La televisión cubana anuncia una renovada programación de verano. Hay nuevos programas de participación, nuevas series cinematográficas, un programa humorístico, dramas, música popular, los deportes de la estación y producciones cinematográficas más variadas. Vuelve Sonando en Cuba y nuevos episodios de Tras la huella. Hay estrenos de dibujos animados y un programa especial, en horario estelar nocturno, con La Colmenita. Sin dudas, un gran esfuerzo por brindar entretenimiento a la familia cubana durante el período de vacaciones escolares, que no depende del transporte público ni implica gastos adicionales.

Sin embargo, seguimos sintiendo la falta de coordinación entre el ICRT y el Ministerio de Cultura en cuanto al aprovechamiento del enorme potencial que posee el Ministerio de Cultura, desde la música y la danza, hasta las artes escénicas, incluyendo las circenses.

Pienso en la Orquesta Sinfónica Nacional y las demás sinfónicas de provincias, en las bandas de música, en las agrupaciones corales, en las orquestas y grupos de música de cámara, en los solistas de piano, guitarra y otros instrumentos. Pienso en nuestro teatro lírico y los de Holguín y Pinar del Río,

Y en cuanto a grupos danzarios, desde el Ballet Nacional, hasta el Conjunto Folklórico Nacional, el Ballet de Camagüey, el Ballet español, Lizt Alfonso, Acosta Dance, Danza contemporánea, Irene Rodríguez y decenas de excelentes grupos más.

En cuanto a teatro dramático existe una variedad de grupos con excelentes actores con los que se puede programar una presencia de alto nivel en las pantallas.

Y el circo, de calidad reconocida internacionalmente, merecería una presencia adecuada en este verano. En tiempo de mi adolescencia, todos los domingos por la mañana había una función de Circo en Televisión que tenía gran audiencia.

La propia cinemateca del ICAIC podría aportar materiales de primera calidad, clásicos como Chaplin, que las nuevas generaciones conocen más por referencias que por haber visto sus películas.

Pienso que sería interesante una serie televisiva de visitas a nuestros museos, que fueran como visitas dirigidas. Hay material para mucho, como lo hay para nuestros sitios patrimoniales. Y, vale la pena probar, un espacio para la poesía, con buenos declamadores.

Son sólo algunas ideas para pensar en ellas y, seguramente, hay instituciones como la Casa de las Américas o la UNEAC que podrían aportar iniciativas para educar y deleitar al mismo tiempo.

Una mayor colaboración entre el ICRT y el Ministerio de Cultura sería algo altamente gratificante.