En muchos lugares del mundo se ha prohibido el acceso con teléfonos móviles, es decir los “celulares”, que hoy en día son mucho más que un teléfono, pues son capaces de tomar fotos de alta definición, grabar audio y video, etc.
La preocupación por la presencia de los “móviles” en espacios públicos donde uno de esos “timbres cómicos” puede destruir la degustación de un delicioso plato, o parar en seco al primer violín de la Orquesta Sinfónica en medio de un solo, es tal que ya se están utilizando unos equipos radioelectrónicos para resolver a pura fuerza el problema.
Atención... están activados los inhibidores de la telefonía móvil, incluso 3G y 4G
La alerta en forma de un bien elaborado cartel, situado junto al depósito de los abrigos en un conocido restaurante de Montreal, Canadá, lo deja bien claro. En la clásica letra pequeña, esa que casi nunca nadie se lee antes de “estar de acuerdo con los términos del servicio” se afirma: “Usted no tendrá que apagar su teléfono ni ponerlo en modo de vibración, porque gracias al equipo bloqueador las señales en las bandas de frecuencias utilizadas por la telefonía móvil quedan totalmente enmascaradas bajo un nivel de ruido radioeléctrico que llena totalmente el área del restaurante”.
¿Inhibidores?... ¿Bloqueadores?
Sí, así de ambas formas se llaman estos equipos que se están instalando en muchas áreas donde se desea evitar el uso de sistemas de telecomunicaciones como la telefonía móvil o las redes inalámbricas (Wi-Fi y similares).
Estos aparatos que no son ni muy complejos ni costosos, son simple y sencillamente generadores de ondas electromagnéticas, de determinada potencia, cuyo rango de frecuencias puede seleccionarse a voluntad, a fin de hacer imposible el empleo de equipos cuyo funcionamiento depende de la recepción de señales radiales.
El sistema opera solamente sobre las señales que proceden de la celda que presta servicio en el área protegida, y no impiden que desde el celular se emitan señales. Pero eso es suficiente, pues los sistemas de comunicaciones requieren tanto recibir lo que emite la torre más cercana o radio base como también se le conoce, asi como enviar desde el teléfono las señales de identificación del número y por supuesto el tráfico saliente sea de voz, textos imágenes, etc.
El uso de los bloqueadores gana adeptos por día, ya que su efectividad es realmente muy alta. Como explicábamos, pueden ser de una simplicidad y bajo costo sorprendentes, o diseñarse con una complejidad tecnológica grande para bloquear selectivamente por áreas.
He aquí ahora algunos ejemplos de casos típicos acerca del uso de los llamados “Inhibidores Activos”, pues para su conocimiento, los más antiguos de estos sistemas, y por cierto de una efectividad altísima, son los “Pasivos”.
Un restaurante ubicado en los dos últimos pisos de una torre de telecomunicaciones, que ofrece, además de sus exclusivos y carísimos menús, el disfrute de una vista panorámica rotativa, muestra a la salida de los ascensores un letrero en el que se afirma lo siguiente:
“No es necesario que usted apague su celular y tampoco podrá conectar su computadora a redes Wi-Fi... Para que usted disfrute de su estancia aquí, tenemos el área del restaurante protegida con dispositivos inhibidores de servicios inalámbricos”.
Claro que los clientes que asisten al susodicho restaurante por primera vez quedan más que sorprendidos al leer el aviso, mientras que los clientes habituales encuestados opinaron que era realmente excelente el poder disfrutar de al menos un tiempo sin tener que atender llamadas o tratar de conectarse.
Toda nueva tecnología tiene sus pros y sus contras
Pero como es de suponer los llamados “Bloqueadores o Inhibidores Activos” han sido y seguirán siendo objeto de diversas opiniones, muchas de ellas realmente críticas, pues en no pocos casos su utilización indiscriminada implica violar las regulaciones y reglamentaciones sobre el uso del espectro radioeléctrico.
La potencia de transmisión y antenas empleadas por estos generadores de ruido radial, empleados para bloquear las señales de sistemas como los de la telefonía celular, los troncalizados (trunkings, una variante de radioteléfonos para redes privadas) y por supuesto las redes inalámbricas como Wi-Fi, puede causar graves dificultades a usuarios legítimos de esos servicios que estén ubicados a cierta distancia de la llamada “Zona de Exclusión”.
Una revista especializada en NTIC (Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación), publicó hace poco un estudio realizado mediante el empleo de un “Analizador de Espectro”, complejo aparato digital que barre el espectro de frecuencias cuya presencia estos receptores muestran en una pantalla.
Según la publicación se registraron la presencia de ondas portadoras bloqueando el rango de frecuencias en tres bandas empleadas por la telefonía móvil, cuyo radio de acción se extendía a una considerable distancia del edificio, sede de un gran consorcio, donde sus propietarios implantaron el bloqueo de los celulares.
En las bandas de frecuencias empleadas por las redes Wi-Fi, el bloqueo era efectivo a más de medio kilómetros del edificio “protegido”.
Para las autoridades que rigen el uso y controlan el funcionamiento de los equipos que emplean el espectro radioeléctrico, la proliferación de estos “Inhibidores para el bloqueo de señales no deseadas”, se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza, pues detectar su ubicación y proceder por medios legales para que sean apagados resulta bien complejo.
Por el momento, la única forma legalmente aceptable para bloquear las frecuencias empleadas por estas nuevas tecnologías es recurrir a los principios de la teoría del electromagnetismo, y construir en el lugar a proteger una llamada “Jaula de Faraday”, dotada de puertas especiales y cuya eficacia se comprueba colocando en su interior equipos transmisores de cierta potencia, tratando entonces con el analizador de espectro de detectar desde afuera si la “Jaula” tiene fisuras por donde escapan las ondas.
El estudio se completa colocando en el interior de dicha construcción metálica especial el antes mencionado analizador con antenas apropiadas, tratando entonces de detectar si la “Jaula” está aun viva y penetran señales o si se ha logrado el objetivo de bloquear totalmente las ondas.
El empleo de todas estas tecnologías, activas como los inhibidores o pasivas como la “Jaula de Faraday” se extiende por todo el planeta en la medida que extraer información transmitida se ha convertido en una muy valiosa fuente, cuyo costo resulta realmente bajo si se compara con el empleo de otros métodos utilizados por los cazadores furtivos de la información que está presente en lugares donde se toman decisiones o se almacenan datos de gran valor.
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