En el artículo anterior (Parte II A) se expuso algunos de los problemas que confronta la actividad museológica, entre las que se destacaron: la necesidad del reconocimiento social a los museos municipales y especializados locales a la altura que merecen; el enriquecimiento de la interacción gobierno–museo-comunidad, así como de la propia dirección del proceso museológico.
También se comentó sobre las insuficientes condiciones de trabajo que presentan estas instituciones a pesar de ser instituciones vanguardias de la batalla de ideas; por el combate ideológico que enfrentan y por su función educativa.
Otro de los aspectos tratados fue que la misión de esta institución está claramente respaldada desde la propia Constitución de la Republica.
Ahora corresponde dar continuidad a estas reflexiones y mostrar otras aristas que se consideran frenan la liberación de las “fuerzas productivas” de este sistema patrimonial local, entendiéndose como tal, a las enormes potencialidades educativas, ideológicas, sociales y económicas que hoy están insuficientemente aprovechadas en la real y concreta actividad cotidiana.
Es cierto que los museos han alcanzado importantes resultados, aun en sus condiciones actuales, pero es mucho, muchísimo más lo que se puede y se debe hacer. No es solo por el muy loable y sano interés de perfeccionar la actividad, sino por la necesidad ideológica y económica de hacerlo.
A veces, se repite como slogan que los museos son instituciones sin fines de lucro, al servicio de la sociedad. Ello, es cierto, pero visto esquemáticamente, dogmáticamente, amordaza la iniciativa y la creatividad para el desarrollo.
Debe entenderse entonces que el patrimonio y la cultura no son mercancía, que con el objeto patrimonial no se puede lucrar, aunque un adecuado intercambio es otro asunto, pero, el velar por el patrimonio no impide, todo lo contrario, que el museo busque alcanzar ingresos económicos cada vez más importantes, pues el solo mantenimiento de las colecciones y del inmueble que las atesora requiere de grandes erogaciones de dinero.
Cumplir con su misión social requiere recursos económicos, y todo lo que incremente el ingresodebe ser estimulado. Debería evaluarse cierta retención de los ingresos por los museos, pues contribuiría a su mejor desenvolvimiento, sería un estímulo para mejorar condiciones de trabajo y alcanzar mayores rendimientos.
Claro, esto no puede lograrse con instituciones poco atractivas estética y funcionalmente. No hay sustentabilidad o sostenibilidad (en esos dos términos hay controversias entre los especialistas), si no hay desarrollo, de la misma manera que no se le puede pedir a una persona que le falta una pierna, que corra rápido.
Los gobiernos tienen la potestad y la obligación que le otorga la Carta Magna de prestar la atenciónrequerida al patrimonio y a las instituciones que tienen el encargo social de salvaguardarlo y promoverlo, pero el sistema de museos tiene también la obligación de presentar proyectos e iniciativas dirigidas a incrementar su impacto ideológico y económico.
Hay que encontrar como generar más ingresos, independiente de los que ya se adquieren por los visitantes, y este empeño debe ser apoyado y priorizado.
Hay decenas, cientos de oportunidades para lograrlo. Un pensamiento sistémico, holístico y creativo, junto a acciones que aprovechen las oportunidades del nuevo modelo económico cubano son necesarias para alcanzarlo. La conducción de ese proceso depende de los seres humanos, por suerte de cubanas y cubanos (la mayoría son mujeres).
Entre otros aspectos, para el necesario desarrolloseñalado se requiere estar a la altura de “los tiempos modernos” como el nombre de la película de Chaplin, o como dijera la destacada pedagoga soviética Talizína en 1985 acerca de la necesidad de una preparación constante de todo educador ante la necesidad de “…apoyarse en los pronósticos sobre el desarrollo futuro en las distintas esferas de la actividad profesional…” o mejor aún, “…hacer a cada hombre resumen del mundo viviente, hasta el día en que vive: es ponerlo a nivel de su tiempo, para que flote sobre él… es preparar al hombre para la vida” como nos enseñara José Martí desde 1883.
Lo que nos expresara Martí no es para repetirlo en un “discurso” estéril de acciones. No es describir el mundo sino transformarlo como también nos enseñara Carlos Marx. Es, como nos guiara Fidel, “cambiar todo lo que debe ser cambiado”. Todo ello es, en resumen, para aplicarlo.
En ese andar en “el tronco de nuestra República” y a la par con el mundo, hay que tomar en cuenta que la era actual es la de la digitalización, por tanto, todo lo relativo a la informática, a la comunicación y a otras disciplinas relacionadas, son vitales hoy en día, y ese es otro de los serios problemas que padecen estos modestos museos, como se evidenciará más adelante.
Se está entonces antes diversos problemas de índole tecnológica y económica, los que dependen de factores a nivel de conciencia, es decir de pensamiento.
Un megaelemento precario en los museos locales en la era de la informatización de la sociedad y del gobierno digital es la comunicación. Y esta disciplina, esta ciencia tiene innumerables caminos, influencias y efectos. Ello es crítico para estasinstituciones.
Tómese en cuenta que de los dieciocho museos del Centro Provincial de Patrimonio de La Habana tan solo cinco disponen de alguna computadora y por demás, equipos de insuficiente capacidad y con alto grado de obsolescencia.
Y peor, ningún museo dispone de conexión ainternet directa, ni de recursos para la impresión de los resultados de los investigadores, entre otros dispositivos necesarios para expandir su impacto.
En los museos duermen cientos de libros por hacer sobre historia, cultura, identidad, sentido de pertenencia, costumbres, patrimonios… entre otros temas de nuestras localidades. ¿Cuánto ello no contribuiría a la formación de valores de los estudiantes de las muchas escuelas con las cuales mantienen vínculos sobre la enseñanza de la historia local?
¿Cuántas interesantes historias inéditas podrían ser divulgadas en la Feria del Libro o ubicadas en las librerías del país?
¿Cuántas relaciones para el enriquecimiento común no podrían alcanzarse con otras instituciones nacionales o internacionales de acuerdo a la política gubernamental aprobada?
¿Cómo promover las fuerzas del museo y sus actividades si apenas se dispone de medios de comunicación?
Otro tema que no deja de tener relación con lo anteriormente expresado es el tema de las fuentes de conocimiento.
No existe una escuela para la formación de museólogos, a pesar del apoyo que ofrecen lasUniversidades de las Artes, de La Habana y San Gerónimo. No hay en funcionamiento una biblioteca o centro de documentación especializado y actualizado sobre temas patrimoniales y museológicos al cual acudir libremente los trabajadores de los museos, investigadores,especialistas sociales y otros interesados para actualizar sus conocimientos teóricos y prácticos, para aprender.
¿Cómo recibir la necesaria diseminación selectiva de la información?
Es imprescindible el conocimiento, ¿pero, dónde y qué leer, cómo enterarse de las ideas actuales y lastécnicas más avanzadas? ¿Cómo hacer más y mejor las cosas sin la experiencia y la teoría, que han de ir juntas como “novios de mano”, entre nuestras propias provincias y también con el mundo? ¿Cómo hacer más eficiente y eficaz la salvaguarda delpatrimonio? ¿Cómo educar mejor sin información actual y especializada.
¿Cómo capacitarse los cuadros de dirección, y los propios museólogos cuya fuerza laboral, al menos en la capital, está integrada en su mayoría por especialistas de diversas carreras sin una formación museológica, no poco de los cuales son jubilados o están cercanos a este momento, lo que implica un alto grado de incertidumbre con un relevo. ¿Los sucesores estarán bien preparado para asumir las responsabilidades sociales de un museo municipaltiene?
¿Cómo hacer un encadenamiento productivo-educativo amplio, atendiendo a los componentes principales del sistema? ¿Están científicamente determinados estos componentes?
La ineficiencia en la comunicación impide, no ya el necesario intercambio universal, sino incluso nacional, para poder conocer sobre los valiosos trabajos que se realizan y las experiencias de otras provincias del país en su labor patrimonial.
Ello también se relaciona con el insuficiente presupuesto para organizar eventos nacionales, no ya por razones más que justificadas por la enfermedad de la COVID, pero incuso con ella, sería muy útil realizar, como en otras esferas encuentros digitales, los que se realizan frecuentemente en otras esferas de la cultura.
Resultaría además adecuado que los eventos que se efectúen no solo sea para presentar ponencias,realizarse algunas preguntas y recibir premios. Es necesario organizar y reproducir con rigor científico y académico esos resultados en algún tipo de formato para que sea factible su uso como material de consulta.
Eventos que no sea formalmente “descriptivos” de lo hecho, sino en los cuales se discutan y se proyecten políticas para cambiar todo lo que debe ser cambiado y que las recomendaciones se tomen en cuenta.
Como se observa, aquí emergen problemas de información, de comunicación, de capacitación, de formación, de divulgación y de intercambio para los cambios necesarios.
Es ejemplar el trabajo abnegado y anónimo de cientos de trabajadores que en adversascondiciones de trabajo se mantienen en sus puestos,por su sentido de pertenencia, por el amor al patrimonio y a la actividad museológica.
Museólogos, especialistas, veladoras que en no pocas ocasiones ofrecen dinero de su salario para adquirir algunos medios para poder realizar modestas actividades con los niños y otros grupos etarios de la comunidad, con discapacitados, con grupos vulnerables, con comunidades de tránsito, enlos diferentes programas sociales.
¿Qué no se podría hacer si de crean mejores condiciones que permitan desplegar sus capacidades?
Otros problemas que deben ser mencionados es el insuficiente equipamiento para la seguridad y protección del patrimonio. Algunos de estos museosdisponen en sus colecciones “objetos” de alto valor patrimonial y se convierten en terreno donde se incrementa el riesgo de hechos delictivos y de la pérdida del patrimonio.
El tema del conocido “estudios de público” para un mayor conocimiento de los intereses de la comunidad y de los visitantes es un tema que debe prestársele más atención y realizarse con más frecuencia y amplitud.
Disponer de estos museos municipales y locales, y hacerlos atractivos y más funcionales debería ser labor de orden mayor. Ellos serían, en primer lugar generador de prestigio cultural del pueblo y sudirección en los territorios. Los museos municipales debieran llegar a ser, la ventana a la cual invitar alas numerosas delegaciones que visitan constantemente a Cuba.
Si vienen a casa, poderles mostrar también las habitaciones, no solo la sala. Llevarlos allí, donde está la identidad de la comunidad. ¡Que honor y que estímulo para la comunidad y su influjo en el desarrollo local!
No hay dudas, sería más familiar e impresionante que vean la riqueza y diversidad cultural del pueblo de Cuba, allí, en esos museos comunitarios c. Atraería además a una gran cantidad de turistas, se diversificarían y multiplicarían los espacios para el incremento esperado del turismo. Y, por tanto, serían una fuente increíble de ingresos económicos para el país, para el territorio y para la comunidad
Cuántas potencialidades no existen en estas instituciones multifuncionales para la sociedad.
No obstante, falta un largo camino por recorrer, pero también, como expresara Jorge Gaspar García Gallo, “no se pude llegar al final si no se empieza a caminar”
El 22 mayo de este año, hace solo uso días, el Primer Ministro de Cuba, Manuel Marrero Cruz afirmaba: “Los municipios deben evaluar sus potencialidades y determinar las necesidades de la población para buscar las alternativas de solución.”
De algunas ideas que puedan contribuir a esas alternativas de enriquecimiento de la actividad de los museos y al necesario incremento de sus sinergias versará la tercera y última parte de este artículo por el Día internacional de los Museos.
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