Una singular habilidad para escribir y concebir proyectos caracteriza al matancero Ulises Rodríguez Febles, quien en el 2022 recibió reconocimientos por sus dotes creativas y de dirección al frente de la Casa de la Memoria Escénica y del sueño sociocultural Corazón Guamacaro Kilómetro 9.
Resumir el quehacer durante el pasado año del escritor de cuentos y novelas, del más fecundo dramaturgo del país en la actualidad, deviene una especie de “odisea”.
También les propongo conocer lo que en un principio debe ser el 2023, en las nuevas perspectivas de desarrollo que avizora el incansable creador que arribará en agosto a su 55 cumpleaños.
En el 22 se publicó su novela “Las últimas vacas van a morir”, por Ediciones Unión, presentado en las Ferias Internacionales del Libro, aquí y en Venezuela, así como obtuvo el Premio de la Crítica Orlando García Lorenzo.
El título se agotó y pasó a ser “de lo más buscado” en cualquier librería u hogar amigo, lo cual ha sido de gran satisfacción para Ulises, quien confesó:
“Es el libro más importante que he escrito, el más visceral. Resulta para mí el más comprometido desde el punto de vista humano como autor de este país.
“En la literatura he recibido también otros alicientes. Mi cuaderno de cuentos El señor de las tijeras alcanzó el Premio de Libro más vendido durante la XXX Feria y el Del lector, por ediciones Aldabón. Fui invitado además al prestigioso espacio El autor y su obra, del Instituto Cubano del Libro y el Centro Cultural “Dulce María Loynaz”. Me sentí feliz, asimismo, por recibir la medalla 50 aniversario de la Universidad de Matanzas”.
Muchos pueden coincidir con su apreciación, pero su impronta de dramaturgo rebasa la ciudad, la Isla y estremece a los públicos por su particular mirada a hechos de la actualidad y de otros momentos, con el poder de reflejar comportamientos que enaltecen o lastran los espíritus.
“En este año recién finalizado se estrenaron mis obras Cuarentena, por la compañía Vital Teatro en La Habana y el Teatro Sauto, con el auditorio lleno e inspirada en el azote de la pandemia; Alejandría, por Teatro D´Sur; también Huevos, en Camagüey, con puesta en escena de Teatro del Viento. Son obras con una gran carga filosófica”.
Motivado por el aniversario 120 de la muerte de la matancera Emilia Teurbe Tolón, la bordadora de la Bandera Cubana y ejemplo de mujer que se rebeló en su época, se sintió compulsado a escribir el texto unipersonal Emilia habla con los que no la escuchan, sobre la insigne patriota, que concluyó este año y se pondrá en escena en el 23, con “la posibilidad hermosa de que actrices cubanas que viven en lugares donde radicó la insurrecta puedan interpretar el mismo personaje y el mismo texto, con sus configuraciones personales desde el punto de vista humano, social y estético.
“Son las actrices Miriam Muñoz, de Teatro Icarón en Matanzas; Nora Elena Rodríguez, de Vital Teatro en La Habana; Nora Rodríguez, en el antiguo Camagüey; además de Mariela Bejerano, en Barcelona; Elbita Torres, en Málaga, ambas en España; e Ivonne López Arenal, en Estados Unidos, hasta el momento. Ha existido desde hace muchos años una conexión entre nosotros. Hay un entusiasmo total. Se comenta sobre una versión por una niña, que se lleve a las escuelas, para que Emilia viva en realidad. Es una propuesta teatral muy ambiciosa”.
Los “hechos memorables” de este año como el escritor los llama, saltan además a otras dimensiones, al formar parte de “otra zona” de su vida creativa. Hablamos entonces de los proyectos, que le llevaron hasta Perú.
“Fui convocado con un grupo de valiosos matanceros, al 5º Congreso Latinoamericano de Cultura Viva Comunitaria, en tierra peruana. Puedo afirmar que fue una experiencia mágica, por el intercambio, la confrontación de ideas artísticas y patrimoniales. Allí expusimos nuestro trabajo en Matanzas y en el valle de Guamacaro, de donde soy natal, sobre todo con los pequeños y los adultos mayores y las agrupaciones latinoamericanas nos revelaron sus costumbres. Un encuentro de solidaridad de toda la región”.
En cuanto a la Casa de la Memoria Escénica, Ulises manifestó que se ha logrado reambientar el lugar, crear un espacio atractivo donde las artes confluyan; pero, ante mi pregunta acerca de las futuras aspiraciones de ese importante centro cultural, de carácter nacional, se mostró inconforme, porque en realidad la dimensión de ese proyecto queda pequeño en el lugar donde reside.
Ese desafío no resta ímpetu al versátil escritor y promotor, al contrario, siente como si le redoblara el ansia de vencer obstáculos y alcanzar sus sueños de un complejo cultural multipropósito que reverencie no solo a la escena cubana, sino también al resto de las artes como digna ofrenda a la Atenas de Cuba.
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