Casi al empezar el XII Festival Internacional Un puente hacia La Habana –del 26 al 28 de abril, Club 500 y Centro Cultural Mónaco—, los artistas internacionales invitados al evento, sostuvieron un pequeño, pero, intenso encuentro con la prensa nacional en el lobby del Hotel Capri. El cantante español Carlos Torres y la holandesa Jessy Yasmeen, dieron sus impresiones sobre lo que acontecerá con ellos en esta cita musical.
No media el protocolo solemne ni la extrema informalidad, la espontaneidad se apropia del lugar: un sofá los acoge, acompañados de Jorge Robaina, artífice y director general de este evento que por 19 años le ha robado sueños y regalado muchas satisfacciones. La premura es evidente, deben ensayar dentro de breves instantes, pero, resulta válido el intercambio y no escapan a la voracidad de los reporteros presentes.
Carlos Torres se muestra locuaz, a pesar de la visible asechanza de los nervios. Arriba a Cuba por segunda vez, viene a promocionar su nuevo fonograma, un sencillo y por qué no, a retroalimentarse con el amplio y vasto panorama musical de La mayor de las Antillas. El tema, Vivir y reír, está aderezado con ritmos latinos, “ha sido tremendo, la canción está funcionando bastante bien y se escucha en las redes; el mensaje es, como su nombre, vivir y reír, a veces nos olvidamos lo bonito que es eso”, comentó.
Es cultivador del pop-rock, la balada, fusión y otros géneros contemporáneos; también lo autóctono de su país no lo deprecia –el flamenco y otros—, sino, que lo reelabora a partir de su proyección. “Uno va caminando en la vida y va encontrándose, estoy cómodo en el pop… la música no tiene una rama definida, hay que dejarse llevar, en la diversidad está lo bonito”, señaló. Interpretará baladas, abrirá con la canción “A que no me dejas”, de Alejandro Sanz y, por supuesto, música flamenca a guitarra.
Es obvio referirse a su participación en el concurso La voz de España –en los breves minutos de permanencia en hotel, fue identificado por una chica—, del cual fue finalista, “gracias a La voz me conoció España, parece que fue ayer; fui a ese programa a dejarme ver, pero, a dejar ver los sentimientos del cómo yo canto, llevaba varios años cantando a nivel local por varios pueblos y mi ciudad, Sevilla, a nivel nacional no”, dijo.
Mientras, Jessy Yasmeen, portadora de una mezcla genética que a las claras concurren en su belleza física –hija de padre holandés-venezolano y madre surinamesa—, trabaja la fusión, mezclada con el soul y otros géneros muy de ahora en Holanda. Le vienen referentes como el góspel, música espiritual, el jazz, la música latina –creció en medio de ellos—, “quise incorporarlo en mi música, en Holanda hay mucho pop, tecno, alternativa; lo fusiono todo porque me llega al corazón”, subrayó.
Y como de latina tiene, los latinos somos bastantes atrevidos, por lo que sorprenderá al público que vaya a verla con algunos temas cubanos cantado a su manera. Trae parte de su nuevo álbum para interpretar. La artista recaudó fondos para una donación de implementos escolares –libretas, bolígrafos, lápices de colores, etc. — a la Escuela Primaria Orlando Pantoja, donde estudia un primo de ella, también en comunidades.
Expectativas para ambos con esta participación en Cuba, muchas y válidas. Para Carlos Torres, “este proyecto de Un puente hacia La Habana, va a dar mucho que hablar, considero que es serio y muy divertido, de compromiso con la música, para mí dará frutos buenos”, aseguró. A la joven Yasmeen le resulta un escenario “súper amigable y abierto”, dijo. Estuvo en Cuba el año pasado en vista familiar y la gente le resultó súper amigable, le han pedido que regrese y eso ha hecho.
Bienvenido Un puente hacia La Habana, devenido “pasarelas culturales que erosionan de manera positiva tu forma de ver objetivamente, modifican valores éticos y estéticos y, sobre todo, permiten un nicho de relación con artistas que en algún momento compartieron camerino”, concluyó Jorge Robaina.
Fotos cortesía del autor
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