“…pero nunca es un niño más bello
que cuando trae en sus manecitas de hombre fuerte
una flor para su amiga…”
José Martí
A un tiempo secular de que el apóstol dedicara gran parte de su pensamiento universal a advertir la necesidad de posicionar a los niños como la esperanza del mundo, y conmemorando el Día Mundial de la lucha contra el Trabajo Infantil, la realidad demuestra que aún el caso es omiso sobre el cuidado y la protección que merecen los futuros protagonistas de las sociedades.
Hoy, en muchas regiones del universo esa flor que pone Martí en las manos de un niño, símbolo de ternura, amistad, y amor, se transforma en instrumentos de trabajo, cargas pesadas, y formas de sobrevivencias que muchos niños y niñas asumen como parte de una realidad paradójica la cual los pone ante condiciones infrahumanas difíciles de soportar.
Como raíz de este fenómeno, todo un reto por resolver y factores que inciden en su de cursar, por un lado, la calle, la pobreza y la marginación se han convertido en la forma cotidiana de vivir, por otro el beneficio de aquellos explotadores que aprovechan la ingenuidad de niños y niñas para hacer crecer sus ingresos y además la búsqueda de la Libertad, que las víctimas creen encontrar en estos escenarios, muchas veces a costa de su integridad.
Sin embargo, el trabajo no solo afecta a los niños y las niñas por el exceso del esfuerzo físico no recomendado en edades tempranas, y en la sicología infantil, lo más preocupante suele ser el riesgo al cual se exponen muchos de ellos al entrar en este otro lado de la vida: La situación en la calle incrementa su vulnerabilidad, la disposición a la violencia, adicciones, delincuencia, y marginación social son peligros inminentes que traen consigo el trabajo infantil.
En estudios realizados por las diferentes organizaciones que trabajan para erradicar el trabajo infantil en el mundo, como la Organización Internacional del Trabajo y su sección encargada del trabajo infantil, ha quedado demostrado que 9 de cada diez niños son sometidos a algún trabajo donde realizan actividades no permitidas.
Aunque la convención de derechos humanos exhorta en su artículo 32 a proteger a los niños y niñas de ser víctimas de explotación económica y de desempeñar cualquier trabajo que pueda ocasionarles daño, entorpecer su educación o incluso perjudicial para su salud y desarrollo, este flagelo crece sin solución definitiva en gran parte del mundo localizándose en regiones críticas como Somalia, Afganistán, Yemen, Nepal, Perú y Bolivia, por solo citar algunos ejemplos.
En otro de los intentos contra el trabajo infantil la Organización Internacional del Trabajo creó el programa para la erradicación del trabajo infantil. Al mismo tiempo la comisión Nacional de Derechos Humanos afirma que la vigencia y efectividad de los derechos de los niños y las niñas, a pesar de haber habido avances aún está muy lejos de ser una realidad y se convierte cada vez en un conflicto permanente muchas veces provocado por la desigualdad y el nivel de pobreza donde viven, como consecuencia, exponer a niños, niñas y adolescente a diversas formas de trabajo infantil los convierte en víctimas de explotación, esclavitud y trata de personas, fenómenos delictivos para los que no deben existir tolerancia social ni omisión de las autoridades.
Fortalecer el sistema de inspección, sancionar a las personas y empresas que exploten económicamente y abusen de niñez y adolescencia mediante trabajos de mendicidad, labores domésticas, y agricultura, además de proporcionar recursos adecuados para el desarrollo de una niñez plena despojada de estas lacras es trabajo de todos.
La infancia es una época valiosa en la que los niños y las niñas deben vivir sin miedo, seguros frente a la violencia, protegidos contra los malos tratos y la explotación. La infancia significa mucho más que el tiempo que transcurre entre el nacimiento y la edad adulta, se refiere al estado y a la condición. De la vida de un niño, y la calidad de esos años depende la garantía de los hombres y mujeres que serán después.
Mientras en el mundo las redes de explotación infantil afloran en las calles los niños en Cuba tienen acceso gratuito a la educación con carácter obligatorio, hasta los 14años de edad, está expresamente prohibido el trabajo de los niños y adolescente según la actual carta magna, principio que se recoge en el código de trabajo.
Por si fuera poco, están contempladas además las condiciones especiales de empleo para adolescentes de 15 a 16 años que por circunstancias excepcionales se incorporen a la vida laboral.
En Cuba los niños no solo disfrutan de una infancia feliz con el acceso a la salud y a la educación, como parte de hacer valer los Derechos de los niños establecidos por la UNICEF, sino que muchos también tienen la oportunidad de ser protagonistas de esta lucha contra el trabajo infantil en proyectos donde desde el Arte y la cultura, a partir de la conciencia se generan acciones que los hacen comprender la urgencia de combatir este fenómeno, así como espacios sociales con la misión fundamental de hacer valer los derechos de los niños y hacer de ellos los mayores gestores de su independencia y libertad.
Nadie como el apóstol enunció con tanta sensibilidad la esencia de un niño…
“…el niño ha de trabajar, de andar, de estudiar, de ser fuerte, … de ser hermoso… un niño bueno inteligente y aseado, es siempre un niño hermoso… Pero nunca es un niño tan bello que cuando trae en las manecitas de hombre fuerte, una flor para su amiga...”
Desde la sensibilidad que identifica el pensamiento de José Martí, el hombre que más amó a los niños, la invitación a protegerlos contra el trabajo infantil, como el ofrecimiento eterno de una vida llena de felicidad que se torne diferente, en la búsqueda de su otro lado.
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