La celebración de un cumpleaños entre amigos y familiares resulta un hecho en extremo cotidiano y universal, este es el contexto que emplea el escritor Christos Tsiolkas, en su libro, que sirvió de base a dos versiones de una miniserie de televisión The Slap (La Bofetada), la primera realizada en Australia, en 2011, y la segunda estrenada este propio año y producida por la cadena norteamericana NBC.
Recién vista en Cuba en el espacio Arte Siete, la versión norteamericana de la serie de ocho capítulos comienza en una fiesta familiar en la que un niño recibe una bofetada de un adulto por una desobediencia sin control, lo que desencadena un serio conflicto entre el núcleo de amigos y familiares. Los padres permisivos, que no ponen límites a un pequeño niño y simplemente, lo dejan hacer con una concepción de que esto le afianzará una personalidad liberadora, frente a un adulto, conservador, de carácter fuerte y con algunas inclinaciones hacia actitudes violentas. ¿Quién tiene la razón? El círculo se fragmenta, algunos apoyan a los padres del niño que magnifican el hecho, mientras otros reconocen al chico como insufrible, no obstante identifican “la bofetada” como un verdadero extremismo. Cada capítulo da la visión de uno de los integrantes del grupo, desde su perspectiva, y maneja las características personales y las problemáticas que los rodean.
La dramaturgia toma como eje ¿hacia qué posición te inclinas?, a partir de que los padres del niño hacen la denuncia del hecho y el litigio llega a tribunales. Si consideramos que todos integran un grupo “de íntimos”, la situación incide en sus vidas privadas. La crítica consideró la versión australiana como de grandes valores humanos, y la norteamericana, que cuenta en su nómina con un elenco de gran alcance encabezado por figuras como Zachary Quinto y Uma Thurman, no se queda a menos y logra en estos pocos capítulos poner sobre el tapete problemáticas tan importantes en el mundo de hoy como: la infidelidad, el alcoholismo social, el aborto, la violencia de género, la homosexualidad y la inmigración.
En mi opinión, la serie además de los valores dramatúrgicos, al llevar a un guión de televisión un texto con algunas complejidades en el entramado de sus personajes, y hacerlo con soluciones muy efectivas, escoge a ocho implicados para mostrar la historia desde sus perspectivas personales. Las actuaciones, por otro lado están muy equilibradas, y logran perfilar muy bien el espacio que ocupan en la obra. Poder ver La Bofetada, a pocos meses de su estreno, ha sido una muy buena opción para la teleaudiencia nacional. Sin embargo, haber podido disfrutar de esta producción audiovisual nos ha llevado también a reflexionar sobre un tema al que en los últimos tiempos se le han dedicado muchos espacios de reflexión, tanto en la prensa escrita como en la televisión: la calidad y permanencia de las telenovelas de factura nacional y las posibles opciones que pueden resultar para, con humildes presupuestos, hacer producciones de calidad.
Una vez más un guión sólido, que puede partir de un hecho cotidiano, de un suceso quizás hasta trivial para muchos, puede desencadenar un guión bien estructurado en su trama y sus subtramas como es el caso de La Bofetada. Solo en ocho capítulos y sin perder un eje central, se muestran las sicologías de estos ocho personajes y sus puntos de vista frente al hecho, de acuerdo a sus fortalezas y debilidades. Para el empeño el guionista y el director de la serie escogieron un reparto de altos quilates, en mi opinión, las actuaciones son decisivas para llevar a buen término una historia conformada en la profundidad de los diálogos, a partir de las problemáticas de sus personalidades.
En los últimos años la Televisión Cubana ha realizado algunas telenovelas con una estructura parecida, aunque su duración ha sido de muchos más capítulos. Dirigida por Jorge Alonso Padilla y Ernesto Fiallo, con guión de Freddy Domínguez, Bajo el mismo sol, en su primera temporada, Casa de Cristal, narra la historia de la reinserción a la sociedad de tres ex reclusas, mientras en las dos restantes temporadas, tituladas La Soledad y El Desarraigo, se abordan estos temas con personajes que habían sido secundarios en la primera, y pasan a ocupar los protagónicos dentro de estas otras facetas de la historia. Ya se había experimentado con La cara oculta de la luna, también con guión de Freddy Domínguez, concebida a partir del relato de varios personajes contagiados con el VIH (virus del SIDA) en situaciones muy diversas.
Sin lugar a dudas, los temas sociales que afectan al individuo y tienen alcance universal, aunque por supuesto tengan los contextos de los países donde se realizan, son muy bien recibidos por la teleaudiencia, porque en cada uno de ellos se ven reflejados o a algún conocido de su entorno. En las investigaciones realizadas a nivel mundial, se ha reconocido que los altos índices de teleaudiencias en los dramatizados se corresponden con la cercanía de los argumentos a las problemáticas del hombre común. Ya la experiencia se ha dado en Cuba con resultados significativos, quizás con producciones más abarcadoras. La Bofetada (The Slap) puede ser un camino a seguir para mantener en pantalla producciones nacionales en las que nos reconozcamos por las situaciones comunes y en las que se puedan centrar los recursos para lograr mayor calidad.
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