“Ser cubanos dignos implica, en primer lugar, llevar en el corazón
la doctrina del hombre sincero de donde crece la palma, nuestro maestro”
(De la Declaración Final del primer congreso de la FEEM)
“Estoy seguro de que el trabajo de la organización será triunfador,
porque cuenta con la colaboración y la fuerza de los estudiantes de toda la nación”
Jorge Aldereguía Henriques
(Entrevista para el periódico Granma el día 29 de enero de 1971)
En diciembre de 1970 se anunció oficialmente el surgimiento de una nueva organización estudiantil en el país, la Federación Estudiantil de la Enseñanza Media o, simplemente por sus siglas, la FEEM. El fracaso de la Zafra de ese año provocó una conmoción en la dirección de la Revolución (y en todo el país) y entre un grupo de medidas para dinamizar la marcha del proceso revolucionario estuvo la de fortalecer y cambiar radicalmente las organizaciones estudiantiles. De tal forma, la UJC-FEU dio paso a una Federación Estudiantil Universitaria más independiente y la FEEM reemplazó a las Brigadas Estudiantiles José Antonio Echavarría, las BEJAE (estas, a su vez, habían sustituido con anterioridad a la UES, Unión de Estudiantes Secundarios), que hasta ese momento agrupaban a los estudiantes de la enseñanza media y media superior del país. La idea de que la nueva organización supliera a la precedente estaba animada, además, por el hecho de que fuera más autónoma con relación a la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) y más democrática en su funcionamiento interno. Los dirigentes de las BEJAE, para poner un ejemplo, no eran elegidos por los estudiantes, sino que eran designados a dedo por la UJC.
Los recuerdos que tengo de aquellos días y que ahora escribo en este artículo, tienen la hechura del testimonio, pues fui de los miles de estudiantes de preuniversitario que salimos a las calles a festejar el nacimiento de la FEEM. Durante años, el logotipo que distinguió a la organización fue un graffiti o pintada tomada de un muro en los días de su surgimiento, lo que dio muy bien la idea de frescura de lo nuevo que surgía. Me encontraba entonces cursando el último grado de preuniversitario en el instituto Saúl Delgado, del Vedado y fui elegido presidente de la FEEM del mismo, en las primeras elecciones que se hicieron, de manera que mi vínculo con la organización estuvo signado por la pertenencia efectiva desde la base y la participación, posteriormente, en los congresos regionales, provincial y el congreso nacional, donde se certificó la creación de la FEEM.
En la prensa cubana de diciembre de 1970 había un grupo de temas que acaparaban la atención de los lectores: la victoria cubana en la Serie Mundial de Pelota (con un juego final contra el equipo norteamericano que ganó el nuestro de manera electrizante), el inicio de la zafra de 1970-71, la guerra de Viet Nam, que ya se encaminaba hacia la victoria de los vietnamitas contra el agresor Estados Unidos, la lucha de los Montoneros en Argentina, el vuelo del cohete Luna-17, contentivo del aparato de exploración Lunajod-1, un artefacto fruto del desarrollo tecnológico soviético en su ardua competencia por el dominio del cosmos, las noticias sobre el desempeño del gobierno de la Unidad Popular en Chile y otras más de la actualidad nacional e internacional. Entre aquellas, se insertó el 12 de diciembre el anuncio del comienzo de los procesos de base de la FEEM en la provincia de Las Villas, una de las primeras en organizarse. En enero, las noticias sobre la organización de la FEEM, de abajo hacia arriba, pasaron a la primera plana del Granma y el 8 de enero se anunciaba la realización de los plenos provinciales y el congreso nacional para los días 27 y 28 del mes. Luego, en los diarios de los días siguientes, aparecieron las noticias del congreso.
Recuerdo con agrado aquellos momentos, pues todo fue muy juvenil y estudiantil y el congreso constituyó una fiesta para los jóvenes que participamos en su organización y realización. Del congreso constituyente de la FEEM surgió una dirección nacional, de 41 miembros, presidida por el estudiante del preuniversitario de Marianao, Jorge Aldereguía Henríquez[1], quien era el joven que, por sus notas académicas, participación en las tareas estudiantiles y capacidad de liderazgo, lo merecía sin duda alguna. También por su calidad humana. El discurso que pronunció el día final del congreso, mostró otra de las características del Yoyo (como le llamábamos los amigos y familiares a Aldereguía), pues fue brillante y dicho de manera natural, sin leer un papel, allí esbozó con inteligencia un grupo de ideas que venían muy bien para identificar a la nueva organización. Esa noche final del congreso, Yoyo fue aclamado y levantado en hombros por los delegados (una imagen del periódico Granma muestra ese momento). Desde el mismo arranque, Aldereguía le dio una impronta personal al funcionamiento de la organización.
Los delegados al congreso aprobaron una Declaración Final en la que se proclamaban deudores de la historia revolucionaria del país y se comprometían a ser mejores estudiantes en el futuro inmediato. La dirección del sector educacional del país estuvo presente esa noche en la presidencia. Jaime Crombet, primer secretario de la UJC nacional, clausuró el congreso.
El día 29 el periódico Granma reflejó en primera plana y en interiores la culminación del proceso organizativo y constitutivo de la FEEM y acompañó los artículos sobre el evento con la Declaración Final y varias imágenes de Aldereguía, así como una síntesis de su breve biografía juvenil.
Tuve el honor de integrar ese primer Consejo Nacional y me ocupé, en lo que restó del curso 1970-71, de la creación de una revista de la organización y de otras tareas organizativas que en el año fundacional fueron realmente muy intensas y que hube de simultanear con los exámenes para graduarme del pre.
La participación en la Zafra de 1971 del contingente estudiantil de La Habana, organizado por la FEEM, en campos de caña de la provincia de Matanzas, fue la tarea más exigente de esos comienzos. Recuerdo que el trabajo en los cortes de caña del contingente fue duro (como puede serlo para cualquier joven de la ciudad, no habituado a esas faenas agrícolas, y en realidad para cualquiera: cortar caña es una actividad en extremo difícil y agotadora), pero después de cuatro intensos meses logramos altos índices de corte para las metas que nos puso el central para el cual trabajábamos. Podía decirse que, después del congreso constitutivo, fue ese período de zafra la gran tarea de la FEEM en su primer año de vida, al menos para los estudiantes de preuniversitario.
Hoy 6 de diciembre se cumplen 50 años del anuncio del surgimiento de la organización estudiantil, la que, desde entonces, ha movilizado a los adolescentes y jóvenes del país en aras de realizar sus tareas escolares y otras de índole político.
Nota:
[1] Jorge Aldereguía Henríquez falleció el 20 de agosto de este año pandémico, producto de una repentina enfermedad. Contaba al morir con 67 años recién cumplidos. Yoyo fue un verdadero ejemplo dentro de su generación. Posterior a su graduación de médico tuvo una sobresaliente carrera científica, fue autor de 15 libros de medicina y cumplió diversas tareas en el área de la administración de salud. Recibió numerosos reconocimientos por su extraordinaria vida revolucionaria. Fue el mejor joven de su generación. Para mayor información sobre Aldereguía ver el periódico Juventud Rebelde (edición digital) y el sitio Cubadebate, del 21 de agosto de este año.
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