En las ferias de libros, en todas las latitudes, se presentan centenares de títulos que, irregularmente, acaparan la atención de los lectores. Hay algunos, sin embargo, que concentran más la atención por su contenido y tema, a veces por el renombre de sus autores en el mercado del libro. En la presente Feria Internacional del Libro de La Habana se presentó, en la Casa de África, un título que merece ser destacado por todos los valores inherentes a una publicación: tema, contenido, edición y un autor inusual, una exesclava.
Se trata de La historia de Mary Prince. Una esclava de las Indias Occidentales contada por ella misma. El libro fue traído a la FIL por la editorial mexicana Ediciones del Lirio, en coordinación con el Instituto de Historia de Cuba y Centauri Press. Es una edición de impecable factura en la que ha sido fundamental la intervención de la traductora Ana Elena Arazoza Rodríguez, una de las más reconocidas especialistas cubanas en estas lides.
La presentación del volumen, en la Casa de África, del conjunto de la Oficina del Historiador de la Ciudad, fue iniciada con el recibimiento que hizo su director, Alberto Granados, resaltando la significación de dicho libro para la FIL y para la propia institución, ya que la calificó de un acontecimiento cultural relevante.
Acto seguido intervino Yoel Cordoví, presidente del Instituto de Historia de Cuba, quien se refirió al tema de la esclavitud en sentido general en la historia de la humanidad y su peso en las sociedades donde esta tragedia tuvo lugar. Cordoví refirió que el estudio de la esclavitud constituye una de las líneas de investigación de la entidad que dirige, por lo que se le prestó a este libro toda la atención necesaria. Hizo un breve recuento de la evolución de dicha lacra y cómo pocas veces se escucharon voces que la denunciaran desde dentro.
Ana Elena Arazoza habló del desafío que representó la traducción del inglés, al tratarse de un idioma envejecido por el tiempo, pero centró su análisis en la carga dramática del testimonio de Mary Prince (1788-1833), al decir que se conocían algunas denuncias de exesclavos hombres, pero, nunca, de una exesclava mujer. Esta novedad le confiere al volumen una importancia capital. En su nota de la traductora, Ana Elena señala que el texto resultante, “… es una traducción cercana al texto histórico original y al contexto linguístico y cultural de la época, condicionada por la dinámica de las estructuras gramaticales y semánticas del relato de Mary Prince, que conserva la espontaneidad, la frescura y la profundidad de su pensamiento vital y religioso surgidas desde la experiencia del sufrimiento de la esclavitud...”.
De hecho, el libro incluye el testimonio de Louis Asa-Asa, un africano que fue capturado por los cazadores de hombres, que eran el punto de inicio del tráfico esclavista. Tanto en uno como en el otro relato, se percibe el horror profundo de aquella abominable experiencia.
Finalmente, Rubén Mendieta, director de publicaciones de Ediciones El Lirio, habló de la gestación del libro, de la importancia de la cooperación entre Cuba y la editorial mexicana para que este tuviese la mayor calidad, y destacó otros aspectos de la historia de Mary Prince.
Citaré un breve fragmento del testimonio de Mary Prince:
Al fin llegó el subastador, el que nos iba a ofrecer en venta como si fuéramos ovejas o ganado, y le preguntó a mi madre quien era la mayor. Ella no dijo nada, pero señaló hacia mí. Él me tomó por una mano y me llevó hacia el medio de la calle y después empezó a darme vueltas para exponerme a la vista de los que iban a participar en la venta. Pronto me vi rodeada de hombres desconocidos que me manoseaban y me examinaban de la misma manera que un carnicero examinaba a un becerro para comprarlo, y que comentaban sobre mis formas y mi tamaño con las mismas palabras ―como si yo fuera una de estas bestias―. La venta en subasta comenzó, al principio ofrecían solo pocas libras, pero gradualmente aumentó hasta cincuenta y siete, y me entregaron al mejor postor. Los que estaban allí dijeron que habían pagado una gran suma por una esclava tan joven.
No hace falta mucha imaginación para entender la carga de perversidad y dramatismo de esa escena, el dolor infinito de la madre, el terror absoluto de la hija separada súbitamente de su familia y subastada, la desolación de entregarla a hombres que harían con la niña Prince cualquier desmán, cualquier atrocidad, pues había dejado de ser una persona para convertirse en una propiedad. En el caso de las mujeres, el paso a la condición de esclava equivalía a una vida de humillaciones y agresiones sexuales, a veces a la separación forzada de los hijos que engendraran en cautiverio, en fin, a una carga más violenta, si acaso esto era posible, que a la de los esclavos hombres.
Con dos textos introductorios, uno a cargo de Miguel Ángel Flores, periodista e investigador colombiano radicado en México, quien señala que, “En el 2013, Mary Prince fue reconocida como Héroe Nacional de Bermudas, y a partir del 2 de agosto de 2020, la isla celebra para esa fecha el Día de Mary Prince”, a la vez que resalta que la edición de Ediciones El Lirio se suma a dicho reconocimiento internacional.
El otro texto, que opera como Prólogo a la primera edición en español del libro, está a cargo de la reconocida historiadora cubana María del Carmen Barcia Zequeira, miembro de número de la Academia de Historia de Cuba y autora especializada en temas de la esclavitud y cuestiones raciales. La doctora Barcia expresa que “La intención del relato es clara: conmover a los súbditos ingleses para que demandaran al Parlamento y al monarca el fin de la esclavitud en sus colonias. Debió, como otros relatos, contribuir a dicho propósito, pues esta concluyó en 1838. El relato de Mary Prince conmueve aún, sus páginas revelan el desamparo cotidiano de una niña que se hizo mujer en medio de inclemencias sin nombre, y lo hizo sin perder la ternura”.
Este libro es un mazazo a la conciencia y sensibilidad humanas, aquella esclavitud desapareció finalmente, en las colonias inglesas primero, mucho más tarde en las españolas, pero nuevas formas de esclavitud perduran todavía en pleno siglo XXI. El testimonio de Mary Prince es una denuncia para todos los tiempos y para cualquier tipo de esclavitud del ser humano. Es una apuesta por la dignidad de la persona. Leer este libro es una ganancia y una estremecedora lección.
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