Un lente explora a Centro Habana
La Habana/25,08,2023/Fototeca de Cuba/Inauguración Exposición Fotográfica El Monte, del jóven fotógrafo Manuel Almenares/Fotos@Juan C Borjas/Periódico Cubarte.
Bastante se ha especulado sobre la pandemia y el arte, las miradas y opiniones ocupan dos bandos: los que estiman una nueva forma de asumir el arte en general y, los que lo niegan. Lo cierto es que el confinamiento al que nos expuso la Covid 19, nos diseccionó internamente, conllevó a repensar nuestra existencia y todo lo que de ella deriva.
Con ese “cartelito” de la pandemia como leit motiv, los creadores han expuesto sus representaciones simbólicas. En el caso de las artes plásticas, más de una exposición en Cuba ha tenido como punto de partida el tema. Así lo asumió el joven fotógrafo Manuel Almenares, quien acaba de inaugurar su muestra fotográfica El Monte de Manuel Almenares, curada por Claudia Arcos Ponce en la Fototeca de Cuba. Es resultado del Premio de la IX Bienal de Fotografía Alfredo Sarabia in Memoriam 2020.
Las fotos fueron tomadas en locaciones de Centro Habana, particularmente en la popular calle Monte, en momentos de la pandemia. Ese grupo de imágenes, especie de laboratorio fotográfico y con el cual obtuviera el premio, el autor las tituló La enfermedad sobre la enfermedad. Por decisión de la curadora se agregó la serie Vida Interior, del propio creador y que obtuviera la Beca Raúl Corrales, auspiciada por la propia Fototeca.
Se aprovechó el interior y el exterior del primer piso de la Fototeca como espacio galerístico y museográfico que comienza con una serie de instantáneas en blanco y negro en las que lo ontológico salta a primera lectura, en ocasiones validada por los elementos compositivos – dígase objetos e inmuebles, espacios exteriores e interiores, etc.— más allá del propio individuo que aparece en la foto, brindando una muy distintiva narrativa visual.
El contraste de claros y sombras, igualmente, es esencial en acentuar esa mirada del individuo que se debate ingenuamente entre las sombras del mundo externo, más allá del contorno íntimo, del confinamiento en el hogar. Esa manera de componer, aleja estas piezas de un lugar común que, en mi opinión, ha viciado las artes visuales y otras manifestaciones artísticas: la urdimbre sobre la ciudad roída, de edificios derrumbados y vida muerta. Almenares nos muestra una Habana de peculiar vida con seres que no se resisten al deterioro y se erigen como hebras de plata en singular tejido.
Hay un particular en el recorrido visual, la curaduría destinó una de las paredes de la galería a la ya nombrada serie Vida interior. Algunas de las imágenes aquí muestran abigarramiento en los espacios interiores de las viviendas y las personas dan testimonio expresionista de agobio entre sombras y tonalidades ocres. Viene a ser especie de puente adonde corren los efluvios de ese desasosiego doméstico, aniquilado en la vida exterior.
Toda esa gama de pulsaciones recogidas en las reproducciones, abarcan un conjunto relativamente sustancial de miradas en las que confluyen una representación de una Habana dinámica y efusiva, auscultada por el lente de Almenares. Válida la visita hasta la Fototeca de Cuba y compartir con él esa visión.
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