Un mestizo que firma Ares


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El 2 de septiembre de 1963, nació en el trópico  Arístides Hernández Guerrero. Centrohabanero y mulato, creció como otros tantos, con sorbos de café con leche y cucharadas de congrí, entre aromas de ajo y tabaco, al ritmo sincopado de la hibridez; “escuchando en la radio de su casa a la Aragón y en la voz de su padre (que no era cantante) la trova tradicional cubana, en los carnavales el Bacalao con pan de Irakere y el Guararey de Pastora de Van Van, mientras en sus fiestas de adolescente alternaban la salsa de Oscar de León y Rubén Blades con Kiss y Grand Funk Railroad”.

Primaveras después, tantas como 60,  ya distinguido entre los  “Nikita chama boom” como un reconocido  humorista gráfico e ilustrador, inauguró  entre amigos su exposición “Mestizo”, una muestra de su singular capacidad  de capturar esencias, esta vez sobre su identidad que es la nuestra.

Y no un día  cualquiera, un 8 de septiembre, el  de la patrona (¿matrona?) de Cuba, de la santa mambisa y sincrética;  como el espíritu mismo que delinea y mueve a Ares, libre de atavismos, redondo como un abrazo. Es el impulso que  transfiere  a los dibujos, pinturas e instalaciones que prodigan las paredes de la Galería 23 y 12.

Frente a la puerta, o más bien frente a una frase de García Márquez (“La palabra mestizaje significa mezclar las lágrimas con la sangre que corre. ¿Qué puede esperarse de semejante brebaje?”), nos recibe  un resguardo patriótico, “Azabache para el mal de ojo”,  pieza cubanísima que ha venido circulando en el ciberespacio   y escogida para el  cartel de la muestra. En su reverso el “Escudo”  de bronce y madera  que vimos en su  última muestra en Villa Manuela, Tocar Madera (2018), también con el tema central de la identidad, “la espiritualidad desde distintas aristas: la patria, sus símbolos, la religión…”.

El discurso expositivo  comienza a la izquierda, con ocho cuadros de mediano formato (acuarela  tinta y lápices de colores/cartulina) que tocan el tema de la conquista y  colonización,  del “choque de culturas”  iniciado por Colón. Pero más que una mirada histórica, la de Ares es dialéctica, traslada hacia aquellos tiempos sucesos y objetos  más contemporáneos, como para señalarnos cuántas de aquellas injusticias y violencias simbólicas prevalecen hoy. Una iglesia católica, con su masa demoledora a punto de destruir una pirámide maya, un indio  asfixiado  que consigue gemir  “I can´t brethe” como los   afroamericanos Eric Garner y  George  Floyd, una “niña de napalm” que  huye de las carabelas…

Viñetas incisivas  de lo que iba ser un libro, con dibujos y textos suyos, que ojalá se concretaran un gran día, gracias a un entusiasmado y bien respaldado  editor. Unas de ellas  fue incluida en  el libro "Una vuelta al mundo",  publicado por la Editorial Pamiela, con textos del español  Joseba Sarrionandia e ilustraciones del cubano.

Doblando la esquina,  nos topamos con “Mascaras” y “Fans”, pinturas de mayor formato (acrílico/ lienzo) con la misma operatoria metafórica: un señor trajeado con una inmensa máscara de iconografía precolombina y  unos tótems  indoamericanos  con las modernas camisetas del Barza y el Real Madrid. Trinidad que se completa con “Wifi”, una  ancestral escultura  “conectada” con un móvil a la  postmodernidad. Tres apuntes sobre las manifestaciones de la    colonización cultural.

Como si no le bastara su propia  experiencia cubana,  recién  tuvo el artista la posibilidad de   conocer y vivenciar  el influjo vital de otras mixturas y suculentos contrastes,  otro viaje por cauces inéditos e igual de  fascinante.  A raíz  de la  Residencia artística en Instituto Sacatar  en el estado donde se desarrolla la novela Nuevo Sol, específicamente   en la isla Itaparica. Allí se concibieron y/o se facturaron varias de las piezas expuestas por estos días  en la galería habanera.

“Egungún, Los Ancestros” es una de ellas, la obra más singular de “Mestizo”. Instalación conformada por  libros artes inspirados en los trajes de  una ceremonia de origen africano que lo  impresionaron allá, “por la cercanía con lo ancestral y por la riqueza visual, la fuerza y la cadencia de sus movimientos…”  Diseños  dibujados, predominantemente africanos, pero que se escapan a otra iconografías: americanas, árabes, japonesas… En el centro, un traje en rojo, libro/puerta que guarda un espejo, “una ventana de luz dentro de la oscuridad”.

Le sigue  “Habana 6 am”, un pintado amanecer habanero  o el despertar con un aldabonazo.

Cinco piezas nos  bendicen desde la pared del fondo: “Pachamama”,  “Girasoles para la virgen”,  “Fe”, “Virgen negra” y  “Virgen con alas”. Excepto la primera son inéditas.  La del medio  realizada en Brasil, la última proyectada aquí pero realizada aquí, es la más fresca.  Dos pinturas sobre puertas como las que integraron Tocar madera, dos esculturas  y una pintura sobre lienzo. Diversos acercamientos a la religiosidad que cohabita en Nuestra América, creadas   por un ateo, pero  desde el respeto y la sensibilidad.

Obras todas de hechura exquisita, a lo Ares, que es a la vez “gráfica neohumorística y dibujo serio, pintura de pensamiento y psicoarte, expresión postconceptualista hibridada en código figurativo y plástica que funde poesía, ironía, comunicación para la mente ágil y metáfora”, al decir  del pintor y critico  Manuel López Oliva.  Que comunican de manera placentera, desde el tono satírico,  aristas novedosas  de asuntos cardinales del ser  cubano, nuestroamericano, homo sapiens.   

Con esta compilación temática, como adelantó  la historiadora de arte y esposa del artista Odette Bello, “Ares nos propone revisar la historia y cuestiona los relatos occidentales hegemónicos y civilizatorios… Le interesa también poner de relieve los episodios que se omiten en los macrorrelatos épicos, tal vez por ello hay tantas mujeres como protagonistas de las obras de esta muestra… Nos propone una mirada al pasado que trae implícito el cuestionamiento del presente”.

“Más que una exposición de arte o un homenaje, Mestizo es una herramienta lúdica de comunicación, un ejercicio periodístico sagaz que focaliza temas ´terráqueos´ altamente radioactivos, a nivel local y universal. Ares Mixticius, no es “globo”, es un planeta que yo propongo explorar porque, sin lugar a dudas, hay mucha vida en él”. Así termina  sus reflexiones   para el  catálogo,   la curadora de la muestra Meira Marrero Díaz.

Una invitación  de quien bien sabe los encantos de la suculenta exposición de este mestizo que firma Ares.


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