La Paz.- El concierto que ofrecerá hoy en la Manzana número 1 del departamento de Santa Cruz el trovador cubano Tony Ávila con su agrupación provoca expectativas en esa ciudad, informaron a Prensa Latina los organizadores de su gira por Bolivia.
Tras el exitoso debut anoche del grupo con formato de sexteto en el cierre de la gala correspondiente a Latinoamérica de los World Travel Awards en el hotel Real Plaza de la urbe sede gubernamental, Ávila inicia en Santa Cruz un periplo que incluye otras cinco presentaciones en Sucre, Potosí y en el retorno a La Paz, confirmaron a esta agencia de noticias fuentes del Ministerio de la Presidencia, que coordina la gira.
En el escenario del Salón de Convenciones del Real Plaza, Ávila y su grupo vencieron con creces el reto de cerrar una noche que incluyó a un elenco de lujo integrado por la Fraternidad Artística y Cultural La Diablada, con 75 años de creada, y la Banda Poopó, ambos con una participación destacada en el Carnaval de Oruro.
Otros artistas que dieron lustre a la velada fueron el violinista virtuoso Gustavo Orihuela y su cuarteto de jazz, el Ballet Folklórico Nacional de Bolivia, el Oficial, el de la profesora Charito Carrazas, la cantante Mayra González y la fraternidad de Saya Afro boliviana.
En una larga antesala a la actuación de Ávila este elenco derrochó arte y colorido en la ejecución de danzas como la diablada, cueca, parabas, macheteros, chovena, achus, tinku, charangos, morenada y caporal.
Además, después de casi dos horas de espectáculo intercalado con la entrega de premios, sorpresivamente irrumpió en el salón una fraternidad de saya afroboliviana, que cautivó al auditorio con su ritmo de pasacalle a base de percusión, un solista y el coro.
Arrollaron por todo el salón, actuaron sobre el escenario y tras un derroche de ritmo sobre que levantó de sus asientos a muchos de los presentes, se retiraron cual comparsa que arrastra a un público seducido.
El reto parecía difícil para el timbre de la guitarra acompañante de Ávila, la eléctrica de punteo o el tres, el bajo, la flauta o el clarinete y la percusión del sexteto ya al final de la noche.
Sin embargo, otra vez la identidad cubana a través de la música demostró su universalidad a través de temas exclusivamente del repertorio del grupo sobre la base de ritmos como el son tradicional y sus fusiones con la cumbia, la guaracha y el changüí.
Las palabras de presentación no fueron necesarias para facilitar la comunicación con el público, que desde el primer tema comenzó a bailar, y el movimiento ya no se detuvo hasta el final del concierto.
Como en cualquier fiesta cubana, el colofón de la noche fue un tren en el cual en fila y sujetados por los hombros se unieron ministros, viceministros, empresarios turísticos vestidos de etiqueta de diversas nacionalidades y decenas de invitados a la gala.
Llamó la atención cómo a lo largo del concierto muchos de los asistentes mientras bailaban pedían a los músicos la interpretación de la guaracha picarezca La choza de Chacho y Chicha y el son Tiene que haber de to, una crítica musical contra el oportunismo, temas al parecer bien conocidos ya en Bolivia.
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