“La opinión como individuo del presidente Tomás Estada Palma enfatizaba siempre en que los cubanos no podían gobernarse, mas su posición y opinión al frente de un cargo público era otra. Estas son las polémicas a las cuales nos convoca la Historia; a tratar de entender a individuos como este que proyectaba determinadas imágenes, y éstas –no podemos olvidar--, que son construidas”.
Así expresó el prestigioso historiador doctor Yoel Cordoví en el espacio Memorias de la Guerra, que se efectúa mes tras mes en el capitalino Centro Cultural Dulce María Loynaz, al hacer referencia al tema Tomás Estrada Palma…¿Honrado?
“Estrada Palma fue una figura muy habilidosa, sin embargo, su gestión política –o estradista--, durante su delegación en la Guerra del 68 nunca fue cuestionada. Siempre he afirmado que, tras la caída de José Martí, la cabeza pensante de la emigración cubana en Estados Unidos no era Estrada Palma, para quien su razón fundamental se basaba en el reconocimiento norteamericano a la beligerancia de Cuba en la Guerra del 95, y a la existencia del gobierno de una república en armas, al cual pudiese apoyar en armas y avituallamiento en general.
“Tras finalizar la guerra, irrumpe la ocupación militar norteamericana –un período que siempre he calificado como laboratorio, por haber sido el momento en que Estados Unidos comienza a ensayar diferentes fórmulas anexionistas --a sabiendas de que Cuba no era Puerto Rico--, con ese pragmatismo que siempre ha caracterizado a cada una de las administraciones de ese país. Todas ellas conscientes de que el destino de la Isla no era el de un cambio de posesión, luego de haber transcurrido treinta años de cruenta lucha.
“Desde la anexión inmediata, como primer ensayo de laboratorio con un administrador civil (y ya esto era anexión), existía otra fórmula potenciada por el gobernador Leonardo Word, quien aseveraba que había que extender la ocupación militar hasta que los cubanos pudieran americanizarse, además de entender y aprender las virtudes del buen gobierno norteamericano”.
Resaltó seguidamente el doctor Cordoví que para las autoridades de la nación norteña la República era una variante anexionista. Fue algo que existió desde hacía tiempo en las mentes de las autoridades norteamericanas al afirmar que los cubanos eran niños de la raza latina. Un racismo que no partía del color de la piel, sino desde el punto de vista de Nación, de raza latina y que, por tanto, el pueblo cubano no estaba en condiciones de gobernarse.
“Vamos a brindarle una república a este pueblo exento de condiciones para gobernarse y administrarse. Vamos a otorgarle una enmienda (Platt) como un paso más hacia la anexión --al respecto los revolucionarios más radicales estaban preocupados; Máximo Gómez, por ejemplo, calificó esta situación como naufragio en alta mar--, y mucho mejor si buscamos la unidad en medio de la desunión a partir de la creación de un grupo de partidos políticos procedentes de las filas independentistas –recordemos que Estrada Palma firmó la disolución del Partido Revolucionario Cubano--. De esa forma la desunión comenzó a mellar cualquier destino político independiente. Fue el momento en que todas las figuras independentistas –incluido Gómez--, se dirigieron a Estrada Palma con vista al logro de la unidad. Mas, ¿se equivocaron todos?
“En el caso de Máximo Gómez, de origen campesino y un eminente militar, no tenía formación política. (…) Juan Gualberto Gómez sí destaca que la Enmienda Platt no podía ser aceptada, mientras que Estrada Palma trata de que el artículo tercero de dicho documento (la intervención) se logre aplicar. Decide apoyar también la entrada de capitales a la Isla para su desarrollo económico sobre bases modernas. Así a favor de la Enmienda hubo 23 votos a favor y dos en contra (uno de ellos el de Juan Gualberto). Entre los primeros estuvieron figuras descollantes como fueron los casos de Manuel Sanguily, Julio Sanguily, Bartolomé Maso y Salvador Cisneros Betancourt.
“Para la presidencia y vicepresidencia: Estrada Palma, candidato por el Partido Liberal y apoyado por lo más radical del independentismo cubano, y Bartolomé Masó, por el Partido Unión Democrática, el que integraba en sus filas a los más connotados representantes del Autonomismo en el país. Esta es la complejidad con la cual la Historia nos presenta la realidad”.
Acerca del problema ideología, el Historiador acotó que Estrada Palma nunca apoyó que los cubanos fueran capaces de autogobernarse, de tener un gobierno independiente, al mismo tiempo que se opuso a la Enmienda Platt como mecanismo impuesto por los Estados Unidos y rechazado por los propios cubanos. Para él Estados Unidos debía adoptar una posición mucho más cautelosa hacia Cuba.
“Al respecto existe una cita (1899) donde él se autoretrata al manifestarle a Domingo Méndez Capote: “No se pasa de la esclavitud a la libertad; no se limpia en un día la lepra de los malos hábitos arraigados por el ejemplo corruptor durante centurias, ni es posible adquirir por arte de magia las costumbres de un pueblo libre que surgen de las virtudes de ciudadanos. Tiempo requiere el aprendizaje y siempre queda sujeto al arbitrio de nuestro pueblo”.
Este fue el hombre quien, durante años, planteó que los cubanos no podían gobernarse.
Propone, de igual forma, un momento transicional bajo un protectorado de tutela norteamericana, “en el que si los cubanos lograban sobreponerse a todos estos años de atraso, podían entonces transitar hacia la independencia. Mas si demostraban todo lo contrario, la anexión era el mejor camino. Esta es, entonces, la ideología que llega al poder”.
El doctor Cordoví reveló también que, aunque a Estrada Palma nunca se le conoció como ladrón, “sí fue tacaño en un país donde había necesidad de invertir y que necesitaba reconstruirse. Dejó millones de pesos en las arcas del tesoro (…) Estrada Palma con el tiempo de una posición radical, independentista, va asumiendo una actitud conservadora; al lado de los autonomistas”.
En otra parte de su intervención el Historiador comentó algunas opiniones del Padre de la Patria Carlos Manuel de Céspedes, sobre Estrada Palma volcadas en su Diario perdido, y en momentos en que aquel fue miembro de una Cámara de Representantes producto de una revolución naciente.
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