Es la primera vez que participo en la Bienal de la Habana y para mí es un honor, aseguró el artista cubano de la plástica Nelson Villalobos, al destacar que el evento llega en esta ocasión con otra carga, otras contradicciones, pero sin duda alguna, sigue siendo un hecho cultural importantísimo.
Foto Juan Carlos Borjas
El pintor, dibujante, escultor y serígrafo, nacido en la provincia de Cienfuegos, subrayó que la bienal tiene su lógica, su devenir, devenir que está relacionado con las otras 13 bienales que se han hecho.
Villalobos, graduado del Instituto Superior de Arte, consideró desde su vivencia personal que la mayoría de los artistas cubanos que tienen resonancia mundial han salido de las bienales.
Siempre he pensado, dijo, que todo lo que se haga a favor del arte ya sea en una galería, desde la calle o desde cualquier institución, funciona.
Foto Juan Carlos Borjas
El arte es intransferible
Al referirse a lo que nunca puede perder de vista un artista, bajo ninguna circunstancia señaló: la inocencia. “Si pierdes la inocencia, pierdes el niño, pierdes el sentido del ser y te conviertes en otra cosa”.
Si tu traicionas eso, no hay nada que hacer, se pierde esa parte esencial que va en uno, con una sinceridad tremenda, el arte es algo instransaferible, lo que tú haces no lo puede hacer otro, aseveró.
En nuestro breve recorrido por ese universo infinito que es el arte puntualizó que las obras están hechas para que el espectador termine en ellas, que decodifique, que saque sus propias conclusiones, se sienta conmovido.
Foto Juan Carlos Borjas
De lo particulara lo general
Más en detalle, precisó en referencia a su obra, que le interesa que cada pieza tenga emoción, esa emoción es la suya como creador, como percibe el mundo, eso es libre de interpretación, a veces, uno mismo no es consciente de donde sale tanta información.
En tal sentido agregó que busca cierto misterio, cierta atmósfera. Mi identidad es abierta, tengo una mezcla, por eso me apropio de muchos símbolos que están en el hombre, la naturaleza, me aprovecho de la cultura para lograr esa unión, ese ajíaco, como decía Fernando Ortíz, que se da en lo cubano.
“Trabajo por series, cada serie tiene una cantidad de obras. En esta exposición, hay cerca de 30 piezas grandes, pequeñas, chiquitas, lo importante es que aunque todo es un conjunto, cada pieza está en función de lo individual, entonces, para mi es como un libro y cada pieza es un poema, algunos más locales, otros más universales”.
“Yo veo el arte de lo particular a lo general parto de principios de la física cuántica, por eso desde mi forma de expresarme hay tantos fragmentos que componen lo general”.
Creo que no hay nada concluyente, todo va corriendo en el tiempo, no hay nada fijo. Uno va improvisando, la mirada va improvisando, según la lectura por donde empieces el cuadro, todo tiene un recorrido, un orden, una cierta armonía.
Foto Juan Carlos Borjas
Función estética
“Los signos que yo empleo, se utilizan en todas las culturas conocidas, el sol, la luna, la flecha, las espirales, el hombre, los dibujos de las cavernas, aquí está plasmada un poco la historia del arte primitivo, desde una visión contemporánea”.
“En cada fragmento, que he colocado aquí en el Centro Wifredo Lam, hay fragmentos de La Habana, está hecho todo con retazos, cosas con las que yo he trabajado, maderas que he encontrado en la calle, puertas que he ido cortando, todo eso que tuvo una función en un momento determinado, ahora tiene una función estética”.
Foto Juan Carlos Borjas
“La gente va encontrar un recorrido por una fusión de culturas, cada obra en este espacio tiene un sentido. Los espacios siempre hacen nacer mi obra, yo no impongo la obra, es el espacio el que me la nombra”.
Teniendo el arte como principal motor impulsor, artistas como Nelson Villalobos, que han representando a Cuba en otras latitudes, vuelven a sus raíces una y otra vez para seguir creciendo no solo como creadores, sino también como seres humanos.
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