Un almuerzo colectivo con Coppola


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Un almuerzo colectivo con Coppola

Desde su última visita a Cuba y también a la Escuela Internacional de cine y televisión de San Antonio de los Baños, en 1998, se hizo un hábito que Francis Ford Coppola cocinara para la comunidad de la EICTV. Desde que anunció su visita, esa era la pregunta entre todos: ¿Vendrá a cocinar nuevamente?

Busqué en mi memoria y encontré, en la revista Cine cubano no. 143 (1), la receta que él había cocinado en aquel entonces, y mi nostalgia por no haber estado presente se hizo mayor. Hoy, jueves 16 de julio, como colofón de tres días de trabajo – que eso ha sido su permanencia en el centro- voy a probar la pasta cocinada por este realizador, quien desde el primer momento ha demostrado que para él la familia tiene un valor muy especial, no solo por haber venido acompañado por sus hijos y dos nietos, sino porque en todo sus actos, ellos están presentes.

En el comedor de la Escuela, lo rodean un grupo de periodistas, estudiantes y muchos curiosos y pone ante todos cuál va a ser la estrategia para la cocción de las pastas, las cuales ha donado gentilmente..

Ante todos y ante todo, narra la historia de la pasta de tomate con la que va a aderezar el plato. El envase plástico tiene en la etiqueta la figura de una bella mujer. Coppola explica a los presentes que es el retrato de su abuela, quien era una señora muy bella y no les permitía decirle este calificativo y, por tanto, les exigía que la llamaran Mammarella. Ese es el nombre de la pasta, que tiene una presentación muy cinematográfica,  como puede suponerse: Francis Ford Coppola presenta: Mammarella, y, por supuesto, todas las características del producto, sobre el cual el jefe de cocina de la EICTV me afirma que es muy buena.

La cocina es un hervidero. Junto a los cocineros y ayudantes están los periodistas, fotógrafos, camarógrafos, curiosos. De las primeros frascos de puré de tomate que han vaciado para calentarlo —como exige Coppola— se han desprendido las etiquetas que los presentes quieren conservar como souvenirs, mientras todos esperan en distintos lugares a que abran las puertas para comer.

Los ñoquis, el tipo de pasta que ha traído en esta ocasión, han sido cocinados con albahaca, en especial, una variedad de esta planta que lo acompañó en su visita anterior y que desde entonces fue sembrada en el huerto de la escuela y allí se ha conservado, quizás esperando el día de hoy.

La comida será acompañada por otros platos confeccionados por los cocineros de la EICTV, en esa mezcla tan criolla de lo que hemos heredado de lo italiano con lo mejor de las otras culturas, incluida nuestro concepto de pizza y ensaladas.

De beber, Coppola ha donado un buen grupo de cajas de vino, también de su cosecha, que él ha llamado The Director´s Cut, para la ocasión Charddonay blanco. Mientras, espera que todo esté listo, sentado en uno de los taburetes del comedor, alguien le sirve un poco de ron cubano y lo saborea, con el placer de un admirador de nuestra cultura; pero inmediatamente se levanta y va a chequear cómo va el proceso del cocinado.

El comedor está repleto. Cada quien ha organizado su espacio esperando el momento del almuerzo. El local tiene una capacidad de 150 comensales y hay muchas más personas. El director y productor norteamericano está sentado entre todos, conversando tranquilamente con quienes se le acercan.

Después del almuerzo Coppola regresará a La Habana. Continuará en Cuba unos días más. Su intención es pasear por nuestro país en compañía de sus familiares con la tranquilidad de que será un turista más. Si ud lo identifica, no tenga pena, acérquesele y salúdelo, puede estar seguro que le devolverá la atención.

Receta de los macarrones a lo Coppola:

Ingredientes:

Tomates naturales pelados

Macarrones

Albahaca

Aceite de oliva

Cebolla

Sal

Picante

Preparación:

Se salcochan los tomates y se pelan picándolos en cuadritos pequeños. En una olla de hierro se sofríe la cebolla picada en cuadritos con sal, el aceite de oliva y la albahaca. Cuando la cebolla esté blanda, se agrega el tomate natural y se deja cocinar hasta que se espese a fuego lento, se agrega un poquito de picante. En una olla aparte se cocinan los macarrones y se dejan al dente.

Servir en plato hondo, agregar por encima la salsa, decorándola con hojas de albahaca en la mesa.

Se coloca un platico con ajíes picaditos muy pequeños para añadir a su gusto.

(Transcripción realizada por los cocineros de la Escuela Internacional de cine y televisión de San Antonio de los Baños en 1999).

Nota

(1)S. A.: “La amistad, más fuerte que las limitaciones”. Cine cubano no. 143, pp. 39- 40.

 


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