Imprescindible, como su literatura, resultaba en esta Feria del Libro un homenaje a Eduardo Galeano. El chino Heras León —el otro Eduardo—, dejó caer este domingo sobre los presentes una certeza: Eduardo Galeano está con nosotros. No se ha ido. No se irá nunca. Una vez claras las cosas, y con imágenes del autor uruguayo en Casa de las Américas, inició una tarde donde se habló durante horas del hombre y del escritor.
Tres temas para tres paneles, reunieron en la sala de presentación de La Cabaña que lleva su nombre a intelectuales y amigos, para leer fragmentos de Memorias del fuego, Las palabras andantes o El libro de los abrazos, y contar anécdotas y respirar, en definitiva, buena literatura.
Galeano y los jóvenes, Galeano y la vida y Galeano y yo, fueron los paneles que dieron vida al homenaje. En el primero, jóvenes egresados del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso, hablaron acerca de sus aproximaciones a la obra del escritor. Entre ellos Dazra Novak y Rafael José Rodríguez. Hermoso preámbulo a las charlas que ofrecieran, durante el segundo, Rafael Grillo, Laidi Fernández de Juan y Reinier González, acerca de las relaciones del uruguayo con el periodismo, las mujeres y el fútbol. Tres de sus obsesiones.
El tercer panel, Galeano y yo, quiso llevar hasta La Cabaña fascinantes anécdotas suyas contadas por sus amigos. Germán Piniella, el propio Heras León, Mario Delgado Aparaín, Fernando Butazzoni y Rafael Courtoisie hablaron entonces de hermosas amistades con un Eduardo “que tenía sus distancias y una capacidad enorme para manejar sus silencios”, dijo este último.
Sellaron el homenaje las presentaciones de los textos Espejos, una historia casi universal y El tigre azul y otros artículos. El primero resulta ser una “brevísima” y hermosa historia de la civilización humana, conformada por cerca de 600 relatos; mientras que el segundo reúne artículos escritos por Galeano que, aun leídos 40 años después, gozan de una vigencia asombrosa, aseguró Heras León.
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