Fue el pasado 5 de junio. La Fragua Martiana esta emblemática institución de hermosa historia, abría sus puertas al XX Coloquio convocado por la Cátedra José Martí y la Educación, con el tema “Martí y la ancianidad”.

Dirigía el evento, la Dra. Lidia Turner Martí, Presidenta de la Cátedra, que pertenece a  la  Asociación de Pedagogos de Cuba.

Fue una mañana llena de emociones. Nadie olvidaba que este año se conmemoraba el Bicentenario de Mariana Grajales, la madre de los Maceo y el 120 Aniversario de la muerte de nuestro Héroe Nacional.

Muchas razones unían a aquel grupo numeroso de maestros y alumnos. Tantas razones,  para encontrarse en un abrazo emocionado.

Allí, la hija y la nieta de la profesora María Luisa Rodríguez Columbié de Bustamante, que el próximo mes cumplirá 100 años y a la que se le rendía merecido homenaje. También,  fue recordada la Dra. Lidia Orille, inolvidable pedagoga, que a pesar de habernos abandonado, nos dejó su ejemplo de mujer martiana, fundadora de la Fragua y maestra de muchas generaciones que jamás la han podido olvidar.

¡Qué bien hacen los que consuelan a los ancianos!, decía Martí.

La Dra. Turner, habló de los anteriores Coloquios. Temas “Martí y la Paz”, “Martí y la Felicidad”, “Martí y la Edad de Oro”, entre otros,  surgidos en los propios encuentros,  han acumulado una poderosa fuerza de conocimiento de la vida y la obra del Maestro, en aras de fortalecer el trabajo educativo en nuestro pueblo.

Nuestra Patria cuida celosamente el corazón y la mente de nuestros niños, para que puedan llegar a una ancianidad plena de felicidad.

Explicó, además, que el Tema “Martí y la Ancianidad”,  surgió precisamente del Coloquio XIX, cuando ya se venía observando en nuestra Patria, un envejecimiento poblacional,  que ha exigido, a la Dirección de la Revolución y otras Instituciones, en especial,  al Ministerio de Educación, más Planes y Programas de desarrollo para las altas edades, que cada día,  demuestran mayores posibilidades para seguir contribuyendo con su experiencia, al mejoramiento de nuestra Sociedad Socialista.

“La voz de los ancianos tiene algo de otros mundos, tiene algo de religión, de paz no humana, algo de revelación y profesía”,  escribía  en México,  muy joven,  el Héroe de Dos Ríos.

Fue la profesora Laura Gutiérrez, de la Cátedra Martiana del Adulto Mayor, en Artemisa,   quien  puso el tema sobre la mesa. Laura fue alumna de la Dra. Turner, en el Pedagógico y es actualmente, un activo miembro de la Cátedra José Martí. Fue un hermoso trabajo que  logró emotivas intervenciones.

Personalidades de la Cultura y la Educación de nuestro país, acompañaron al Encuentro. Junto a la escritora Adys Cupull, estaba la Dra. Lesbia Cánovas, Presidenta de honor de la Asociación de Pedagogos de Cuba y la MSc. Miriam Egea, Metodóloga Nacional para la enseñanza de la Historia y Marxismo del Ministerio de Educación. Entre los rostros asistentes, se destacaban,  representantes de la Sociedad Cultural José Martí y de la Sección del Adulto Mayor de la Asociación de Pedagogos.

Ya la Cátedra cumplía 21 años de creada. Muchas historias y anécdotas, se venían acumulando.

Nadie quería perderse este encuentro. Un número considerable de miembros de la Cátedra del Adulto Mayor de los municipios de la Capital inundaron la Fragua y además, maestros y alumnos de diferentes niveles de enseñanza, de toda la provincia.

Una nota muy emotiva resultó ser el regalo que ofreció a los presentes, un miembro de la Cátedra del Adulto Mayor de Centro Habana, municipio que acumuló la mayor asistencia al evento. Fue una canción inspirada en los propios debates que se originaron y que enaltecían los ánimos. Los aplausos no se hicieron esperar.

A la mente de todos  llegaban las palabras de Martí,  en el Centenario de Andrés Bello: “No sé qué tienen los ancianos fuertes que con mirarlos,  se alegra el alma y cobra fe y pujanza”.

Un matrimonio de ancianos, en el Coloquio, que llegaron de Bauta, querían participar. Con 87 y 92 años entregaban una vitalidad impresionante. Se sentían tan útiles y  con grandes deseos de vivir. Eran miembros de la Cátedra del Adulto Mayor en su territorio y traían hermosas reflexiones martianas sobre el tema en referencia. Él, no vaciló en improvisar versos. Era un improvisador nato y muchos aplausos,  colmaron el Salón  lleno de alegría.

“El que es poeta de veras, siempre lo mostrará de algún modo”, subrayaba Martí.

Eso fue lo que sucedió.

Aunque la Fragua se llenó de canas, las nuevas generaciones las matizaron de ternura y afecto. Fue un  Coloquio muy especial. Verdadero encuentro de voces luminosas.

Un grupo de estudiantes de la Escuela Pedagógica Fulgencio Oroz, expresaron sentirse muy satisfechos por haber podido asistir al Coloquio y compartir con tantas personas de experiencia. Un estudiante, quiso insistir sobre la gran responsabilidad que todos tenían en la formación de nuestros niños y preguntó ¿Quiénes son los reyes de una sociedad?. Los,  niños, sin duda, respondieron todos; como en un tablero de ajedrez, los niños son los reyes para nosotros, afirmó.

Si los niños son los reyes, entonces los ancianos, como decía el Apóstol, son los patriarcas. Una joven estudiante no quería olvidar a los abuelos. Con gran emoción, valoraba su importancia en la familia y en la Sociedad  y entonces, fue cuando un miembro del Jurado del Concurso “Los niños responden a Martí” trajo a colación y leyó, un trabajo premiado  de una estudiante que hacía referencia a esos seres tan queridos.

Saltaba a la mente aquella expresión de Martí: “Cuando habla un joven, el alma recuerda donde se enciende su vigor”.

Nada fue preparado y todo fluía con una naturalidad extraordinaria. Se sentía un ambiente de paz y armonía. Una luz emergía de todos los ojos. Martí estaba allí, las Canteras de San Lázaro parecían intensificar su historia. Don Mariano, deambulaba por los pasillos, y  Mariana y Leonor se sentían orgullosas de sus hijos.

Un Coloquio que demostró en esta oportunidad, cuán grande son los ancianos y cómo en nuestro país, constituyen  un caudal de experiencia y sabiduría.

Ya al finalizar, una sonriente joven  recordaba esta frase del Maestro: “Qué  encanto tienen los cabellos blancos, parece que viene de alto, lo que viene de ellos”.