patrimonio tiene su especificidad y su política de preservación, de conservación, añadió la directiva. “Y cuando vemos que un museo lleva algún tiempo cerrado, a la hora de abrirlo las personas ven el inmueble, pero a nosotros nos corresponde velar también por el contenido, de manera que podamos exhibir los bienes de una manera digna, como se merece cada uno de estos exponentes y el público que nos visita”.
“En sentido general, el patrimonio es muy diverso, muy amplio. De esa variedad nos sentimos orgullosos, porque cuando hablamos de Viñales, Patrimonio de la Humanidad, como Paisaje Cultural, entonces allí se incluyen el Valle y el poblado. Pero, ¿qué pasa con las viviendas? ¿Qué pasa con los pobladores? Este es, por ejemplo, un caso donde el sentido original de la declaración patrimonial se ha ido degradando en función de satisfacer la demanda turística. Son tareas a las que también dedicamos tiempo y esfuerzo, sobre todo en la concientización de los órganos locales sobre su indelegable responsabilidad para con el mantenimiento de los parámetros que hicieron posible la declaratoria de la UNESCO.
“Constantemente exigimos que todo tiene que tener un proyecto y que ese proyecto debe de ir a la Comisión Nacional para que sea evaluado, analizado y que los gobiernos entiendan la importancia de que prevalezcan los valores por los que fueron declarados. Es decir, que perduren sus singularidades, características, arquitectura, porque esa es nuestra gran fortaleza”.
Otra de nuestras fortalezas es el trabajo de conjunto que se realiza con las Oficinas del Conservador e Historiador. En provincias como La Habana, Cienfuegos, Trinidad, Camagüey y Santiago de Cuba, que poseen la condición de Patrimonio de la Humanidad o tienen un bien con dicha categoría, como en el caso de Santiago, el control es más eficaz, pues son las Oficinas los gestores y administradores de dichos sitios.
Fundación y leyes
Las dos primeras leyes del Estado Cubano son la Ley No. 1 de Protección al Patrimonio Cultural y la Ley No. 2 de los Monumentos Nacionales y Locales. Más recientemente fue emitida la Ley 106, del año 2009, que está relacionada con el sistema nacional de museos y estipula y rige las políticas para estos. En este sentido, no podemos dejar de mencionar que fue Marta Arjona la principal impulsora en la creación de estas legislaciones y en esbozar las primeras ideas para la implementación de una política relacionada al patrimonio cultural. Actualmente, la continuidad de este proceso se ve reflejada en el sistema de instituciones creado desde la Red de Oficinas del Conservador e Historiador dirigida por el Dr. Eusebio Leal, hasta las instancias provinciales del sistema de la cultura.
“La ley dice que cuando se declara patrimonio un bien, hay que protegerlo y conservarlo. Y son los gobiernos territoriales quienes tienen el peso en este sentido, regidos por la política que nosotros diseñamos y desarrollamos. Nuestra labor es sobre todo metodológica y de intercambio especializado con las entidades que han de velar por cada uno de los bienes bajo su custodia. También aportamos financiamiento en CUC para algunos de los trabajos de restauración, pero nuestra interlocución con los responsables directos de cada bien mueble o inmueble ha de ser cada vez más intensa y directa”, explicó Collazo.
“Durante el año pasado fueron rescatados 21 monumentos. La casa natal de Abel Santamaría en Villa Clara, el Fuerte de La Loma en Las Tunas, la bahía de Bariay en Holguín, y La Plata y Las Coloradas en Granma, son algunos ejemplos.
Es importante señalar que los festejos por el aniversario 500 de la fundación de las primeras villas cubanas significaron un resurgir de estas ciudades patrimoniales. Gran parte de las acciones estuvieron dirigidas a la intervención de significativos inmuebles en dichos centros históricos. De esta forma, fueron restauradas la Casa Natal de Ignacio Agramonte y la Quinta Amalia Simoni en Camagüey, el centro histórico de Trinidad, el Museo Bacardí en Santiago de Cuba, entre otros. El caso de Remedios, donde fueron rescatados inmuebles muy deteriorados, manteniendo sus valores arquitectónicos, es un ejemplo loable del trabajo en conjunto con el Ministerio del Turismo.
Sala del Museo Casa Natal de Abel Santamaría. Foto: Internet
“A los visitantes extranjeros les interesa mucho el Patrimonio de la Humanidad, y los centros históricos cada vez son más fuertes en el turismo. Por eso, hemos diseñado, en colaboración con el MINTUR, recorridos específicos que potencien los lugares patrimoniales de cada ciudad.
“En Matanzas están haciendo un buen trabajo en torno a las festividades por los 325 años de la fundación de la ciudad. Allí el centro histórico fue declarado Monumento Nacional y hay un plan para restaurarlo. También se han intervenido el Ingenio Triunvirato y la Comandancia de Playa Girón. En este último se trabajó en la museografía y en el inmueble, de manera significativa.
“Sin embargo, hay algunos Monumentos Nacionales con los que tenemos que ser más proactivos, diseñar una estrategia, sobre todo a corto plazo. Con los gobiernos tenemos una buena comunicación, principalmente para priorizar los Monumentos Nacionales que se encuentran en mal estado, y que sean incluidos en el plan de inversiones de la provincia, que puede llevarse a cabo por etapas, pues en muchos casos son bastante cuantiosas”.
Desafíos
Para concluir este diálogo, Gladys Collazo enumeró algunos de los desafíos a los que se enfrenta en estos momentos la institución que dirige. “Una de las principales dificultades es el rescate de inmuebles de madera, como el Museo Hurón Azul en La Habana, casa del pintor Carlos Enríquez. En esta instalación se avanza un poquito todos los años, pero está llegando el momento de terminar con la obra, más que todo para evitar que el deterioro progresivo nos gane la batalla”.
“Similar situación presenta la casa natal de Rubén Martínez Villena, en Alquizar, construida con el mismo material y que requiere de muchos recursos. Sin embargo, existen ejemplos positivos, como la casa natal de Abel Santamaría en Encrucijada, toda de madera, que fue objeto de una restauración de gran calidad, por la cual se le otorgó el Premio Nacional de Conservación y Restauración de Monumentos, en la categoría de Restauración.
“La casa donde murió Máximo Gómez es otra de nuestras deudas con La Habana, pero ya está decidida su trasferencia a la Oficina del Historiador, que ha mostrado interés en asumirla y repararla. Nuestro Ministerio emprendió hace algunos años una importante inversión, a favor del Teatro El Ciervo Encantado, que radicó allí por varios años, y llevó a término varios procesos constructivos en el ala izquierda del inmueble; pero luego se tomó la decisión de liberarlo con vistas a su reanimación como bien patrimonial y se dotó al grupo de una excelente sede en 18 y Línea. Quedan allí talleres de la empresa TECNOESCENA, para los cuales se ha desplegado una inversión en 13 y 18; porque tampoco se puede renunciar a los servicios que presta esta empresa, vitales para nuestro movimiento escénico, ni se pueden ubicar trabajadores y recursos en locales que no reúnan las condiciones necesarias. Como consecuencia de este cronograma de trabajo, los mencionados talleres se mudarán en junio de este año, y a partir de ese momento se efectuará la entrega de la casa donde murió Máximo Gómez a la Oficina del Historiador de La Habana.
“La Casa y el jardín de la familia Loynaz, sita en Línea y 14, figura entre los espacios que deseamos recuperar y en cuya prospección se ha venido trabajando desde la presidencia de la compañera Marta Arjona en esta institución. Es un inmueble que consideramos de importancia, aun cuando no ha sido declarado Patrimonio Nacional. Pero se trata de una inversión muy costosa, con el problema adicional de reubicar a numerosas familias que habitan en la casa, lo que incrementa notablemente los gastos y exige múltiples y complejas gestiones de otro orden. Es un tema que debemos seguir analizando, con el concurso de las autoridades capitalinas.
“Por otro lado, hay inmuebles sobre los cuales se trabaja todos los años para que no decaigan. Tal es el caso de la Universidad de La Habana, que no puede darse aún por concluida, pero que avanza sin dejar de brindar servicio. Otros han necesitado de una inversión mucho más grande; entre ellos, la Comandancia de Playa Girón, que hubo que hacerla nueva y restaurar todos los objetos que forman parte de la colección museable.
“No obstante, a pesar de los retos, estamos comprometidos con el trabajo iniciado por nuestros predecesores para el rescate y protección del patrimonio cultural cubano en defensa de los valores esenciales de la identidad nacional”.
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